Aves ayudan a recuperar bosque subandino
En una zona afectada por la ganadería, científicos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) atrajeron 29 especies de aves. En un año, estas depositaron semillas que originaron arbustos, árboles y enredaderas, entre otras especies vegetales.
Se trata de 442 individuos de 24 especies diferentes, entre ellos el 52 % arbustos, el 30 % árboles, el 14 % enredaderas y el 4 % hierbas.
Néstor Peralta Zapata, magíster en Biología de la U.N. y líder de la investigación que se llevó a cabo en Tena, Cundinamarca, afirma que “las nuevas plantas le dan diversidad al área de trabajo, característica indispensable en los procesos de restauración. Por otro lado, comienzan a generar una nueva estructura en la vegetación naciente y proporcionan nutrientes al área de recuperación”.
Las aves fueron atraídas con 40 perchas o estructuras instaladas en la zona, que simulaban arbustos, y desde allí depositaban las semillas.
En total 72 individuos de las 29 especies de aves visitaron las perchas, casi todas frugívoras e insectívoras. Entre las especies que llegaron se destacan tangaras, mirlas y cucúlidos.
“Nos dimos cuenta de que las aves pueden acelerar la recuperación de la vegetación en los bosques subandinos. Ofrecen una nueva alternativa a las que ya existen”, indica el investigador Peralta.
Además las plantas producen más frutas y más comida para más aves, y estas a su vez van a seguir creando más vegetación, apunta el científico.
Ingenieros del bosque
“La percha tiene que ser muy parecida a un árbol. Las autoridades ambientales nos autorizaron para usar troncos de eucalipto de cinco metros de alto. Arriba anexamos chamizos para que se pareciera más a un arbusto sin hojas”, comenta el investigador.
Después el equipo de trabajo instaló las 40 perchas en lugares visibles en medio de la vegetación. De esta manera, las aves distinguían el arbusto artificial y se detenían allí a visualizar su recorrido.
“También instalamos perchas cerca de árboles muy altos, pero allí pasaron desapercibidas”, recuerda el magíster Peralta.
En un año los científicos consiguieron los recursos para la investigación, estudiaron los recorridos de las aves, hicieron las perchas y las instalaron. Luego, a lo largo de otro año, analizaron la progresión de la nueva vegetación.
Los resultados son satisfactorios y mejoran los registros internacionales. En Brasil, por ejemplo, se hizo un experimento similar en 2005. Allí se instalaron 40 perchas pero solo se reportaron 91 individuos vegetales.
Otro trabajo de la misma línea se hizo en Australia, donde se registró la creación de 0,79 especies leñosas por metro cuadrado, a diferencia de las 2,28 plantas leñosas por metro cuadrado reportadas en Tena.
“La actividad ganadera estaba afectando un nacimiento de agua. El municipio compró la zona para recuperarla y nosotros estamos generando alternativas para su rescate”, complementa el investigador.
Este estudio fue financiado por el Programa Jóvenes Investigadores e Innovadores de Colciencias y por el programa “Colombia Biodiversa” de la Fundación Alejandro Ángel Escobar.