Los actores coronan a sus triunfadores
El pasado domingo 27 del presente mes se llevó a cabo en Hollywood (California), la vigésimo quinta entrega de los premios SAG que otorga el sindicato de actores de Hollywood, quienes, por tener como afiliados a 125.000 miembros de la comunidad actoral de la industria hollywoodense, aportan un porcentaje significativo al número de votantes electores para los ganadores de los próximos premios de la Academia, o así denominados Oscars en el argot popular.
La ceremonia de los SAG del pasado Domingo fue una ceremonia sobria y breve, en donde no se necesitó de toda una parafernalia organizativa ni planeativa, para ofrecer un espectáculo digno y solemne con proyección mundial.
La ceremonia fue conducida por la actriz cómica Megan Mullaly, conocida internacionalmente por su rol de Karen Walker en la serie cómica “Will and Grace”, quien se caracterizó durante su ejercicio como Host de la ceremonia, como una anfitriona poco ocurrente y muy dependiente del guion previamente redactado para la transmisión por TV.
La escogencia de Megan Mullaly como Host de los pasados SAG fue un signo claro de que la comunidad del entretenimiento hollywoodense actualmente vive un vacío de anfitriones cómicos para ceremonias de premiación, pues aquellos tiempos pasados en los cuales: Bob Hope (Q.E.P.D.), Johnny Carson (Q.E.P.D.) y Billy Crystal se hacían cargo de las respectivas veladas de premiación, con total habilidad y soltura robándose incluso la misma gala de premiación quedaron hace rato atrás. Actualmente ser Host de una ceremonia de premiación hollywoodense supone practicarse un Hara Kiri para cualquier anfitrión o comediante, pues hoy en día las funciones de ser Host deben acomodarse a la denominada “Corrección Política” en Hollywood, que establece que no se pueden herir susceptibilidades con los chistes contados, ni hacer ningún chiste espinoso sobre un tema de actualidad y que genere división de opiniones entre la audiencia televisiva.
Desafortunadamente Hollywood, y Estados Unidos en general, han vuelto a sus raíces puritanas y ultra-conservadoras, pues las funciones de Host en un evento transmitido en vivo por televisión, ahora deben ceñirse a la auto-censura del canal encargado de transmitir tal evento, que en la mayoría de los casos se mueve por intereses meramente económicos y publicitarios, debido a que los patrocinadores de los eventos transmitidos en señal abierta por televisión, no quieren enlodar la imagen de los productos comerciales que ofrecen asociándolos con chistes pesados de determinados Hosts, y hasta incluso se resisten a mostrar plenamente atuendos reveladores, entre las presentadoras femeninas que suben al escenario para presentar cualquier categoría, y hasta inclusive no dejan ver por la transmisión sus pronunciados escotes y transparencias, debido a los ángulos de cámara ordenados desde la cabina de transmisión por los productores de la velada de premios.
Hablando específicamente de los ganadores de la reciente edición de los SAG, el elenco de la taquillerisima película “Black Panther” (“Pantera Negra”), fue nombrado como el Mejor Elenco Colectivo de una Película estrenada el año anterior, debido al trabajo grupal y heterogéneo de su abundante reparto, quienes con su fuerza interpretativa individual reforzaron la fortaleza interpretativa del grupo actoral al unisono e inspiraron a la comunidad de actores de Hollywood, quienes los galardonaron (Inesperada, pero no Inmerecidamente) con el SAG.
En cuanto a los actores, Rami Malek fue nombrado Mejor Actor del año por su prodigiosa interpretación como Freddie Mercury (Q.E.P.D.), en la igualmente popular película “Bohemian Rhapsody”. El triunfo actoral de Rami en los SAG fue inesperado pero jamás inmerecido, debido a que el favorito en la categoría era Christian Bale, por su macabra encarnación del ex-vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, en la película “Vice”. Christian Bale era favorito para ganar la categoría de Mejor Actor en los SAG, debido al aumento de peso que debió asumir para interpretar a Cheney, además del pesado maquillaje que debió llevar facial y corporalmente para canalizar al nefasto ex-vicepresidente estadounidense, célebre por ser cerebro y arquitecto de la destructiva invasión a Iraq en 2003.
Otro de los actores ganadores de la velada de los SAG, fue el intérprete afro y de fe musulmana Mahershala Ali, quien fue nombrado Mejor Actor de Reparto por su trabajo en “Green Book” (“El Libro Verde”). Mahershala Ali ha basado su brillante carrera actoral interpretando a hombres comunes en situaciones extraordinarias, que se ven redimidos y redignificados por su integridad personal y firme auto-estima. Mahershala Ali es un actor discreto que no se caracteriza interpretativamente por aparecer en múltiples escenas de una producción, pero si a sacarle provecho actoral a aquellas escenas vigorizadas con su presencia.
Finalmente el premio a Mejor Actriz de Reparto en Cine, fue a parar a Emily Blunt por su desgarradora actuación en la cinta “A quiet place” (“Un lugar en silencio”), quien fue merecidamente honrada por sus colegas de profesión en los SAG, pero también fue inesperadamente ignorada por la Academia de Hollywood, quien no la candidatizo para sus futuros galardones, como Mejor Actriz de Reparto por la cinta antes mencionada, ni tampoco la nomino como Mejor Actriz Principal por su labor en la controversial y divisiva obra “Mary Poppins Returns” (“El Regreso de Mary Poppins”). Claramente las veladas de premiación como estos recientes SAG, así como los próximos Premios de la Academia que ya se acercan, manejan unos criterios excepcionalmente subjetivos, que raramente deben ser tomados como justicieros ni equilibrados.
Aquellas actuaciones en obras cinematográficas que no son premiadas, hoy se convierten en clásicos imperecederos para futuras generaciones, a quienes no podría importarles menos el número de premios que una película recibe, sino su puesta en escena y los valores cinematográficos que plantea tanto técnica como artísticamente. El mundo gira sin parar y aquellos quienes soñamos dentro de una sala de cine, usamos nuestra imaginación para crear la película de nuestras vidas, de la cual somos directores y a la que produciremos según las decisiones y escogencias que tomemos ¡HASTA PRONTO, CINEFILOS! ¡NUNCA DEJEN DE SOÑAR!