Del Papa Francisco para el profesor Klaus Schwab, Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial de Davos 2018 (Parte 2)
Transcribe Alfredo Oliveros Fernández
< Ante las numerosas barreras de la injusticia, la soledad, la desconfianza y la sospecha en nuestros días, el mundo del trabajo está llamado a dar pasos valientes para que ‘ser y trabajar juntos’ no sea simplemente un eslogan sino un programa para el presente y el futuro” (Ibíd.). Solo a través de una resolución firme compartida por todos los actores económicos podemos dar una nueva dirección al destino de nuestro mundo. También la inteligencia artificial, la robótica y otras innovaciones tecnológicas deben emplearse de tal manera que contribuyan al servicio de la humanidad y a la protección de nuestro mundo, y no lo contrario, como lamentablemente algunas estimaciones prevén.
No podemos permanecer en silencio frente al sufrimiento de millones de personas, ni podemos seguir avanzando como si la propagación de la pobreza y la injusticia no tuvieran ninguna causa. Es un imperativo moral, una responsabilidad que involucra a todos, crear las condiciones adecuadas para permitir que todas las personas viva de manera digna. Al rechazar una cultura “desechable” y una mentalidad de indiferencia, el mundo emprendedor tiene un enorme potencial para lograr un cambio sustancial al aumentar la calidad de la productividad, creando nuevos empleos, respetando las leyes laborales, luchando contra la corrupción pública y privada y promoviendo la justicia social, junto con el reparto justo y equitativo de las ganancias.
Existe una gran responsabilidad de ejercer con sabio discernimiento, ya que las decisiones tomadas hoy serán decisivas para configurar el mundo del mañana y el de las generaciones futuras. Por lo tanto, si queremos un futuro más seguro, uno que aliente la prosperidad de todos, entonces es necesario mantener la brújula continuamente orientada hacia el “verdadero norte”, representado por valores auténticos. Es hora de dar pasos valientes y audaces para nuestro amado planeta. Este es el momento adecuado para poner en práctica nuestra responsabilidad de contribuir al desarrollo de la humanidad.
Espero, por lo tanto, que esta reunión del Foro Económico Mundial de 2018 permita un intercambio abierto, libre y respetuoso, y se inspire por encima de todo por el deseo de avanzar hacia el bien común.
Al renovar mis mejores deseos para el éxito de la reunión, invoco sobre usted y todos los que participan en el Foro las bendiciones divinas de la sabiduría y la fortaleza.
El Vaticano, 12 de enero de 2018 >