Caracterizan cannabis para producir medicamentos de alta calidad
Mediante un convenio entre la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) y la firma Nhabix Pharmaceutics se trabaja en varios frentes de investigación enfocados en caracterizar las variedades, metodologías de extracción y diseño de productos de la planta, con el fin de ofrecer medicamentos de alta calidad.
El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud y Protección Social, emitió el Decreto 613 del 10 de abril de 2017, reglamentario de la ley que permite el uso del cannabis, o marihuana, con fines medicinales en Colombia y que fue aprobado por el Congreso de la República el año pasado. Este hecho significó la apertura de una nueva industria que se espera logre generar el 0,4 % del producto interno bruto (PIB) del país.
Hasta el 17 de agosto de este año, los ministerios de Justicia y Salud –por medio de la Subdirección de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes– han expedido 142 licencias para el uso médico y científico del cannabis y sus derivados en el territorio nacional. La empresa Nhabix Pharmaceutics se encuentra en el último paso para la aprobación de estas licencias, incluyendo la de investigación.
Desde hace más de un año, la U.N., en el marco de la Ley 30 de 1986, mantiene un convenio con esta empresa para desarrollar investigaciones que permitan un mayor conocimiento sobre el potencial medicinal del cannabis.
“Se trata de un trabajo conjunto en el que hemos venido preparándonos para entrar a este mundo del cannabis legal con fines medicinales y científicos”, asegura Cristian Camilo Díaz Merchán, gerente de Producción, Investigación y Desarrollo de Nhabix.
De la mano de Yasmín Valero, investigadora del Laboratorio de Productos Naturales Vegetales de la U.N., quien se encuentra desarrollando sus estudios posdoctorales como parte de este convenio, hasta el momento se ha conseguido la caracterización de 24 variedades de plantas de cannabis con presencia en el país, entre las que se cuentan las ya conocidas corinto, punto rojo y mango biche, además de 15 nuevas variedades desarrolladas y estandarizadas en la empresa.
“La mayoría de las variedades del país tienen un alto contenido de THC (tetrahidrocannabinol, relacionado comúnmente con efectos alucinógenos)”, declara la investigadora, aunque resalta que también tienen presencia de otros cannabinoides, como THCA (ácido tetrahidrocannabinolico), CBD (cannabidiol), CBDA (ácido cannabidiolico), CBG (cannabigerol) –sustancia precursora de la cual derivan los otros cannabinoides– y CBC (cannabicromeno), con diferente actividad biológica.
Se trata de componentes sobre los que todavía hay mucho por estudiar, advierte la investigadora: “algunos cannabinoides se encuentran en menor proporción en cannabis, pero sobre los que también se cree que pueden tener actividad biológica importante y que pueden ser útiles a futuro”, subraya.
A pesar de tener cierta estigmatización por su actividad alucinógena, el THC ha sido objeto de muchos estudios en el mundo por su potencial anticancerígeno y para el tratamiento del dolor.
“Hemos trabajado en diferentes órganos de la planta evaluando su composición de cannabinoides y terpenos, y específicamente en las semillas evaluamos los ácidos grasos y otros nutrientes”, señala la investigadora.
Otro de los frentes de investigación en los que se trabaja es en la evaluación del potencial nutricional de estas, además de la exploración de diferentes metodologías de extracción de cannabinoides, con el fin de optimizar una que permita desarrollar productos con fines medicinales.
Al trabajo de la doctora Valero se suma el de un equipo de profesionales con estudios de doctorado, entre ellos los profesores Wilman Delgado, Luis Enrique Cuca y Mónica Ávila, además de semilleros de investigación que, según explica el funcionario de Nhabix, también están apoyando estos procesos: “es un equipo bastante grande y nutrido de diferentes saberes que quieren aportar a la creación de lo que realmente debería ser una empresa farmacéutica”, afirma.
Producto inocuo
Otro de los frentes en el que se ha enfocado el estudio de la doctora Valero, en el marco del convenio de investigación, es en la evaluación de la presencia de metales pesados en las plantas de cannabis.
“Sabemos que si una planta crece en un suelo contaminado puede absorber estos metales por las raíces, lo que podría llegar al producto farmacéutico que se elabore y al consumidor final”, explica la investigadora.
“En el trabajo conjunto que estamos haciendo entre Nhabix y la U.N. desarrollamos una metodología para evaluar cuál es la capacidad que tienen las plantas de cannabis para absorber metales como plomo, mercurio, arsénico y cadmio”, indica el gerente Díaz, quien indica que el paso a seguir, una vez las plantas del estudio estén maduras, es seccionar sus diferentes órganos para estudiar en qué parte podrían almacenarse los metales pesados.
Esta información es importante para tomar medidas en la elaboración de un producto que cumpla estándares de inocuidad, seguridad y calidad para el acceso a mercados.