Covid y tapabocas: Consejos para cuidar el cutis y otras cosas
Por Anja Sokolow (dpa)
Llevar protectores buconasales se volvió algo obligatorio en muchas partes del mundo. En algunas ciudades es verano; en otras, invierno, y a la mayoría del hemisferio occidental le ha costado adaptarse a esta nueva prenda. Aquí van algunos consejos para que resulte más cómodo y no generen tantos problemas.
– CALOR: El tapabocas es, de por sí, una “prenda” poco cómoda y que requiere de un período de acostumbramiento. “A eso se le suma el calor, que a veces nos hace transpirar debajo de la mascarilla”, comenta Dominic Dellweg, que trabaja como médico en una clínica especializada en enfermedades pulmonares en Alemania.
Esa humedad que se genera debajo del protector buconasal puede propiciar el surgimiento de gérmenes patógenos y reduce la permeabilidad de la mascarilla, y eso, a su vez, hace que respirar sea más complicado, advierte el especialista de la Asociación Alemana de Neumología.
Pese a esta problemática, el experto dice que llevar el tapabocas más suelto no es una buena solución. Él recomienda que aquellos pacientes que tengan dificultades respiratorias utilicen mascarillas descartables, que son más finas y más permeables que los cubrebocas de tela.
– COMUNICACIÓN: En muchos sitios estamos acostumbrados a comunicarnos mirándonos, sin necesidad de usar tantas palabras. “Al tener cubierta más de la mitad del rostro, hay una gran parte sensorial de nuestro canal habitual de comunicación que no se ve o que está muy limitado”, comenta la psicóloga Isabella Heuser, con lo cual muchas personas no pueden interpretar tan rápidamente las señales que les da el otro. “Suele ser más trabajoso entender lo que nos quiere decir la otra persona”, explica.
Sin embargo, en el contexto actual es inevitable llevar la mascarilla “porque reduce el riesgo de contagio y además es un símbolo de solidaridad hacia los demás”, acota la profesional, con lo cual, si bien el período de transición resulta algo incómodo y dificulta un poco la comunicación, seguramente el hábito generará nuevos modos de adaptación, asegura Heuser.
– CUTIS: Si alguien tiene que llevar el tapabocas durante muchas horas al día, sabrá que la piel puede irritarse, ponerse roja o que incluso pueden salir granitos. “Es importante cambiar la mascarilla con cierta regularidad y limpiarla para evitar infecciones con bacterias en al zona del rostro”, recomienda el dermatólogo Alexander Nast.
– AUDÍFONO Y GAFAS: Llevar mascarilla no es del todo práctico si uno utiliza audífonos, porque si los aparatitos llegan a desprenderse de la oreja cuando alguien se coloca o se quita el protector puede que no lo note, sobre todo porque no lo escuchará cuando caiga al suelo. Ese pequeño accidente podría resultar muy costoso, así que es bueno que los transeúntes estén atentos y si notan que sucede algo similar alerten a la persona que sufre ese percance.
Otra dificultad bastante usual es que las gafas se empañen cuando llevamos cubrebocas. Si sucede en un mal momento, puede hacer perder la orientación. En esos casos, es recomendable que la mascarilla tenga una hebilla de metal que la ajuste mejor a la nariz y de ese modo evite que salga mucho aire de la respiración hacia arriba.
– PARTOS: Respirar es algo fundamental en cualquier parto, pero en muchas clínicas el uso del protector buconasal incluso es obligatorio para las parturientas, critica la organización “Mother Hood”. “Eso a muchas mujeres les genera miedo”, advierte la portavoz de la asociación, Katharina Desery, que entiende que las clínicas deban preservar la salud de su personal pero apunta que esos cuidados no deberían ser a costa de las mujeres en el proceso de parto.
La Asociación Alemana de Parteras también subrayó la importancia de la respiración durante el parto. Lo fundamental, indicaron, es que el personal de salud lleve los elementos de protección necesarios, no las mujeres que deben parir, ya que para ellas respirar en ese momento es vital.