Explotación sexual de menores y trata de personas en Cartagena, la ciudad vitrina
Cartagena de Indias, la ciudad vitrina. Ese apelativo de “ciudad vitrina” lo escuché por primera vez cuando estaba en el colegio, en Cartagena hicieron una cumbre, debido a ella, en camiones recogieron a todos los habitantes de la calle, se los llevaron a casas de acogida, casi que, a la fuerza, para esconderlos.
Desde ese día se me quedó grabado el apelativo de Cartagena como la “ciudad vitrina”. No recuerdo el año ni el evento, no me atrevo a especular, eso fue entre el 95 y el 97. Ya a mediados de los 90 los gobernantes de La Heroica tenían la costumbre de esconder la verdad de nuestra bella ciudad.
Para ese evento en específico, le estaban escondiendo al mundo la pobreza de la ciudad (que persiste igual o peor), la indigencia y el abandono que siempre han tenido los más vulnerables en la “ciudad más bonita de Colombia”. Recogieron a los habitantes de calle, cual objetos inservibles que hay que ocultar. A la Diana adolescente se le quedó graba esa realidad de su ciudad.
Somos la ciudad vitrina, así es. Pero, no la vitrina de una hermosa boutique, en al que al entrar encuentras objetos más hermosos de los que ves en la vitrina. Somos la “ciudad vitrina”, porque armamos un escenario irreal y hermoso de la ciudad, escondiendo debajo del tapete lo “feo” que no se quiere mostrar. Cuando la gente llega a Cartagena, ingresa a esa vitrina de cristal, perfecta, hermosa y romántica. Pero, detrás de la vitrina está la verdadera Cartagena, pobre, desigual, discriminante, clasista, abandonada y gobernada (casi siempre) por ineptos corruptos que la tienen convertida en esta falsa ilusión.
El pasado 22 de julio, Javier Ortiz Cassiani escribió una columna en El Espectador “Cartagena es una trata, una vergüenza, una herida”, magistral escrito que dice la absoluta verdad. Como es evidente la columna fue compartida por mucha gente a través de redes y WhatsApp. A mi me llegó por un grupo de WhatsApp, la gente del grupo comenzó a comentar sobre la columna y para mi sorpresa leí comentarios como:
- “Que columna tan ridícula y exagerada, en Cartagena no hay trata de personas, somos una de las mejores ciudades de Colombia”.
- “Ese es un exagerado resentido que quiere victimizar a los pobres, en Cartagena no hay trata de personas”.
- “Esas niñitas de esos barrios pobres y esos corregimientos se pasan perdiendo porque se van a vivir con los novios y se les esconden a los papás. Después aparecen preñadas y abandonadas. No se pierden porque se las roben, se pierden por busconas, se van con hombres. Eso es el modus vivendi de los barrios bajos”.
- “una niñita negrita que se pierde y forman un escándalo, seguro se fue con el noviecito, después aparece embarazada”.
Y leí más comentarios por el estilo en ese chat, debo decir que esos fueron los que más me disgustaron, principalmente el tercero y el cuarto, porque confirma lo que Ortiz escribió. Pero, más allá de mi disgusto lo que refleja ese chat es la realidad de una parte de la ciudad, así piensa una parte de Cartagena. Una parte de los habitantes niega a la fuerza la verdad, la realidad que se vive en su ciudad. Una realidad evidente, lo que hace que esa negación sea una acción cínica y perversa.
La realidad que viven las niñas y mujeres vulnerables en Cartagena es violenta y peligrosa. Sí hay trata de personas en Cartagena y en Bolívar, lo que pasa es que las cifras y la verdad no es visible, no circula en redes ni en cadenas o estados de WhatsApp. Esas cifras y esa verdad están escondidas detrás de la pared de la vitrina.
Y ocurre algo triste, lo que no circula en redes sociales “no existe”, mucha gente sólo se informa y se entera por ahí, es el común denominador, pocos leen y se informan directamente en los medios de comunicación correctos.
La cifra de niños y niñas pérdidas en Bolívar no es visible en redes, no es abordada a profundidad por los medios de comunicación, son unos números más que se mencionan de vez en cuando, como cuando es el día mundial contra la trata de personas.
Pero, lo preocupante no es que las cifras no circulen en redes ni que los medios locales no le hagan eco a esta información. Lo verdaderamente preocupante es que quien debería ocuparse de prevenir y evitar la trata de personas, la desaparición de ciudadanos, la violencia y explotación sexual no hace nada, absolutamente nada. Ninguna acción real, concreta, palpable y que evidencie resultados contundentes.
Para el caso de Cartagena ¿Quién es el responsable? El Gobierno Distrital, el alcalde y todos sus funcionarios ¿Qué hace la alcaldía? Eventos… Sí, eventos. Mesas de diálogo, comités, reuniones de socialización de posibles políticas que “piensan” llevar a cabo, reuniones de socialización de futuras estrategias para la prevención de la trata de personas… En resumen, no hacen nada. Como sabiamente dijo Napoleón Bonaparte: “si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona; si quieres que algo no se haga, encárgaselo a un comité“.
Mientras los funcionarios públicos se reúnen en un salón de hotel, a tomar café, merienda, presentar diapositivas, dar puntos de vista y debatir, en Cartagena y Bolívar hay tráfico de personas, explotación y violencia sexual contra niños, niñas, hombres y mujeres.
El 21 de marzo del presente año, la Procuraduría le solicitó a la Alcaldía información sobre la asignación presupuestal que tiene destinada para enfrentar la explotación sexual de menores y la trata de personas. También, le pidió información sobre las acciones realizadas durante lo que va del gobierno de William Dau en relación al tema.
En pocas palabras, la Procuraduría pidió que le respondieran la siguiente pregunta ¿Qué ha hecho William Dau y su gabinete para combatir la explotación sexual de menores y la trata de personas en la ciudad?
Textualmente la Procuraduría le pidió lo siguiente:
“Detallar los recursos incorporados en el Plan de Desarrollo 2020 – 2023 para impulsar esos programas, en el que discrimine las actividades planeadas, el presupuesto asignado, la ejecución lograda, la población beneficiada y los logros obtenidos hasta el momento”, según comunicado del ente público.
¿Por qué hizo esto la Procuraduría? porque comenzó una acción preventiva debido a las constantes denuncias en Cartagena por explotación sexual de menores y trata de personas.
Según Medicina Legal, en 2020 se reportaron 1579 menores de edad desaparecidos y las zonas donde más se reportaron casos fueron Bogotá, Antioquia, Caldas y Bolívar. Nuestro departamento y nuestra ciudad son la cuarta zona del país donde más se desaparecen menores de edad.
Entonces, nuevamente pregunto ¿Qué ha hecho William Dau y su gabinete para combatir la explotación sexual de menores y la trata de personas en la ciudad? Y es aquí cuando respondo (con enojo) William Dau no ha hecho nada, un soberano carajo, figurar en eventos, montar la foto en redes y hacer comités.
El 25 de junio del presente año, el periódico El Universal publicó una noticia donde entrevistaron a funcionarios de la Secretaría de Participación, que es una de las secretarías encargadas de emprender acciones para combatir la explotación sexual de menores y la trata de personas.
Entrevistaron a Carolina León, coordinadora de la Oficina de Asuntos para la Mujer, le consultaron sobre qué está haciendo la secretaría para frenar la trata de personas. Y respondió “en estos momentos no tenemos recursos asignados. Estamos esperando la próxima vigencia para incorporar los recursos”. Eso respondió Carolina León. A mitad de año, aún la Secretaría de Participación no tenía ni un solo peso para combatir la trata de personas. Es indignante, irresponsable y absurdo ¿Dónde están los recursos que DEBERÍA tener esta secretaría para trabajar por evitar el tráfico de personas? Si esta pregunta la respondiera el mismísimo Dau diría cosas como “no hay, se la robaron los malandrines”. Cuanta ineptitud la de este gobierno distrital. Nos gobiernan una partida de imbéciles.
Esa noticia de El Universal es una joya, cito textualmente a este diario:
Con respecto a las cifras, explicó que no se tiene información exacta sobre cuántos migrantes venezolanos están siendo víctimas de esta situación. “Hubo una situación en una empresa en el sector de Mamonal, en la que se presentó trabajo forzado con la población migrante pero no sabemos cuántas personas resultaron afectadas”, precisó León.
Para agrandar la indignante situación de la Secretaría de Participación, no contentos con no tener recursos para combatir la explotación y la trata de personas, no tienen NI IDEA de las cifras, principalmente con los migrantes venezolanos, quienes son algunas de las principales victimas de esta situación debido a su condición de vulnerabilidad.
La Secretaría de Participación no tiene NI IDEA, no tiene cifras, no sabe nada. Eso es el colmo de la ineptitud y la desfachatez.
En la noticia, funcionarios de la Secretaría de Participación se quejan de la ausencia de la Fiscalía, tanto a los eventos para aprobar planes de acción, a los que por lo visto no les asignan recursos y no se ejecutan.
De acuerdo a Paola Pianeta Arango, quien en ese momento era secretaria (E) de Participación y Desarrollo Social, “la inasistencia de la Fiscalía en estos espacios de articulación se ve reflejada en la falta de respuestas a la ciudadanía en el seguimiento y resolución de casos de desaparición de personas, como es el caso de la joven Alexandrith Sarmiento”. Y aquí estoy de acuerdo con Pianeta, la Fiscalía tiene una inmensa responsabilidad sobre las acciones que se deben emprender para que no se sigan desapareciendo las niñas, para que se frene la explotación sexual de menores y la trata de personas.
Muchos cartageneros, como las mujeres del chat de WhatsApp que tildaron de exagerado a Ortiz Cassiani en su columna, piensan que en Cartagena no sucede la explotación sexual y la trata de personas. Y de manera discriminatoria y clasista afirman que las personas “pobres” se desaparecen porque se van con los novios. Y lo peor, una niñita negrita pérdida no importa, no es relevante, para las señoras del chat y para muchos cartageneros. Y así seguramente también piensan muchos funcionarios de la alcaldía, “tanto alboroto por una muchachita perdida”, le leí a alguien una vez.
Son estas personas las que arman la vitrina de Cartagena, la ciudad de mentiras, la romántica con atardeceres preciosos, esa en la que no pasa nada. Donde las cifras de todos los delitos contra menores y la trata de personas pasan debajo del tapete, casi que ni se oyen y cuando tímidamente salen a la luz, los cartageneros sufren del síndrome de Shakira, del alcalde para abajo.
Javier Ortiz no exageró en su columna, en Cartagena sí hay trata de personas y explotación de menores. En noviembre de 2020, Caracol publicó la noticia sobre la captura de una banda de trata de personas y explotación de niñas. La Fiscalía junto con la Policía Nacional y la Agencia HSI (Humane Society International) de Estados Unidos, investigó por dos años y logró desarticular una red de trata de personas que delinquía en Cartagena. Aquí les dejo la noticia para que se informen.
En Cartagena hay turismo sexual, paquetes de turismo sexual que incluyen menores, existe la explotación sexual de menores y la trata de seres humanos. Y todas esas personas explotadas, pertenecen a los barrios pobres de Cartagena, a grupos vulnerables y a los migrantes venezolanos. Para un grupo de cartageneros, todos ellos son ciudadanos de segunda, personas que no cuentan, que no importan, números que hay que esconder porque la imagen de La Heroica no se puede ensuciar, hay que mantener la vitrina impecable.
En el 2005 se creó, gracias a la Ley 985, por medio del Decreto 0387,una entidad pública de control, llamada Comité Unificado de Lucha contra el delito de la Trata de Personas del departamento de Bolívar y la ciudad de Cartagena, la cual se supone que se encarga de proteger a las víctimas de este delito e implementar políticas públicas para garantizar la recuperación de la dignidad humana de las víctimas.
Ciria del Carmen Marrugo García, abogada y especialista en Derecho de Familia de la Corporación Universitaria Rafael Núñez, hizo una investigación denominada “La Trata De Personas: Cartagena y La Explotación Sexual Del Siglo XXI”, publicada en Vol. 5 Núm. 2 (2020) de la revista DERECTUM de la Universidad Libre.
Marrugo García en su investigación hace una “revisión de las actividades o proyectos establecidos por la entidad de control (Comité Unificado de Lucha contra el delito de la Trata de Personas del departamento de Bolívar y la ciudad de Cartagena) en lo que respecta al año 2018, partiendo de los resultados a obtener por medio de un método mixto se identificara la eficiencia o ineficiencia de ellas”.
Es decir, investiga la efectividad del trabajo realizado durante el 2018 por este comité. Los resultados de su investigación son devastadores:
“Luego, de haberse realizado la correspondiente investigación en lo que respecta al año 2018, se pudo determinar que las políticas públicas implementadas por el Comité Unificado de Lucha contra el delito de la Trata de Personas del departamento de Bolívar y la ciudad de Cartagena, han resultado ser poco eficientes. Ya que, se centran más en el campo social y de sensibilización, y no, en los temas jurídicos como lo es la judicialización de los victimarios”.
De acuerdo a la investigación de Marrugo García, esto fue lo que hizo el comité durante el año 2018:
a) Sensibilización a las candidatas al reinado de la independencia
b) Sensibilización del delito de trata de personas en las casas de justicia
c) Participación en el encuentro macro regional caribe territorios comprometidos en erradicar la trata de niños, niñas y adolescentes
d) Actividades culturales y deportivas para las conmemoraciones 30 de julio día mundial contra la trata de personas:
-Exposición de cuadros vivos centro comercial la castellana
-Carrera 5k. Corre por la dignidad
-Ciclatón pedalea por libertad y dignidad
e) Capacitación a las instituciones que hacen parte del comité unificado de lucha contra la trata de personas.
Literalmente se gastaron los recursos en eventos sociales, en capacitaciones pendejas y asistiendo a eventos. El dinero que se debió utilizar para implementar acciones de prevención contundentes, como lo dice Marrugo García en su investigación. El 2018 fue dinero público perdido, gastado para que figuren funcionarios en fotos y publicaciones para redes en eventos contra la trata de personas. Recursos públicos gastados en maratones, en exposición de cuadros y en viáticos para participar en encuentros ¡Debería darles vergüenza! Pero, tristemente esos son los funcionarios públicos que manejan los destinos de La Heroica, en el 2018 y en el 2021, la situación no ha cambiado en nada, todo lo contrario, está peor, ya ni siquiera le asignan recursos, como es el caso de la Secretaría de Participación, que a junio no tenía un peso para combatir la explotación sexual de menores y la trata de personas.
Esta es Cartagena de Indias, la ciudad vitrina, la ciudad hipócrita, que mira para un lado y silva cuando se pierde una niña vulnerable. Y estos son nuestros gobernantes, un payaso de alcalde que lo único que sabe es asistir a eventos para planear lo que se supone que va a hacer y que nunca hace, pero las foticos de los eventos y comités, le sirven para mostrar en redes y medios que está haciendo algo. Si se le llega a cuestionar, pues, culpa a los malandrines… Les presento a Cartagena de Indias, la ciudad vitrina, una vergüenza de ciudad.
Y en algún lugar de la ciudad están siendo explotados menores de edad y traficando personas… pero no existen, porque la Secretaría de Participación no se sabe las cifras. Y si no hay cifras no está sucediendo. Sólo es una niñita perdida y todo es una exageración.
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