Análisis de cianuro requiere de protocolos estandarizados
Muestras formolizadas, putrefactas, sin cierre hermético, o mal embaladas, de ninguna manera se pueden considerar como aptas para analizar la presencia de este agente tóxico, ya que según sus condiciones de almacenamiento se puede volatilizar fácilmente y desaparecer de cualquier fluido biológico.
Aunque desde el punto de vista analítico identificar esta sustancia en muestras biológicas como sangre, orina y tejidos resulta perfectamente viable, se debe acudir a protocolos estandarizados que permitan que los resultados sean fácilmente interpretables y concluyentes.
Así lo advierte el profesor Jorge Ariel Martínez, director del Departamento de Farmacia de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), al explicar que “como las pruebas especializadas requieren de un procedimiento estandarizado de trabajo, derivado del desarrollo, la estandarización y validación de una metodología analítica, se debe prestar especial atención a lo que se puede y lo que no se debe hacer para analizar tóxicos en matrices biológicas”.
“Las muestras formolizadas, por ejemplo, no se pueden analizar porque el cianuro que está unido a la hemoglobina entra en contacto con el ácido fórmico produciendo un gas llamado ácido cianhídrico, altamente volátil, lo cual hace que desaparezca casi de inmediato de cualquier muestra biológica”, puntualiza el docente.
Según explica, estas pruebas se conocen como “falsos negativos”, es decir que en la muestra pudo existir cianuro, y a pesar de emplear herramientas analíticas avanzadas no se evidenció su presencia por que fue mal recolectada.
Por tal razón, el hecho de que estos análisis se practiquen sobre estas matrices no necesariamente certifica la presencia o ausencia de cianuro, y en tal sentido un protocolo adecuado debe recomendar que se deje de trabajar sobre estas muestras.
Falsos negativos
Aunque por lo general las muestras formolizadas se emplean para análisis en los que se requiere fijar tejidos para estudios histopatológicos a escala microscópica, con el fin de determinar si ha habido lesiones, se deben descartar para cualquier tipo de estudios de toxicología, ya que el procedimiento en este último caso exige usar otras sustancias preservantes.
Dichos procedimientos y rutas de análisis se deben establecer durante la fase de necropsia, o exploración física externa del cadáver, antes de proceder con la apertura de cavidades.
“La presencia de formol hace que cualquier resto de cianuro en forma gaseosa se libere fácilmente y se elimine de la muestra”, subraya el docente, y además llama la atención sobre el proceso que se genera cuando se ingiere este veneno.
Una vez consumido, el cianuro se adhiere a la hemoglobina –sustancia a cargo de transportar el oxígeno en la sangre– inhibiendo la respiración de los tejidos. Sin embargo, en presencia de formol, el cianuro se libera y desaparece de los diversos fluidos biológicos.
Si bien resulta viable practicar nuevas pruebas, a partir de posteriores análisis de sangre practicados al cadáver de una persona presuntamente envenenada, dicha posibilidad también desaparece si el cuerpo es incinerado.
Venta restringida
El cianuro es una sustancia química extremadamente tóxica que suele emplearse en la industria química para limpiar metales, por lo que se usa frecuentemente en actividades como la joyería. Dosis entre 150 y 300 miligramos son letales, por eso aunque no se considera pertinente prohibir su comercialización, su venta sí debería estar más restringida.
De hecho, un estudio realizado en 2001 por el Departamento de Psicología de la Universidad de La Sabana encontró que en Colombia el envenenamiento por esta sustancia constituye la primera causa de suicidio en Bogotá, seguido por el envenenamiento con insecticidas y herbicidas. Entre 1997 y 2000 se registraron 358 suicidios con tóxicos, de los cuales 143 (39,4 %) correspondían a cianuro.
“El cianuro tiene la particularidad de atacar la respiración celular y producir una polipnea, o incremento en la demanda de oxígeno, que conduce a un paro cardiorrespiratorio”, destaca el docente, para quien la acción del veneno suele ser inmediata y de consecuencias fatales en menos de una hora sin atención médica.
Así mismo, se puede ingerir líquido o en sales, por lo que el envenenamiento se presentaría en forma accidental, o con fines suicidas u homicidas, ya que basta con introducir una pequeña cantidad en alimentos o bebidas para que el efecto sea la muerte de quien lo consume.
Aunque gracias a una predisposición genética el 50 % de la población puede detectar un olor similar al que despiden las almendras amargas, para el otro 50 % el cianuro pasa totalmente desapercibido.
Es por ello que el profesor Martínez llama la atención sobre la necesidad de que los hospitales y servicios de urgencia cuenten con departamentos de toxicología que puedan identificar tóxicos severos y potencialmente letales de manera rápida y oportuna.