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Invertir en maestras y líderes escolares es clave para mantener en las aulas a las niñas de África

Por: Maina Waruru

NAIROBI / ADDIS ABEBA – Invertir en maestras y líderes escolares en África es el factor más importante para promover las oportunidades educativas de las niñas, mantenerlas en la escuela y acabar con el matrimonio infantil, reduciendo en última instancia la desigualdad de género a través de la educación.

Contar con más maestras en las escuelas y con un mayor número de ellas al frente de los centros es aún más importante para mantener a las niñas en la escuela más allá del nivel primario y ofrecerles modelos que las motiven a seguir aprendiendo.

Aunque el bajo nivel educativo de las niñas y el matrimonio infantil son profundamente perjudiciales para ellas, sus familias, sus comunidades y sus sociedades, las inversiones en profesoras y líderes escolares también son clave para acabar con la falta de aprendizaje, identificada como la principal causa de abandono escolar de las niñas, además de los factores tradicionales, incluidos los sociales y culturales.

A pesar de que los datos muestran que menos de una quinta parte de los profesores de secundaria, por ejemplo, son mujeres en muchos países africanos, y la proporción de mujeres líderes escolares es aún menor, se ha demostrado que las profesoras mejoran el aprendizaje de los alumnos y la permanencia de las niñas más allá de la escuela primaria y el primer ciclo de secundaria.

Por ello, hay que dar mejores oportunidades a las maestras y a las líderes escolares para aportar beneficios adicionales a la educación de las niñas, ya que las mujeres suelen permanecer más tiempo en la docencia, según un informe de las Naciones Unidas y la Unión Africana.

Según el informeEducating Girls and Ending Child Marriage in Africa: Investment Case and the Role of Teachers and School Leaders (Educar a las niñas y poner fin al matrimonio infantil en África: el caso de las inversiones y el papel de las maestras y las líderes escolares), la falta de lo anterior ha provocado un alto índice de abandono escolar.

Esa deserción se traduce en un bajo nivel educativo, una mayor prevalencia del matrimonio infantil y un mayor riesgo de maternidad precoz para las niñas de toda África .

«Aumentar las inversiones en la educación de las niñas reporta grandes beneficios económicos, además de ser lo correcto. Para ello es necesario intervenir en favor de las adolescentes, pero también hay que empezar por mejorar el aprendizaje fundacional mediante una mejor enseñanza y liderazgo escolar», señala el documento presentado en la primera Conferencia Panafricana sobre la Educación de las Niñas y las Mujeres, que se celebró del 2 al 5 de julio en Addis Abeba, la capital de Etiopía.

La falta de un aprendizaje fundacional es una de las causas principales del abandono escolar en primaria y secundaria inferior, según el documento, que señala además que, si bien los profesores y los directores de escuela son fundamentales para ello, también se necesitan nuevos enfoques para la pedagogía y la formación de profesores y directores de escuela.

«Por el contrario, la mejora del aprendizaje básico beneficiaría a una mayor proporción de niñas (y niños) y también podría tener sentido desde el punto de vista de la relación coste-beneficio», añade el documento.

Los padres de 10 países francófonos que respondieron a las encuestas de hogares citaron la falta de aprendizaje en la escuela -la ausencia de enseñanza a pesar de que los niños asisten a clase- como causa del abandono escolar de sus hijos, lo que representa más de 40 % del abandono de la escuela primaria tanto de niñas como de niños, revela además.

La falta de aprendizaje, achacada a la ausencia de profesores, es responsable de más de un tercio de los abandonos en el primer ciclo de secundaria, lo que significa que la mejora del aprendizaje podría conducir automáticamente a un aumento significativo de los logros educativos de niñas y niños por igual.

«Para mejorar el aprendizaje, los análisis de las evaluaciones de impacto y de los datos de evaluación de los alumnos sugieren que los profesores y los líderes escolares son fundamentales», es una conclusión de la encuesta.

También, añade, «se necesitan nuevos enfoques para el desarrollo profesional, incluso mediante una pedagogía estructurada y una formación que haga hincapié en la práctica».

«Los profesores también deben estar mejor formados; las encuestas de hogares de 10 países francófonos sugieren que solo un tercio de los profesores de primaria tienen un diploma de enseñanza postsecundaria», lamenta la encuesta realizada en 2023.

Pide «mejores oportunidades» para las maestras y directoras de escuela, señalando que esto aportaría beneficios adicionales, ya que las mujeres también tienden a permanecer en la enseñanza durante más tiempo en comparación con los hombres.

Además se necesitan mejores normas profesionales y marcos de competencias para que la profesión docente resulte más atractiva y tenga más en cuenta las cuestiones de género, según el informe, que revela que los países aún no han «considerado la docencia como una carrera profesional» y carecen de una definición clara de las competencias necesarias en los distintos niveles de la profesión.

En toda el África subsahariana, poco más de dos tercios de las niñas terminan la enseñanza primaria y cuatro de cada diez terminan el primer ciclo de secundaria, explica el estudio elaborado por Quentin Wodon, Chata Male y Adenike Onagoruwa para el Centro Internacional para la Educación de las Niñas y las Mujeres en África (AU/Cieffa), dependiente de la Unión Africana y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En el mundo, según los últimos datos del Instituto de Estadística de la Unesco, nueve de cada 10 niñas completan su educación primaria y más de tres de cada cuatro completan el primer ciclo de secundaria en todo el mundo.

Pero esos porcentajes son muchos más bajos en África subsahariana, donde algo más de dos tercios de las niñas -69 % frente a 73 % de los niños- completan su educación primaria, y cuatro de cada 10 niñas -43% frente a 46% de los niños- completan el primer ciclo de secundaria.

Según la Unesco, proporcionar a las niñas y a las mujeres oportunidades adecuadas de educación podría tener grandes repercusiones positivas en muchos resultados de desarrollo, como el aumento de los ingresos y del nivel de vida de las familias, la erradicación del matrimonio infantil y de la maternidad precoz, la reducción de la fertilidad, la salud y la nutrición, y el bienestar, entre otros.

Señala que las ganancias obtenidas en ingresos son sustanciales, especialmente con la educación secundaria, señalando que las mujeres con educación primaria ganan más que las que no tienen educación, «pero las mujeres con educación secundaria ganan más del doble, mientras las ganancias con la educación terciaria son aún mayores».

Cada año adicional de educación secundaria para una chica podría reducir su riesgo de casarse de niña y de tener un hijo antes de los 18 años.

«La educación secundaria universal podría prácticamente acabar con el matrimonio infantil y reducir la maternidad precoz hasta en tres cuartas partes. En cambio, la educación primaria en la mayoría de los países no conduce a grandes reducciones del matrimonio infantil y la maternidad precoz», declara.

Las organizaciones vinculadas a la Unión Africana y a la Unesco defienden enérgicamente la importancia de la educación secundaria para las niñas, explicando que la educación secundaria universal también tendría beneficios para la salud, incluyendo el aumento de los conocimientos de las mujeres sobre el VIH/sida en una décima parte.

Además, la mayor educación aumenta la toma de decisiones de las mujeres sobre su propia atención sanitaria en una cuarta parte, ayudando a reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años en un tercio, y la reducción potencial del retraso en el crecimiento de los niños menores de cinco años hasta en 20 %.

Adicionalmente, la educación secundaria pone fin al matrimonio infantil y podría reducir la fecundidad -el número de hijos que las mujeres tienen a lo largo de su vida a nivel nacional- en un tercio de media, ralentizando el crecimiento de la población y permitiendo a los países beneficiarse del «dividendo demográfico».

Otros beneficios son la reducción de la violencia «dentro de la pareja», el aumento de la toma de decisiones de las mujeres en el hogar en una quinta parte y la probabilidad de registrar a los hijos al nacer en más de 25 %.

Para remediar la crisis, es necesario mejorar el atractivo de la profesión docente como medio de conseguir que más mujeres se dirijan a las escuelas, declaró Quentin Wodon, director del Instituto Internacional de la Unesco para el Fortalecimiento de Capacidades en África (IICBA), durante la presentación del informe en la conferencia de Addis Abeba.

«Prácticamente todos los profesores están insatisfechos con su trabajo, lo que significa que es necesario mejorar la satisfacción laboral en la profesión, además de mejorar los salarios», señaló.

Aunque retener a las niñas en la escuela reduce las tasas de fecundidad hasta en un tercio en algunos países, el objetivo del estudio para abogar por una mayor educación de las niñas no tiene nada que ver con la necesidad de reducir la fecundidad, sino con el interés de empoderar a las niñas y las mujeres en la toma de decisiones.

Empoderar a las niñas mediante la educación las sitúa en una mejor posición en la sociedad en cuanto a las relaciones de poder entre ellas y los varones, observó Lorato Modongo, funcionario de AU-Cieffa.

«Es un hecho que no podemos educar a las niñas sin cuestionar la dinámica de poder en entornos patriarcales, donde los hombres toman las decisiones por todos», señaló.

En general, el informe de AU-Cieffa lamenta que los desequilibrios de género en la educación y fuera de ella, incluidas las opciones profesionales, sean el resultado de prejuicios y discriminaciones profundamente arraigados contra las mujeres, que se filtran en la educación.

Por lo tanto, es esencial reducir la desigualdad tanto en la educación como a través de ella, reconociendo que la educación tiene un papel clave que desempeñar en la reducción de las desigualdades de género más amplias en las sociedades.

«Educar a las niñas y acabar con el matrimonio infantil es lo correcto, pero también es una inversión económica inteligente», indica el reporte.

T: MF / ED: EG

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