Cuba adelanta planes para remontar la crisis pese a contexto adverso
Por Patricia Grogg
– La estrategia trazada para impulsar su economía, sumida en una crisis agravada por el impacto de la covid-19, impone al gobierno de Cuba, entre otros retos, avanzar en reformas aún pendientes de un plan aprobado hace una década.
El programa anunciado el 16 de julio por el presidente Miguel Díaz-Canel debe contribuir a fortalecer la debilitada economía cubana en un contexto de crisis mundial provocada por la pandemia, persistencia del recrudecido embargo estadounidense y fuerte déficit de ingresos para cubrir sus gastos externos, entre otros factores.
La falta de moneda dura explica de cierta manera que la estrategia arrancara cuatro días después de anunciada con la comercialización en moneda libremente convertible de alimentos y productos de aseo. Para ello se habilitaron varias decenas de bien surtidas tiendas donde la mercancía se paga con tarjetas respaldadas preferentemente en dólares.
Esta medida que busca la captación de moneda extranjera en manos de la población fue acompañada de la eliminación del gravamen del 10 por ciento al dólar estadounidense, un reclamo que se repetía con insistencia entre los poseedores de esa moneda, que llega al país fundamentalmente por remesas y de manera formal o informal.
La apertura de estas tiendas en medio del desabastecimiento resultó controvertida. Tanto el mandatario como ministros involucrados en el tema aclararon sin embargo que el dinero recaudado permitirá asegurar las ofertas en moneda nacional y pesos convertibles (CUC), equivalentes al dólar, y también invertir en la industria nacional para producciones que sustituyan importaciones.
El paquete de medidas pone en movimiento el proceso de transformaciones iniciado en 2011 y actualizado en 2016, bajo la presidencia de Raúl Castro (2008-2018). Abarca sectores clave de la economía y prioriza el más urgente y necesitado de cambios profundos: la producción de alimentos, sus formas y comercialización en la agricultura.
La estrategia, que se enfoca fundamentalmente en la búsqueda de un mejor aprovechamiento de las capacidades internas del país y prevé fortalecer la capacidad y autonomía de los municipios, abarca la reforma de la empresa estatal con mayor descentralización y autonomía, al tiempo que concede mayores opciones al sector privado.
En ese sentido, abarca el reconocimiento de las pequeñas y medianas empresas (pymes) con todas las formas de propiedad y gestión, incluyendo las privadas y cooperativas. El perfeccionamiento del trabajo del sector no estatal, tiene como prioridad inmediata la ampliación del trabajo por cuenta propia.
Se espera una Ley de Empresas, prevista para abril de 2022 pero que podría adelantarse debido al contexto actual, que regule el funcionamiento de entidades estatales y privadas y de lugar a las pymes. Esa norma debe definir requisitos, regulaciones e impuestos que permitan el crecimiento del sector privado desde una perspectiva social.
Entre las prioridades figura también la articulación de mecanismos para canalizar las remesas en función del desarrollo económico y social y diseñar la implementación de incentivos fiscales de la deuda pública con participación de diversos sectores.
Datos no oficiales estiman en unos 3000 millones de dólares anuales el monto de las transferencias que llegan desde el exterior como ayuda familiar. Ello las convierte en la segunda fuente de ingreso de divisas al país, por detrás de la exportación de servicios profesionales, incluidos los médicos.
Otra medida, considerada muy interesante por algunos especialistas, es que la decisión de diversificar las exportaciones implica permitir a los trabajadores autónomos y a las cooperativas importar y exportar, aunque a través de empresas estatales de comercio exterior.
A la par del desarrollo del paquete de medidas, se agilizarán los últimos análisis relativos a la unificación monetaria y cambiaria, a fin de aprobarla en el menor tiempo posible. Es un asunto pendiente desde hace varios años en un país con varias tasas de cambio y la circulación de dos monedas, el peso cubano (CUP) y el CUC.
Las autoridades esperan que con el fin de la dualidad monetaria se eliminen casi la totalidad de las trabas que hoy existen para el desarrollo de las fuerzas productivas.
En sentido general, la estrategia para remontar la crisis generó expectativas entre economistas e investigadores cubanos, sobre todo entre aquellos que ven sus recomendaciones esbozadas en el trabajo de los próximos meses, cuyos primeros resultados serán conocidos y analizados en octubre próximo en la Asamblea Nacional.
“Es un avance importante, falta ver cómo y a qué velocidad se concretará lo anunciado”, comentó a IPS un experto que optó por esperar mayores detalles de lo anunciado antes de arriesgar más comentarios. “En todo caso, Díaz-Canel aclaró que se consideraron propuestas que se han hecho en la Academia, en las redes y en la población cubana”, abundó.
Al respecto, al hacer público el plan gubernamental, el mandatario cubano especificó además que se tuvo en cuenta criterios “de todo tipo, incluso los que son contrarios a la Revolución, para ver en qué elementos nos atacan, en qué están los focos de atención para desmontar nuestro programa económico y social”.
Las iniciativas no son nuevas. Se trata de asuntos presentes en documentos ya aprobados y ratificados por el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), realizado en abril de 2016. “Es la implementación de cosas que han quedado postergadas en alguna medida…”, admitió el mandatario en su discurso del el 16 de julio.
El cónclave de 2016 aprobó los 70 años como edad máxima para ejercer puestos de dirección del PCC, decisión en vigor a partir del encuentro comunista de 2021. El actual primer secretario, Raúl Castro, cumplió 89 años el pasado 3 de junio y ha dicho que se dará paso a la nueva generación al mando “sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo».
En el plano externo, si las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos favorecen a Joe Biden, Cuba podría esperar a partir de enero de 2021 un alivio de las tensiones creadas por el recrudecimiento del embargo y la política hostil desarrollada por el republicano Donald Trump.
En ese sentido, algunos especialistas consideran positivo dinamizar el proceso de reformas aperturistas en vísperas de esos comicios, pues si gana Biden resultaría más fácil promover un acercamiento similar al logrado con el expresidente Barack Obama (2009-2017), que condujo al restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2015.
Ed: EG