Cadena de suministros sustentable aporta al crecimiento empresarial
Las empresas que consideran temas ambientales en estos procesos tienden a actuar mejor en otras dimensiones e impactan directamente en su crecimiento empresarial y en el interés de los consumidores por adquirir productos ecológicos.
A esta conclusión llegó Katherine Salazar Ospina, magíster en Administración de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, quien evidenció que reducir el impacto ambiental de los procedimientos que comprenden la cadena de abastecimiento de una empresa es la clave para elevar sus índices de crecimiento empresarial, social y de sostenibilidad.
Según su estudio, los cambios en los patrones de consumo y el interés de los consumidores por los productos que causan menor impacto ambiental lleva a un crecimiento del mercado e incluso se da un margen de oportunidad para elevar los precios y conservar una buena relación con el cliente.
La investigación se adelantó con 14 empresas del sector metalmecánico de Manizales, en el cual se evaluaron variables como prácticas de gestión verde, análisis de factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos, legislativos y acciones estratégicas y de competitividad.
Por su tipo de producción, la industria metalmecánica –considerada como una de las más representativas en la región– es percibida como un foco de contaminación ambiental, por lo cual se requiere “reverdecer” sus procesos a través de su cadena de valor y generar estrategias para aumentar su competitividad.
Esto es posible por medio del análisis de la cadena de suministros, la cual abarca y analiza todos los eslabones desde la elección de proveedores, el aprovisionamiento, la producción, la distribución y la recepción del producto por parte del cliente.
Prácticas de gestión verde
Como resultado de la investigación, la magíster definió 32 prácticas de gestión verde, claves para influir en la competitividad y el desarrollo estratégico de estas organizaciones.
“Por ejemplo, el diseño verde, que consiste en eliminar el uso de sustancias peligrosas desde la creación del producto, propender por un menor gasto energético en los procesos, e incluir en los materiales las condiciones para remanufacturar y desensamblar”.
En cuanto a las compras verdes, es necesario dar participación a los proveedores en la gestión ambiental de la empresa y exigir certificaciones ambientales, además de gestionar la compra de materiales no contaminantes o agotadores de la capa de ozono.
“Usar proveedores locales siempre que sea posible contribuye a minimizar las distancias de envío; además del costo, es importante considerar el desempeño ambiental al evaluar proveedores y preguntar si han implementado programas para reducir el desperdicio y mal uso de energía, además de reciclar productos y materiales”, anota la investigadora.
Otra opción es trabajar con los proveedores para transportar sus mercancías de una manera respetuosa con el medioambiente, por ejemplo mediante el uso de vehículos de bajo consumo de combustible.
Trabajo sostenible
Dentro de los resultados de la investigación, la magíster destaca que un 43 % de los responsables de operaciones encuestados detectaron una disminución de los costes generales mientras que un 35 % de las empresas con una cadena de suministro sostenible constató que producían un menor impacto ambiental.
Otro dato aportado por la investigación es que el 25 % de estas organizaciones descubrieron que sus programas y políticas de sostenibilidad repercutían directamente en la de los índices de satisfacción del cliente.
Para aplicar y desarrollar una cadena de suministro sostenible, la investigadora recomienda que se fomente dentro de la empresa el liderazgo, con el objetivo de buscar el desarrollo interno y el aprendizaje compartido, y la innovación, orientada a obtener productos sostenibles y aplicable al desarrollo de procesos.
“Esto debe llevar a la mejora continua, aplicada al compromiso con los proveedores, la prevención de las emisiones y la implementación de un sistema efectivo de gestión sostenible”.
Por último, se debe tener en cuenta la integración de las operaciones de la cadena de suministro, el abastecimiento y las compras y la gestión de proveedores, y el cumplimiento legislativo en cuanto a la normativa y recomendaciones aplicables.