Metodología para hallar variedades de caña resistentes a plagas
El procedimiento permite obtener la información necesaria para procesos de mejoramiento del cultivo, buscando contrarrestar los impactos de las larvas de polillas del género Diatraea, plaga que más afecta la producción de caña en América.
La metodología se compone de seis pasos: la siembra de las variedades en campo; la cría de los barrenadores a utilizar en las pruebas; el corte de los tallos; el enraizamiento de los tallos; la infestación y la evaluación. Así lo describe Claudia Echeverri Rubiano, candidata a magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, e investigadora de Cenicaña.
De manera alterna al periodo de siembra de caña es necesario iniciar la cría de los barrenadores en maíz no transgénico para utilizarlos después en la experimentación.
“Se deben esperar nueve meses a que las plantas crezcan para que los daños entre las variedades se puedan contrastar mejor. Cumplido este periodo, se procede a cortar los tallos y establecerlos en el invernadero para que generen raíces durante 15 días”, explica la investigadora.
Las larvas deben tener mínimo nueve días de edad antes de su infestación en las plantas de caña para que no mueran tan fácilmente. Cuando se observen agujeros en las plantas se cuentan los entrenudos (secciones) afectados y se evalúa la biología de los insectos.
“En primera instancia se estudian ocho entrenudos de cada tallo seleccionado, pero este número va aumentando a medida que la planta crece y desarrolla más secciones. De la cantidad de secciones barrenadas sobre el total se puede llegar a un porcentaje de daño, el cual es uno de los criterios para verificar la resistencia de cada variedad”.
Un segundo criterio está en la verificación de la supervivencia del insecto, su grado de desarrollo (larva, pupa o adulto) y su peso. “Entre menos pesen las larvas, menor será su potencial para sobrevivir. Asimismo se espera que menos larvas sigan con vida en las variedades de caña resistentes. El análisis de ese impacto sobre el desarrollo de los barrenadores diferencia esta metodología de otras”, destaca.
Según cuenta, la resistencia de las variedades de caña había sido evaluada antes en condiciones de campo. Sin embargo variaciones ambientales y de los niveles de población dificultaban precisar de manera adecuada el daño real en las plantas, por lo que esta metodología aporta herramientas para el estudio en condiciones de invernadero.
El barrenador de la caña en el país
En Colombia se ha reportado la presencia de ocho especies diferentes de barrenadores del género Diatraea, de las cuales siete afectan los cultivos de caña de azúcar. En el valle del río Cauca (que incluye a los departamentos de Risaralda, Valle del Cauca y Cauca) hay afectaciones por cuenta de cuatro especies: D. saccharalis, D. busckella, D. tabernella y D. indigenella, la cual solo ha sido reportada en el país.
En 2017 el Instituto Colombiano Agropecuario estableció por resolución que todos los productores debían evaluar la incidencia de estas plagas en sus cultivos y partir de ello establecer programas de control biológico que eviten la propagación. Dentro de las alternativas se encuentra la liberación de ciertas especies de avispas y moscas que atacan huevos y larvas de la plaga.
El contraste entre las variedades
En la definición de la metodología se consultó la información histórica con la que cuenta Cenicaña sobre el daño de Diatraea en campo. Además se eligieron dos variedades de caña para realizar las pruebas: la CC 93-3895, que es resistente, y la CC 93-3826, que es altamente susceptible.
Tras aplicar el paso a paso se determinó el porcentaje de entrenudos barrenados en estas dos variedades y el nivel de desarrollo de tres especies de Diatraea, con el estudio de una cuarta en proceso. Se encontró que la variedad CC 93-3895 no solo presentaba menor daño, sino que también tenía un efecto negativo sobre la supervivencia y el desarrollo de D. saccharalis, D. tabernellay D. busckella.
“Ahora trabajaremos con esta metodología en la evaluación de 220 genotipos de caña representativos de la colección de Cenicaña. El conocimiento de estas variedades le permitirá al cañicultor tomar decisiones sobre el manejo preventivo de la plaga y aportará información para futuros programas de mejoramiento”, sostiene la bióloga.