Costa Rica lidera red mundial de solidaridad frente a la COVID-19
Por medio de esta plataforma abierta se compartirían los conocimientos datos y propiedad intelectual que se generen alrededor del mundo en torno a la lucha contra la pandemia.
“Los resultados y desarrollos de tecnologías sanitarias que se den en el marco de esta iniciativa serían un bien público global, cimentado en un modelo viable que promueva el acceso basado en la equidad, la ciencia sólida, la colaboración abierta y la solidaridad global”.
Así lo planteó el doctor Daniel Salas Pedraza, ministro de Salud del país centroamericano que hoy abre una ventana de oportunidad en la agenda internacional.
Al respecto, la profesora Claudia Vacca González, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y directora del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder, indicó que “es hora de compartir el conocimiento de manera coordinada para llegar a las respuestas de la pandemia”.
En desarrollo del webinar “Cooperación, solidaridad y gobernanza global”, moderado por la docente, el ministro de Costa Rica destacó cinco principios de constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estarían inmersos en la propuesta de su país.
Los dos primeros señalan que la condición fundamental de la salud de los pueblos depende de la cooperación de personas y Estados, y que los resultados alcanzados por cada Estado en el fomento y la protección de la salud son valiosos para todos.
El tercero de estos principios es el peligro común que representa la desigualdad en salud y control de enfermedades transmisibles presentes en diferentes países; el cuarto, la extensión de los beneficios de conocimientos médicos para alcanzar el más alto grado de salud, y el quinto la responsabilidad de los Gobiernos sobre la salud de sus ciudadanos, que solo se puede cumplir mediante medidas sanitarias y sociales adecuadas.
“La pandemia ha agrandado las desigualdades económicas, no solo a nivel local, sino entre países, la problemática no se va a solucionar si no hay una coordinación global, y esta se debe dar bajo el lente de la cooperación y la solidaridad internacional”, advirtió Carlos Correa, economista experto en propiedad intelectual, desde el South Center, en Ginebra.
¿Propuesta utópica?
A la iniciativa han dado respuesta positiva países de diferentes latitudes y contextos políticos y económicos, así: de la región de las Américas, Argentina, Belice, Brasil, México y República Dominicana, entre otros; de Europa, Bélgica, Noruega y Portugal, entre otros; de la Región Pacífica, Malasia y Palaos; del Sudeste Asiático, Bangladesh, Indonesia y Sri Lanka, entre otros; de África, Mozambique y Sudáfrica, entre otros; y del Mediterráneo Oriental, Egipto y Líbano, entre otros.
Para Jaime Espin, economista de la salud y profesor de universidades reconocidas en todo el mundo, la Unión Europea dio sus primeros pasos en materia de salud con las compras y negociaciones conjuntas de medicamentos. En este contexto extraordinario “se ha demostrado voluntad política a través de compras de equipamiento de salud que se ha repartido en los países de la UE”, destacó.
Por otro lado existe la Innovative Medicines Initiative (IMI), en la que se financia investigación 50-50 de manera conjunta entre los sectores estatales y privados.
Sin embargo, “en la comunidad, el derecho de patentes es nacional y no puede haber un tratado conjunto; en 2015 se sostuvo que la comunidad no tiene el mandato para adquirir patentes individuales con objetivos globales; actualmente se debe repensar esta posibilidad, para que organismos internacionales puedan adquirir patentes al menos en situaciones particulares”, agrega el economista Espin.
De esta manera, la propuesta costarricense presenta algunos compromisos planteados que marcarían la pauta para un eventual diseño de acciones particulares.
Para los Gobiernos y financiadores se propone promover la innovación, eliminar barreras y facilitar la liberación de conocimiento, en tanto que para el sector privado el licenciamiento voluntario y no exclusivo sin condicionamiento geográfico o de ingreso.
A los investigadores se les plantea compartir sus conocimientos, descubrimientos y datos producto de estudios y aproximaciones, y a otros actores la abogacía, movilización y sensibilización social para legitimar la iniciativa.
“No se trata de compartir solo las patentes y licencias, sino de entender que se debe trascender y hacer la plataforma colaborativa con los países que no tienen los recursos”, indica el economista Correa.