Turismo

Museo Olímpico de Colorado, visita obligada para fans del deporte

Tras competir en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, Louis Zamperini renunció a una prometedora carrera deportiva como corredor de atletismo para luchar en la Segunda Guerra Mundial. El bombardero que tripulaba se estrelló, cayó al Pacífico y fue tomado como prisionero de guerra por Japón.

Fue declarado muerto en combate pero para grata sorpresa de su familia cuando el país asiático se rindió en 1945, fue puesto en libertad. Se cree que su condición de olímpico le eximió de la muerte en el campo de prisioneros de guerra japonés.

La historia de Zamperini es una de las muchas que se exponen en el recientemente inaugurado museo dedicado a los atletas estadounidenses olímpicos y paralímpicos.

Ubicado en Colorado Springs, a pie de las Montañas Rocosas, cuenta con 18.000 m2 y según las autoridades turísticas locales se trata del único museo sobre la historia olímpica estadounidense que carece de barreras que limiten el acceso a personas con discapacidades.

Los visitantes pueden disfrutar del Salón de la Fama en el que se exhiben objetos reconocibles por muchos aficionados al deporte,  como el famoso coletero blanco de la gimnasta dos veces ganadora del oro olímpico, Shannon Miller, además de innumerables medallas de otros exitosos atletas.

De quien no hay ni rastro en el museo es de la olímpica y polémica patinadora artística Tonya Harding, cuya vida ha sido llevada al cine protagonizada por la actriz Margo Robbie.

Aquéllos de la familia que no estén tan interesados en la historia deportiva pueden aprovechar para disfrutar de los espectaculares paisajes circundantes al museo.

La autoridad de parques nacionales estadounidense califica al Monumento Nacional del Colorado como uno de los mejores paisajes del oeste de Estados Unidos. Y no le falta razón.

El altiplano fue moldeado durante millones de años por la erosión y desciende abruptamente hasta el río Colorado.

El tour de unos 37 kilómetros del camino denominado Rim Rock Drive es una forma fácil de disfrutar del espectáculo. Las increíbles vistas lo tentarán de continuo a interrumpir el viaje y bajar del coche para admirar, por ejemplo el panorama desde el mirador del cañón Ute.

Por último, los numerosos senderos conducen a increíbles formaciones rocosas, entre las que destaca el renombrado Monumento a la Independencia, de 135 metros de alto.

dpa

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