Cualidades del tomate silvestre mejorarían resistencia al clima y las enfermedades
Así lo explicó Ricardo Pertuzé, docente de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, quien dio una conferencia magistral en la conmemoración de los 30 años del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (Ibun).
Su trabajo ha consistido en evaluar las propiedades particulares del hábitat de las especies silvestres de tomates, para identificar cuáles de ellas se podrían utilizar en el fitomejoramiento de las variedades de consumo masivo.
Especies de tomate como el Solanum lycopersicum, que crece en ambientes de hasta 2.500 metros de altura, deben soportar temperaturas muy bajas en la noche, y aún así, por sus características genéticas, se han adaptado a estas condiciones.
“Se piensa que estas especies resistentes al frío, cuando son utilizadas como fuente de genes, se pueden cruzar y después hacer selecciones en favor de sus propiedades, alejándolas del aspecto silvestre, pero manteniendo esta resistencia”, explica el profesor Pertuzé.
La Solanum lycopersicum también es resistente a algunos nematos, gusanos presentes en el suelo que afectan el tomate y dificultan su crecimiento.
Las especies silvestres son aquellas que no han sido domesticadas por el hombre, crecen y se reproducen en la naturaleza sin su intervención, a diferencia de las cultivadas que se dan cuando los agricultores usan las semillas para el cultivo.
También se ha identificado la especie Solanum sitiens, que crece en el desierto, ambiente en el que no cae ni una gota de agua durante todo el año. Esta especie tiene un gran desarrollo radicular (fortaleza en sus raíces) y una gran capacidad de explorar, lo que le permite resistir la sequía, por lo que sus genes se pueden utilizar para soportar situaciones de estrés.
En muchas zonas del mundo la escasez de agua será un problema cada vez más frecuente, y buscar alternativas para la sequía es muy importante. Especies como L. hirsutum emanan un olor especial que repela insectos: “de esta se pueden tomar unos genes particulares para obtener las características que tiene esta especie, hacer un cruzamiento y ayudar a que sean resistentes a estos insectos que pueden afectar la planta”, puntualizó el docente.
Preservar patrimonio genético
El tomate es una de las hortalizas más importantes y consumidas en todo el mundo. Por eso los investigadores se han interesado en mejorar las condiciones de la variedad comercial sin dejar de lado los beneficios de la silvestre.
La importancia de preservar estas especies radica en que si no se utilizan, es probable que muchas desaparezcan. De hecho en Chile, de algunas especies solo existen 200 plantas distribuidas en todo el país, y muchas están expuestas a la minería de cobre u otros materiales.
“Tenemos un 95 % de especies foráneas, así que hemos trabajado en incentivar la agricultura local. Algunos agricultores han usado semillas producidas por empresas extranjeras por sus propiedades de resistencia, pero dejan de lado el patrimonio genético que han mantenido durante años”, resaltó.
Por ahora el profesor Pertuzé está trabajando en cruzamientos que permitan generar variedades de muy buena forma, por lo que explica que “aplicando técnicas de biotecnología, como algunos mutágenos, es posible duplicar la cantidad de cromosomas y hacer que una semilla sea fértil para cultivarla.