Opinón

¿Hacia el fin del periodismo independiente en Hong Kong?

Por Alice Hérait

TAIPÉI – Hong Kong, alguna vez semillero de libertad de expresión en Asia, se ha convertido en un foco de tensión para quienes cuestionan el dominio chino.

Entre 2002 y 2020, Hong Kong pasó del puesto 18 al 80 en la en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF).

Y la caída no parece detenerse: en los últimos meses, 12 periodistas fueron acusados bajo la nueva ley de Seguridad Nacional impuesta a la ciudad por e gobierno de Beijing. «Me sorprendería mucho que la clasificación de Hong Kong no cayera en 2022», afirma Cédric Alviani, director de la oficina de RSF en Asia Oriental.

Desde las protestas contra la ley de Extradición que azotaron a la antigua colonia británica en 2019, Beijing ha tratado de endurecer su control sobre los medios críticos con el Estado central, considerados responsable de la rebelión.

«Solíamos ser blanco de la policía. Ya entonces me parecía que la situación era grave para los periodistas», dice el periodista freelance Wong, recordando los acontecimientos de aquel verano.

La libertad de prensa se tambalea

«Pero cuando entró en vigor la ley de Seguridad Nacional, las cosas cambiaron drásticamente», continúa el periodista, cuyo nombre ha sido modificado para proteger su identidad. «Tenemos, por ejemplo, más dificultades para llegar a nuestras fuentes», precisa.

La nueva legislación, que entró en vigor el 1 de julio de 2020, penaliza la «colusión con fuerzas extranjeras» o la «subversión contra el gobierno chino»: términos lo suficientemente vagos como para dejar sin definir la «línea roja» entre lo que es y no es arriesgado criticar.

«Nunca sabes si lo que escribes sobre Hong Kong se considerará sensible o será prohibido», dice Wong.

En junio de 2021 llegó el fin de una era, cuando el famoso medio de comunicación prodemocrático Apple Daily se vio obligado a cerrar. Desde hacía un año, su redacción y dirección eran objeto de detenciones y condenas por parte de las autoridades locales.

La persecución continúa a pesar del cierre de la publicación y el congelamiento de sus activos financieros. «Todos los periodistas del Apple Daily tienen miedo», ha dicho Cédric Alviani. «Las autoridades de Hong Kong acosan y utilizan procedimientos judiciales para asustar a los periodistas», precisa.

Alegando o no razones relacionadas con la ley de Seguridad Nacional, las autoridades de Hong Kong ejercen una presión cada vez más visible sobre los medios de comunicación locales.

Sin embargo, esto no impide que periodistas y medios de comunicación persistan.

«No puedo decir que la libertad de prensa en Hong Kong se haya derrumbado totalmente», dice Ronson Chan, el nuevo presidente de la Asociación de Periodistas de Hong Kong, sopesando sus palabras. «Todavía tenemos un poco de libertad, una libertad limitada por la ley de Seguridad Nacional, que supone un entorno legal difícil», plantea.

El periodista, que también es director del medio digital Stand News, dice que está siendo más reflexivo antes de publicar para garantizar su seguridad y la de sus colegas.

«Tenemos que tener cuidado con las palabras que utilizamos, y con las que utilizan los entrevistados. Algunas cuestiones, como la independencia de Hong Kong, son muy controvertidas», pone como eemplo.

Una ciudad que se vacía de periodistas

Otros prefirieron irse. La sucursal local de The New York Times, por ejemplo, se trasladó a Seúl en cuanto se proclamó la ley de Seguridad Nacional. Un año más tarde, fue el turno de un medio de comunicación local The Initium, que se trasladó a Singapur.

«Es simplemente increíble… Recuerdo haber hecho un reportaje sobre las dificultades de operar allí», dice Steve Vines, que también acaba de volver a casa tras 35 años en Hong Kong.

«La propia idea de que Singapur esté más abierto a los medios de comunicación independientes que Hong Kong demuestra lo mucho que ha cambiado la situación», aduce.

El periodista británico recuerda sus inicios como corresponsal en el sudeste asiático: «Era muy reconfortante volver a Hong Kong después de una temporada en Malasia o Singapur, donde se consideraba que los periodistas estaban en peligro».

«Intenté convencer a mucha gente para que se uniera a nuestra organización, pero fue más difícil que en años anteriores», reconoce Ronson Chan, quien dice respetar la decisión de los periodistas que deciden marcharse.

«No me siento seguro cubriendo Hong Kong», informa Wong, quien también ha decidido seguir su carrera en el extranjero. «No se trata sólo de mí, también pongo en riesgo a mi familia y amigos», razona.

Este artículo se publicó originalmente en IJNET, la red internacional de periodistas.

RV: EG

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