Manglares del Caribe con diversidad en riesgo
Aunque en el Caribe colombiano estos ecosistemas se caracterizan por tener cinco especies dominantes, se encontró que sí existen diferencias en las estructuras y en la forma como se agrupan dichas especies, aunque la mayoría ha tenido intervención humana.
Así lo explica Denisse Viviana Cortés Castillo, candidata a doctora en Biología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien agrega que, en el aspecto florístico, las especies dominantes en los manglares del Caribe colombiano son Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa, Conocarpus erectus y Pelliciera rhizophoreae.
“Cuando las personas se refieren a los manglares piensan que entre ellos no hay mucha diversidad porque solo dominan estas cinco especies; pero no es así, pues la estructura que manejan y la forma en que se agrupan es distinta y le da un valor agregado a cada uno de los manglares”, amplía la investigadora Cortés.
El objetivo del estudio fue caracterizar florística y estructuralmente los manglares y la vegetación acuática que les sigue en la serie, y además hacer un análisis del estado de conservación con base en la información de composición florística y estructural recogida en campo.
Para esto, los investigadores trabajaron en Antioquia, en el golfo de Urabá (municipio de Turbo), en los sectores de bahía El Roto, bahía Candelaria y la ensenada de Rionegro. En Córdoba se hicieron visitas de campo en la bahía de Cispatá y en la desembocadura del río Sinú (Boca Tinajones).
En Sucre visitaron la ciénaga de la Caimanera; en Magdalena, la Ciénaga Grande de Santa Marta y el Parque Nacional Natural Tayrona. Por último, en La Guajira hicieron levantamiento de información en los municipios de Dibulla, Riohacha, Manaure y en bahía Portete.
Refugios de fauna
Los manglares son importantes por los múltiples servicios locales que ofrecen, como la pesca y la extracción de recursos como la madera, además de servicios regionales como la regulación del clima, la captación de CO2 y la protección de la línea de costa, para que el mar no erosione el continente.
Así mismo sirven como refugio para una gran diversidad de fauna pues los peces desovan allí, es decir que son como una sala-cuna para estos animales, por lo que las afectaciones al manglar también perjudican especies que son importantes comercialmente para las comunidades costeras.
Pese a esto –explica la investigadora Cortés–, se encontró que todos los manglares estudiados han tenido algún tipo de intervención humana; por ejemplo al analizar la distribución de los diámetros de los troncos se evidenciaron tamaños ausentes, lo que significa que han sido talados.
“En bosques naturales sin intervención sería factible encontrar troncos de todos los diámetros; sin embargo en los manglares que se estudiaron faltan categorías diamétricas, especialmente las más grandes o de buen porte”, puntualiza.
Las personas de las comunidades suelen talar los árboles, en especial de Rhizophora mangle porque es el más abundante del Caribe y tiene buena madera, llamativa por su color rojo, valiosa porque no la afectan plagas como el gorgojo y no se pudre porque es resistente al agua. Por esto siempre extraen los troncos gruesos para usarlos en construcciones.
En el estudio se encontró que en La Guajira están ubicados los manglares más deteriorados, como el sector llamado la Laguna Salada, que ahora es un parche de bosque muy pequeño y aislado dentro de Riohacha. Allí descargan las aguas residuales de las comunidades cercanas y se perdió la conectividad con el río y con el mar, por lo que sus aguas se han salinizado.
Las obras civiles también han generado impactos negativos, como la carretera construida en la Ciénaga Grande (Santa Marta), que afectó las actividades de sostenimiento de varias comunidades que se dedicaban al comercio de ostras y mejillones. Debido al aumento en la salinidad, estos animales desaparecieron y las personas se vieron obligadas a cambiar su economía para talar el Rhizophora mangle antes de que muriera.
Para evitar que el estado de conservación de estos ecosistemas se deteriore es importante contar con la participación de la comunidad local, ya que esta puede jugar un papel determinante en el éxito de los procesos de restauración de estos ambientes. Esto ha funcionado muy bien en los departamentos de Córdoba y Sucre, en donde las personas regulan las actividades de tala y pesca.
Toda la información obtenida en la investigación servirá como herramienta para analizar la condición actual de los manglares, detectar los cambios que se vayan generando e identificar la causa. Así mismo se podrán hacer interpretaciones adecuadas sobre la historia de estos ecosistemas con estudios de paleoecología que den datos sobre el pasado de los manglares en el litoral Caribe.