Debate sobre colonialismo: En África se resignifica al monumento
Por Ralf E. Krüger, dpa
Durante décadas, junto a la iglesia Christuskirche, en la capital de Namibia, hubo un jinete con vistas privilegiadas sobre la ciudad. Rifle en mano, mirando al horizonte, el soldado elaborado en piedra de la tropa colonial “Schutztruppe” fue entronizado en 1912 como un símbolo del poder imperial en la entonces colonia de África alemana del Suroeste.
Aunque la pequeña tropa colonial capituló tres años y medio después, el monumento permaneció en tan privilegiada ubicación durante casi un siglo, hasta que su lugar pasó a ser ocupado por la estatua de bronce de Sam Nujoma, el presidente fundador de la actual Namibia.
Aunque hubo y sigue habiendo debates sobre el colonialismo tanto en Alemania como también en este país del suroeste de África, allí nunca se derribaron de inmediato los monumentos de la época colonial.
“Los monumentos en África a menudo no se derriban, sino que son cambiados de lugar”, dice la etnóloga Anna-Maria Brandstetter, que menciona al respecto ejemplos similares en Congo o Camerún.
El profesor de la Universidad del Cabo Occidental de Sudáfrica Ciraj Rassool tiene una opinión similar: a veces a muchos monumentos simplemente se les da otro significado, su lugar es dedicado a otra persona. Explica que en este proceso muchos países africanos están desarrollando cada uno su propia forma de hacerlo.
Sin embargo, Rassool es más realista respecto al derribo del monumento dedicado al empresario y colonialista británico Cecil Rhodes en Ciudad del Cabo que se produjo durante unas protestas estudiantiles.
“(Lo ocurrido) se pareció un poco a la matanza metafísica de la figura colonial”, señala Rassool, quien recuerda además que la huella del colonialista Rhodes sigue presente. Asimismo pide reflexionar de nuevo sobre los monumentos como símbolos y sobre cómo se quiere recordar el pasado.
La etnóloga Brandstetter dice que hay una forma diferente de abordar el patrimonio colonial: “Recordar el período colonial es importante, tanto como recordar la descolonización. Pero también hay otros pasados en los diversos países y comunidades”.
En su opinión, el mero hecho de adoptar una visión colonial de África reduce las múltiples experiencias de los habitantes de ese continente. Además, no debería ser Europa la que decida sobre qué experiencias fueron las relevantes.
Con todo, el debate que se vive en Europa también deja su huella en algunos países africanos. En Senegal, por ejemplo, se acaba de rebautizar un lugar en la antigua isla de esclavos de Gorea.
“Se trata de la plaza Europa que ha sido rebautizada como plaza de la Libertad y la Dignidad Humana, en homenaje a George Floyd (el afroamericano estadounidense que murió en mayo pasado a causa de la violencia policial durante una detención)”, dice Doudou Dia del Instituto de Gorea.
Y destaca que debido a la historia de la isla, símbolo del comercio de esclavos a ultramar, la plaza Europa era “muy controvertida y paradójica”.
En el contexto del debate sobre el colonialismo en Europa, los representantes de los hereros y namas en Namibia pidieron la eliminación por completo de los monumentos coloniales.
“Creo que se deberían retirar todas las estatuas coloniales y distribuirlas por los diversos museos de Namibia”, explica a dpa el presidente de los herero, Manasse Christian Zeraeua. “Representan y glorifican la historia de los que colonizaron a nuestro pueblo. No tienen absolutamente ningún significado para nuestro pueblo”, indica.
Pero tienen un valor histórico para las instituciones educativas, agrega Zerauea, que participa en las negociaciones entre Alemania y Namibia sobre reparaciones por el genocidio de los herero y los nama.
Alemania comenzó a apropiarse de colonias en África, Oceanía y Asia oriental en 1884 y llegó a tener el cuarto territorio colonial más grande.
El violento gobierno de los alemanes condujo a levantamientos y guerras. Entre 1904 y 1908, los herero y los nama sufrieron un gran exterminio por parte de las fuerzas coloniales en lo que se considera el primer genocidio del siglo XX.
También mataron a cientos de miles de personas en la Guerra de Maji-Maji de 1905 a 1908 en la antigua África Oriental Alemana. Con la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, sus colonias se dividieron entre las potencias vencedoras.
En Namibia, el cambio de nombre de las calles comenzó hace mucho tiempo para ayudar al Estado a obtener su propia identidad. A la hora de recordar el pasado existen algunas contradicciones desde el punto de vista europeo.
Los hereros llevan uniformes en las ceremonias de conmemoración que se parecen a los de los antiguos opresores. “De hecho son uniformes mixtos: alemanes, británicos y con varias modificaciones individuales”, dice el etnólogo de Friburgo Godwin Kornes, que ha estudiado la herencia colonial de Namibia.
Los bustos de los colonialistas que participaron en la sangrienta represión de los levantamientos en las antiguas colonias práctimente han desaparecido hoy en día.
Existe el caso de un Estado africano que honró a un ex gobernante colonial. “Se erigió un monumento al que fuera gobernador alemán Richard Kandt para una exposición permanente sobre la historia colonial alemana en Kigali”, relató la etnóloga Brandstetter.
Según la especialista, en Ruanda persiste la imagen de un “imperialista menos malvado” que se interesaba por el país y por sus habitantes, algo que puede parecer irritante desde una perspectiva europea pero que constituye un ejemplo de cómo Ruanda no se deja dictar la forma en que recuerda su pasado.
dpa