Coronavirus

Bangladesh ante un triple desastre: covid, inundaciones y más pobreza

Por Farid Ahmed

DACCA, 5 ago 2020 (IPS) – Con casi 5,5 millones de personas damnificadas  por las peores inundaciones en dos décadas,  los expertos humanitarios de Bangladesh están altamente preocupados de que millones de personas, ya muy afectadas por la covid-19, sean empujadas a la pobreza.

Con casi la mitad del país bajo el agua, el Centro Nacional de Coordinación de Respuesta a los Desastres en Bangladesh informó que alrededor de 5,5 millones de personas o casi un millón de familias fueron afectadas por las inundaciones hasta el martes 4 de agosto.

La Sala de Control de Emergencias de Salud registró al menos 145 muertos, principalmente por ahogamiento o mordeduras de serpientes, en 33 de los 64 distritos del país, los que resultaron damnificados  por las inundaciones.

Solo en los últimos tres días, dos distritos más fueron golpeados por inclementes lluvias que los sumaron a los territorios anegados y dejaron damnificados a casi un millón de personas adicionales.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo en un informe del martes 4 de agosto que las fuertes lluvias monzónicas en las regiones aguas arriba continuaron causando inundaciones en los distritos de Bangladesh en el norte, noreste y sureste, afectando a unos 5,4 millones de personas.

La temporada de monzones afecta a Bangladesh entre junio y agosto, y este año desde principios de junio, las copiosas precipitaciones ocasionaron que muchos de los ríos del país alcancen niveles clasificados como «peligrosos».

OCHA, de las Naciones Unidas,  dijo que las inundaciones dañaron viviendas, diques, terraplenes, fuentes de agua e instalaciones de salud e higiene.

Además,  golpearon los medios de vida, especialmente en el sector agrícola, mientras interrumpió el acceso a servicios básicos como la atención médica y la educación.

«Perdí todo en el río Jamuna: mi hogar, mis tierras de cultivo… se hundió tan rápidamente que tampoco pude guardar mis pertenencias», dijo Abdur Rahman de la región de Sirajganj, en el centro-norte de Bangladesh.

Varias áreas bajas en Sirajganj se vieron afectadas por las inundaciones cuando los niveles del río Jamuna aumentaron en julio, dejando a cientos de personas sin hogar.

Jamuna y Padma son dos de los principales ríos del país.

El transfronterizo Padma, es el principal distributario del río Ganges, también se desbordó en julio destruyó infraestructuras como edificios escolares y carreteras en varios distritos.

Las inundaciones no solo afectaron a Bangladesh, sino que causaron estragos en gran parte del sur de Asia.

Manju Begum, de 85 años, con el agua hasta las rodillas ante su anegada casa en Medeni Mandal en el distrito de Munshiganj, en el centro de Bangladesh. Ella es una de los casi 5,5 millones de personas damnificadas por las inundaciones en el país y se queja de no haber contado con ninguna ayuda. Foto: Farid Ahmed / IPS

Manju Begum, de 85 años, con el agua hasta las rodillas ante su anegada casa en Medeni Mandal en el distrito de Munshiganj, en el centro de Bangladesh. Ella es una de los casi 5,5 millones de personas damnificadas por las inundaciones en el país y se queja de no haber contado con ninguna ayuda. Foto: Farid Ahmed / IPS

En India, Nepal y Bután también hubo decenas de muertos y  varios millones de personas damnificadas. Assam, Bihar y parte de Bengala Occidental fueron los estados más golpeados en India.

«Las personas en Bangladesh, India y Nepal se ven envueltas en un triple desastre de inundaciones, coronavirus y una crisis socioeconómica asociada a la pérdida de medios de vida y empleos», dijo Jagan Chapagain, secretario general de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

«Millones de personas en Bangladesh, India y Nepal quedaron aisladas, sus casas dañadas y los cultivos destruidos por las inundaciones, que son las peores en los últimos años», agregó.

Dijo que la inundación de las tierras agrícolas y la destrucción de los cultivos podrían llevar a millones de personas, ya muy afectadas por la covid, a la pobreza.

En Bangladesh, con una población de más de 168 millones, los más perjudicados son quienes se convirtieron en indigentes de la noche a la mañana, al perder sus hogares, pertenencias, cosechas y tierras de cultivo.

En algunos distritos, pueblos enteros quedaron bajo las aguas, lo que obliga a las personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad.

Otros muchos pasaron días refugiados sobre los tejados en espera de rescate, y en muchas ocasiones los campesinos lo hacían junto con el ganado y aves de corral que habían logrado salvar y llevar a los techos de sus viviendas.

Algunos más, lograron refugiarse en terraplenes y carreteras sobre áreas elevadas.

Arif Hossain, del distrito de Munshiganj, en el centro de Bangladesh, fue sastre de profesión antes de la pandemia de coronavirus. Ahora pasa sus días transportando en su pequeño bote personas en ese municipio sumergido por el desbordamiento del río.

En el centro de Bangladesh, se mantienen todavía los ríos desbordados, con inundaciones por amplias áreas, que incluyen partes bajas de Dacca, la capital del país.

En los distritos adyacentes y en extensas zonas del norte del país, gran parte de la población, que ya se vio impactada por la cuarentena y la paralización de actividades para contener a la covid, se encuentra en una situación desesperada.

Las operaciones de socorro, con mala prevención y gestión, agravaron la situación de las víctimas de las inundaciones, lo que generó la ira pública y las críticas generalizadas al gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina.

«No he recibido ningún tipo de ayuda», dijo Hossain a IPS.

Explicó que «muchas personas en las áreas inundadas abandonaron las aldeas… quienes no tienen un lugar a donde ir, como yo, se quedan aquí en viviendas que están inundadas».

«Nos quedamos en una habitación donde el agua nos llega a la rodilla, con agua que viene de zonas profundas…mis hijos siempre están con miedo a las serpientes”, describió Hossain.

Estas inundaciones son, de hecho, el segundo desastre natural que ha tenido que enfrentar Bangladesh este año.

En mayo, el ciclón Amphan tocó tierra en medio de la cuarentena por el coronavirus.

Más de 2,4 millones de personas y más de medio millón de ganado tuvieron que ser evacuados de los distritos costeros de Khulna, Satkheera, Jessore, Rajbadi y Sirajganj.

Manju Begum, de 85 años, que vive sola en Medeni Mandal, en el distrito de Munshiganj, en el centro de Bangladesh, a 55 kilómetros de la capital, denunció la inacción de las autoridades locales. Ella aseguró a IPS que nadie del gobierno distrital le había ofrecido ayuda después de que su casa se inundara.

«El agua entró hasta mi habitación hace ocho días… Obtuve una pequeña cantidad de comida, pero solo de mis vecinos», dijo.

Sin embargo, al concluir julio la primera ministra pidió a todos los funcionarios del gobierno que actuasen en brindar apoyo a los afectados por las inundaciones. Hasina aseguró a la población  que se otorgaría amplia asistencia a las víctimas de las inundaciones.

El ministro de Gestión de Desastres y Ayuda,  Enamur Rahman, puntualizó el 27 de julio que casi la mitad del territorio de Bangladesh quedó golpeado por las inundaciones.

Añadió que se crearon seis comités para monitorear las actividades de los programas gubernamentales de asistencia y auxilio.

El gobierno ha distribuido dinero en efectivo, arroz y otros materiales a los afectados y aumentará los aportes  de ser necesario, dijo Rahman en una conferencia de prensa en Dacca después de la comparecencia de la primera ministra.

Mostak Hussain, director humanitario de la organización internacional Save the Children en Bangladesh, dijo que casi dos millones de niños bangladeshíes quedaron damnificados por las inundaciones más largas en más de 20 años.

«Este ha sido un monzón devastador y hasta ahora solo estamos a mitad de la temporada», alertó.

Las inundaciones también han dejado a un gran número de mujeres pderjudicadas, ya que sus medios de subsistencia, como el ganado, la avicultura, el cultivo de verduras o la sastrería se han detenido.

Inicialmente, enfrentaron retrocesos en la generación de ingresos por la cuarentena para contener la pandemia.

«Tomé un préstamo de una ONG y comencé una granja avícola hace un par de años, pero me vi obligada a vender las gallinas a un precio ínfimo porque el agua inundó mi casa y mi terreno”, dijo a IPS desolada Shahana Begum, una mujer viuda.

“Ahora no estoy segura de cómo pagaré el préstamo o cómo haré frente a los gastos de la familia, porque no tengo trabajo ni ingresos”, contó con tristeza.

T: MF

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