La crisis de la deuda que Colombia no sufrió en los 80 le puede ocurrir por el mediocre manejo de la economía de parte del Gobierno.
Latinoamérica tiene un triste recuerdo de los 80, que comenzó puntualmente en el año 1982 cuando por su afán de industrialización los países latinoamericanos se sobre endeudaron en aproximadamente el 60% de su PIB y este alto endeudamiento ocurrió por lo siguiente: en la década de los 70 los países productores de petróleo vivieron una bonanza por los altos precios del petróleo, lo que ocasionó que estos países tuvieran mucha liquidez, lo cual facilitó que este flujo de efectivo estuviera invertido en la banca internacional y esta la invirtiera en préstamos en grandes cantidades en los países latinoamericanos.
Estos préstamos concedidos a los países del continente americano eran a tasas de interés variable, para que los países hicieran inversión en infraestructura física para industrializarse, estos préstamos se facilitaron porque los países del continente presentaban altas tasas de crecimiento, debido a la bonanza de los precios de commodities.
Pero en los 80, los términos de intercambio de los commodities disminuyeron, el crecimiento económico también bajó, lo que no permitió tener los recursos para pagar las deudas externas. Este bajo crecimiento se debió, principalmente, por tener grandes déficits en externos, es decir, en cuenta corriente (mayor importación de bienes finales e intermedios, y una baja exportación más que todo de materia prima), grandes devaluaciones de moneda, lo que aumentó el servicio a la deuda (capital e intereses), esto ocasionó graves problemas inflacionarios en estos países como: Argentina, Brasil, Bolivia, México, entre otros.
Esto ocasionó también escases de divisas, alta tasa de desempleo que condujo a la destrucción de capital humano, quiebra de empresas, una parcial ruina del tejido empresarial.
Una diferencia de la crisis de los 80 con la que probablemente va tener Colombia, era que la deuda que tenían los países en esa época era con bancos comerciales internacionales a corto plazo, actualmente se tiene una mayor diversificación de la deuda, la mayoría se tiene en los mercados de capitales a través de bonos a mas largo plazo o con la banca multilateral.
Los países latinoamericanos solo se empezaron a recuperar a comienzos de los 90, por eso se llama la década pérdida de Latinoamérica, esta recuperación gracias a los criterios de FMI que fueron:
- De contracción del gasto
- Disminución de: inflación e importaciones
- Privatizaciones, subidas de tasas de interés.
Esto trajo miseria, inequidad e informalidad a la región, nunca antes vista y que hoy continua de manera exponencial. Colombia fue uno de los países que se salvó de esta ruina de los 80, y en esa época no tenía una política neoliberal, pero el gobierno de Duque y su ministro de hacienda Carrasquilla han aplicado a raja tabla las fórmulas de los 80 de la ortodoxia, nos están conduciendo a una crisis de deuda parecida a lo que vivieron los demás países suramericanos, como explico de manera detallada a continuación.
Y esta crisis de la deuda se está empezado a gestar desde el planteamiento del marco fiscal de mediano plazo dado el viernes 26 de junio, donde el ministro de hacienda se convierte en escritor de ciencia ficción, con unas proyecciones imposibles que se den en la vida real, prevé una recuperación de crecimiento económico en forma de V para el 2021, lo que trae como consecuencia una disminución del déficit fiscal para el año 2021.
El ministro con su equipo técnico colocó el déficit fiscal para el año 2020 en 8,2% y con una estimación de deuda total del 58,6% de PIB para el año 2020, y puede alcanzar un máximo de 60% del PIB de este año.
El ministro estima un crecimiento mágico que pasa de un crecimiento negativo de -5.5% para el año 2020, según la estimación de Minha (otros como el Banco de la República calcula -7,9% y otros organismos multilaterales de más de -8%) aun crecimiento positivo de 6,6% para el año 2021, lo que posibilita, según el ministro Carrasquilla (que sigue en su papel de mago), una disminución del déficit fiscal de 5,1% en el 2021 y luego una disminución de 2,5% para el año 2022, gracias a los mayores ingreso que produce la economía, lo que permite pagar la deuda y disminuir su porcentaje con respecto al PIB por su mayor crecimiento.
Este mayor crecimiento de 6,6% con respecto al PIB de 2021, permite pagar la deuda por los mayores ingresos y con la ayuda de una reforma fiscal para el año 2021 que recaude el 2% del PIB para el año 2022, para a partir de 2023 poder llegar a la meta del 1,1% de déficit fiscal de PIB, nada más alejado de la realidad.
Además, el gasto producido por el Sar-Covid -2 en salud y en lo social no va a disminuir en estos dos años y por lo tanto es muy difícil reducir esa proporción del déficit fiscal.
Para esto el ministro y su equipo de magos hacen otras proyecciones dentro del MFMP, como que el déficit en cuenta corriente que para el año 2019 fue de 4,3% con respecto al PIB de ese año y estiman que va a ser de 4,8% con respecto al PIB 2020 y de 3,7% para el 2021.
Cuando se estima que el déficit en cuenta corriente puede estar alrededor del 6,0% al 8% con respecto al PIB para el 2020.
Según el gobierno esta disminución de déficit en cuenta corriente se da por mayores precios en los commodities, y porque se prevé un aumento de la inversión extranjera directa, la cual financiará el déficit.
Lo cual es poco probable con las potencias económicas atravesando una recesión, que el FMI calcula que para el mundo será este año de -4,9%, que para las economías avanzadas estiman que sea de -8%, para la zona euro de -10,2% y América latina y el Caribe de -9,4%.
El FMI en su informe detalla la magnitud de la recesión para las economías avanzadas, para el 2020 este caso tenemos: Italia (-12,8%), España (-12,8%), Francia (-12,5%), Reino Unido (-10,2%), Canadá (-8,4%) y Estados Unidos (-8%) y que pueden tardar su economías varios años en recuperar el nivel que tenían en el 2019, con posibles cuarentenas por rebrotes de SAR-Cov-2, es decir, cuarentenas de acordeón que debilita aún más sus economías. Lo que ocasiona una demanda mundial débil y como consecuencia disminución de los precios de los commodities. Y un miedo de los inversionistas al riesgo y una baja inversión extranjera, lo que se ve en la disminución de la inversión extranjera, que para el primer semestre de 2020 para Colombia fue de US$-1.425 millones de dólares, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), el cual detalla en su informe “que para en enero y mayo se registraron ingresos netos de inversión de portafolio que sumaron US$547 millones, pero las salidas llegaron a US$1.972 millones sumando febrero, marzo, abril y junio”.
Además, con una disminución del comercio internacional de este semestre de -18,2%, según la OMC y según el FMI se proyecta una baja de -12% del comercio internacional, es imposible disminuir el déficit en cuenta corriente de Colombia si no se cambia el modelo económico.
Esta tendencia va a continuar en el tiempo porque este shock de demanda y oferta causa un efecto psicológico de miedo e incertidumbre a los agentes económicos, en este caso puntual: las familias y las empresas, causando una disminución del consumo en los hogares. En las industrias, un ajuste de costos de producción, en este caso aumentando el despido del personal y en otras disminuyendo las inversiones para tratar de permanecer en el tiempo. En las familias, como se explicó anteriormente afectando el consumo interno y esto les sucede a las familias por varios motivos:
- Perdidas de sus empleos
- Disminución de sus ingresos
- Miedo a salir al mercado físico (supermercado, almacenes tiendas, etc.)
- Por la incertidumbre que hay, están tratando de ahorrar lo que se pueda y sólo gastando en bienes inferiores y primarios (bienes y servicio: alimento, salud, servicios públicos, entre otros pocos).
Este es el gran problema que tiene la economía colombiana, que es su gran déficit externo, el mismo problema económico que tenían los países suramericanos de la década de los 80 y los precipitó a la década pérdida.
Igual que ellos en la década de los 70 que financiaban este déficit con exportaciones de commodities con altos precios, nosotros los financiábamos con los altos precios de los commodities (petróleos a precios que llegaron a US $150 el barril y carbón) para los años 2003-2014.
Después como les pasó a ellos, cuando disminuyeron los términos de intercambio de las materias primas para estos países Latinoamericanos en los 80, igual para nosotros a partir de 2015.
Ellos financiaron este déficit en cuenta corriente con deuda externa y nosotros mantenemos los famosos déficits gemelos (déficit cuenta corriente, déficit fiscal) que nos tienen al borde de los mismos problemas económicos explicados en párrafos anteriores de la economía Latinoamericana de la década de los 80, que no tienen nada que ver con la SAR-COV-2 y que nos tenían a punto de entrar en una recesión, pero con la pandemia se precipitaron las consecuencias y gravedad de las repercusiones.
Y para el tercer semestre entramos técnicamente en una recesión que tiene una forma L, es decir, mas de dos años, lo que no nos permite tener el crecimiento económico para poder pagar el servicio a la deuda y mantener estos déficits gemelos y van traer una grave devaluación, con sus consecuencias en las variables agregadas, como el empleo, lo que ocasiona caídas de empleo y productividad de cerca del 10% en promedio con respecto al año 2019, este déficit gemelos y el bajo ahorro daña el equilibrio entre la producción nacional y el consumo. Lo anterior traerá un desempleo muy alto con histéresis de varios años, como ocurrió en la recesión de 1999, que después de esta se tardó más de 15 años en baja a un digito la tasa de desempleo, pero como la recuperación es extraordinariamente rápida y mágica, según Carrasquilla, que va tener Colombia en forma de V, todo esto se va a solucionar en menos de un año.
Y este es el error que se tiene en los pronósticos de la recuperación en forma de V que se pronostica en Colombia. Que asumen los estimadores del gobierno, una recuperación en forma de V (recesión un año, recuperación al siguiente). Dado que las recuperaciones en forma de V se han producido el 70% de las veces en el mundo, según las estadísticas, entonces se asume que siempre va a ser de esta forma, generalmente terminan siendo correctas y no calibra bien sus modelos de proyección y ni esfuerza para hacerlo, escogen el camino fácil y simple.
En el otro 30 por ciento de los casos, como ha pasado en los últimos 12 años con la gran recesión de 2008 y Colombia con la recesión de 1999, los estimadores (de los organismos multilaterales, los centros de pensamiento colombiano e instituciones oficiales) han pronosticado incorrectamente una recuperación, como lo evidencia la métrica económica de los diferentes papers al respecto.
Y esto es la práctica común en todos los casos de pronóstico en el mundo y en Colombia, por eso los organismos internacionales y locales, hacen una constante revisión de sus proyecciones y su tendencia a la baja. Sólo con el tiempo los pronosticadores se dan cuenta de su error, esto pasa y está pasando en Colombia y en el mundo con las estimaciones de la crisis del 1999 en Colombia y la gran recesión de 2008 en el mundo.
Los pronosticadores de los centros de pensamiento y gobierno aprenden de manera bastante gradual que la economía se está alejando de la recuperación estándar en forma de V y se está acercado en forma de L, como es el caso en Colombia no es solamente el efecto de la Sar-Cov-2 que está causando una grave recesión en la economía de Colombia, dejando una histéresis en todas las variables agregadas en la economía, que va a tomar varios años para recuperación, el crecimiento que se tenía en el 2019 sino que Colombia ya está muy debilitada es su estructura macroeconómica, como explico en párrafos anteriores, lo que refuerza la recesión.
Esta histéresis en general, que he explicado en columnas anteriores, por este medio, que se refiere a una serie de formas muy diferentes en que las condiciones económicas transitorias pueden afectar negativamente el nivel a largo plazo o el crecimiento de la economía. Por lo tanto, es útil distinguir cuales son los medios por donde se tramite esta histéresis en la economía colombiana y cómo esto va a repercutir en aumentar la recesión y generar una crisis de la deuda.
El desempleo que ha causado la cuarentena de Sar- Cov-2, que cierra los principales sectores de la economía, significa una gran tasa de desempleo, que para el trimestre anterior fue de 21,4% y 4,9 millones de personas pasaron a ser desocupadas, 2,06 millones de colombianos perdieron sus puestos, en comparación con mayo de 2019 y una población inactiva que fue para mayo de 2020 de 17,8% y que aumento a 3 millones de personas, en comparación con mayo de 2019. Que por la pandemia no han podido buscar trabajo ni han podido trabajar.
En Colombia, esto ha tenido como consecuencia un gran desempleo, el segundo mayor de la OCDE. El impacto potencial del desempleo masivo a mediano y largo plazo es la forma más obvia de histéresis resultante de una recesión de la demanda agregada. Se refiere al posible impacto grave del desempleo a corto plazo en las perspectivas futuras del mercado laboral, a través de la depreciación del capital humano. Cuando las personas están desempleadas, sus habilidades pueden atrofiarse, su apego al mercado laboral puede disminuir y, dada la conocida asociación entre desempleo y bienestar, su salud mental puede sufrir.
Todo lo anterior, reducen las aspiraciones de empleo y salarios futuros. Los impactos cuantitativos son particularmente graves para los jóvenes y mujeres en Colombia, y los impactos aumentan no linealmente con la duración del desempleo. Los medios por donde se trasmite pueden ser:
1) Pérdida de las habilidades de las personas y capital. Por el desempleo está la pérdida económica resultante de la separación del trabajo. En la medida en que los trabajadores y las empresas hayan acumulado capital específico para el trabajo, es decir, que los trabajadores sean más productivos en su trabajo específico que en otro tipo de trabajo, la pérdida del empleo destruirá ese capital y reducirá sus ganancias futuras y, posiblemente, la productividad de la empresa (si sobrevive).
Una organización es un conjunto de procesos y relaciones comerciales, legales, personales y de otro tipo, tanto dentro de la empresa como fuera de ella. En tiempos “normales”, la creación y destrucción de empresas son una fuente de crecimiento de la productividad, como decía Joseph Alois Schumpeter en su teoría de la “Destrucción Creativa”, a medida que las empresas menos eficientes salen y entran nuevas empresas. Sin embargo, la naturaleza de la pandemia significa que un gran número de empresas estables están amenazadas. Esto constituyen a una forma de capital intangible que se disipa en gran medida o totalmente cuando la empresa se disuelve.
Si analizamos el crecimiento económico como un fenómeno endógeno, parece muy natural pensar en la histéresis como el resultado de cualquier crisis. Es que las fuerzas que impulsan el crecimiento a largo plazo se disminuyen durante las recesiones. Está respaldada por la evidencia empírica de muchos papers, de que la inversión en capital físico, los gastos en I + D + I y la adopción de nuevas tecnologías tienden a ser cíclicos. Una disminución temporal de las fuerzas que impulsan la innovación o la adopción de tecnología debe tener un impacto permanente en los niveles del PIB, lo que lleva a la histéresis como ocurrió en Estados Unidos y Europa en la gran recesión que comenzó en el 2008.
2) Los colegios, universidades y centros de capacitación están cerrados. Dado que el propósito de los centros educativos es educar a los estudiantes, sería sorprendente que esto no condujera a una disminución en la adquisición de capital humano. Incluso con un tiempo corto de faltar al colegio o a la universidad, tendrá consecuencias para el crecimiento de las habilidades e inteligencia cristalizada (aquella que se adquiere estudiando).
La preocupación de la histéresis está totalmente justificada. La magnitud de estos posibles impactos es enorme, los cuales provocaran que la recesión tenga forma de L y sería imposible cumplir con el gran endeudamiento que se va a tener el país, porque no va a tener el crecimiento suficiente para pagar.
Coloquemos un ejemplo simplificado, supongamos que la economía tiene una deuda con un costo de 7% efectivo anual, se necesitaría tener un crecimiento del PIB nominal de 14% al año. Es decir, del 7% por el efecto de la inflación y 7% real para poder cumplir la deuda, pero si la economía no crece como va a ocurrir, o crece en una mínima expresión, como lo muestran los datos históricos y esta histéresis que imposibilita este crecimiento, como se observa en la métrica económica de la última recesión mundial de 2008.
Si el efecto de la pandemia dura más de dos años, tendrá un impacto potencial de un período prolongado de demanda deprimida en el crecimiento y la productividad. Mientras más dure la debilidad de la demanda, más amenaza con dañar el crecimiento a largo plazo, a medida que las empresas reducen la capacidad de producción y los trabajadores desempleados abandonan la fuerza laboral y las habilidades críticas se están erosionando. La débil demanda también deprime el comercio, lo que se suma al decepcionante crecimiento de la productividad.
Como se ha argumentado, el peor error en el que puede incurrir el gobierno y su ministro de hacienda (en su ceguera) es aumentar el nivel de endeudamiento, como quiere, en más del 60% con respecto al PIB. El ministro haciendo estimaciones mágicas que la economía colombiana se va recuperar en forma de V, que en los años siguientes va a crecer unas tasas absurdas y que este crecimiento económico va a ser estable por los próximos años y nos va a permitir pagar el servicio a la deuda (capital e intereses).
Y por el mayor crecimiento, el porcentaje de la deuda va a disminuir, cuando las evidencias empíricas nos muestran que en los últimos 12 doce años y también en los últimos 20 años, que el PIB no alcanza las tasas de crecimiento anteriores, sino que dura varios años con un crecimiento casi nulo, por efecto de la histéresis, explicada anteriormente, lo que hace peligroso el endeudamiento.
Es aún más peligroso porque es en moneda extranjera, por el gran déficit en cuenta corriente que hace que la economía colombiana este a merced de las fluctuaciones internacionales, que pueden ocasionar que la moneda se devalúe a tal manera que sea imposible asumir la deuda, causando una situación parecida a la crisis de la deuda de 80 de los países latinoamericanos y la que tiene Argentina actualmente.
Entonces, cómo hacemos para realizar los estímulos que necesita la economía para reparar el motor que el gobierno de Duque y su ministro de hacienda permitieron que se que fundiera por su torpeza, lo explicaré de la siguiente manera:
La economía colombiana tiene un régimen cambiario flexible, expectativas de inflación bien ancladas como nos muestran las cifras de 2020. Para mayo fue de -0,32% y junio de -0,38%. Y para lo que va corrido del año de 1,12% y se estima que para todo el año sea de 2,9%. Y una deuda pública diversificada, en gran parte, en moneda local, deberíamos adoptar una relajación cuantitativa, adoptar (QE) de manera más agresiva, con el objetivo de aliviar las condiciones financieras y proporcionar financiamiento monetario del déficit presupuestario con una política monetaria y fiscal conjunta de manera moderna. La relajación cuantitativa la podemos definir como las compras de activos gubernamentales a largo plazo. Una de las herramientas de política monetaria no convencionales empleadas por los bancos centrales de las potencias económicas, desde la gran recesión de 2008 o desde los 90 en Japón.
Con programas de compra de bonos los gobiernos de las potencias económicas mundiales le dan liquidez en el mercado local de bonos, reduciendo así el costo de los préstamos para el resto de la economía. El Banco de la República puede ser comprador de último recurso y preservar la liquidez y la estabilidad en el mercado de bonos del gobierno local.
A demás, los programas de QE podrían proporcionar efectivamente financiamiento monetario del déficit presupuestario y, por lo tanto, pueden apoyar a las inversiones de los servicios de salud, bienestar y estímulos necesarios anticíclicos (infraestructura, ayudas a agentes económicos) necesarios para mitigar la crisis Sar-Cov-2, reparar el motor de la economía, protegiéndose así contra los riesgos de deflación y estancamiento, que parece que va a tener la economía colombiana.
Mientras las variables agregadas tengan holgura abundante en la economía (cual la podemos definir como: cuando el nivel de las variables macroeconómicas tiene un nivel observado, se encuentra por debajo de su nivel potencial, el cual se define como el nivel consistente con una inflación estable, indicando así una contribución a una menor inflación), las expansiones fiscales financiadas con expansiones monetaria no ocasionan presiones inflacionarias. Relajar la postura de la política monetaria interna colombiana en sincronía con las economías avanzadas también puede ayudar a evitar que las operaciones de Carry Trade (inversor que vende una moneda con una tasa de interés relativamente baja y compra otra diferente con una tasa de interés más alta e invierte en mercado de capitales, sea renta fija o variable y gana la diferencia y liquida el activo, comprando en dólares y los saca del país) y otras operaciones especulativas de capital a corto plazo desestabilicen la recuperación, una vez que la recesión finalmente haya terminado.
En Colombia operan bajo un régimen de inflación objetiva, permitiendo el tipo de cambio flotante y durante mucho tiempo han podido emitir deuda soberana en su moneda local. Lo que ha permitido que el balance de la deuda del gobierno se haya diversificado entre deuda local y extranjera. Y esto se vio facilitado por las abundantes condiciones de liquidez global creadas por la adopción de QE por parte de las economías avanzadas después de la gran recesión de 2008.
Si bien la QE podría ayudar a evitar que la economía caiga en espiral hacia la deflación y el estancamiento, esto lo permite la inflación baja como se explicó en párrafos anteriores. A demás, las expectativas están bien ancladas, con tasas de inflación por debajo de la meta. Lo que permite la relajación cuantitativa que genera un estímulo cuasifiscal, pero si lo hacemos de manera coordinada con una política fiscal expansiva permitirá dar estímulos para reparar el motor de la economía colombiana y escapar de la crisis de la deuda que se nos viene.
El ministro de hacienda Carrasquilla deberían expandir su universo de política fiscal y monetaria y dejar de usar teorías y políticas monetarias y fiscales ochenteras del FMI, que usaron para combatir las crisis en los 80 y 90 en Latinoamérica, con receta probada de austeridad fiscal y depreciación del tipo de cambio, esto trae miseria, inequidad y pobreza. No es adecuada para responder a los desafíos económicos actuales.
Otras de las opciones que plantea nuestro “Harry Potter” de ministro de hacienda en el plan MFMP es la enajenación de los activos públicos por 12 billones de pesos, para disminuir el endeudamiento, es decir, la privatización de Ecopetrol, ISA, Fondo Nacional del Ahorro, Banco Agrario, entre otros bienes.
Otra de las recetas mágicas ochenteras del FMI, que lo que causa es que la nación venda sus activos o ahorros, que le produce flujo de ingreso en el presente y en el futuro. Y estos ingresos en el 2021 los van a reemplazar por una mal vendida y mal valorada de estos activos, como les gusta a ellos, vendérselas por limosna a sus amigos. En vez de esto deberían crear nuevos instrumentos financieros y crear unos bonos CoCos (Bonos Contingentes Convertibles, son instrumentos que permiten obtener intereses como los bonos, pero que pueden convertirse en acciones en un nivel de capital pactado o aprobado por la entidad), que los utilizó la Unión Europea para salvar a los bancos de la gran recesión. El gobierno colombiano debe hacer una emisión de CoCos con las propiedades de la empresa estatales mencionadas arriba, que los compre el Banco de la República para financiar al estado y que la emisión sea de 15 billones de pesos, así estas propiedades no se privatizan, sino que el dueño sería el banco central, estaría en sus activos y el balance sería igual y los ingresos, es decir, dividendos llegarían por las utilidades que reparte el banco central.
Posdata: Lo que debe hacer es un cambio en el modelo económico de apertura mediante la intervención en el tipo de cambio, elevación de los aranceles, prestamos en condiciones especiales, subsidios a las exportaciones industriales y agroindustriales, el empleo para conformar una estructura comercial de valor agregado de alta productividad del trabajo. Esto elevaría el ahorro, reduciría el déficit en cuenta corriente y aumentaría el empleo. Equilibraría el balance interno entre la producción y el gasto. Y corto plazo se vencería la histéresis, recobrando el crecimiento económico, la productividad y el empleo formal.
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