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Conversión política de las Farc exige nuevas competencias

El debate durante el reciente Congreso de las Farc sobre el nombre de su partido político demuestra que la mayoría de sus miembros todavía tiene dificultad para desligarse de su pasado violento, en contraposición de quienes hubieran querido un compromiso más decidido y más claro con el juego democrático.

Así lo destaca el profesor Carlo Tognato, director del Centro Nicanor Restrepo Santamaría para la Reconstrucción Civil (CeNiRS) y del Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien afirma que “el hecho de que más de 200 delegados hubieran apoyado la moción de llamar Nueva Colombia a su nueva fuerza política indica una aspiración civilista incipiente pero importante por parte de ellos, que el resto de la sociedad debe procurar proteger, alentar y nutrir”.

De acuerdo con el experto, para consolidar esa vocación civil será necesario formar los cuadros civilistas de ese partido –o a personas cercanas a ellos– en campos estratégicos como la economía, los negocios y las políticas públicas.

Al respecto recordó que en los años setenta y ochenta el Partido Comunista Italiano –que en esos tiempos era el partido comunista más poderoso de Occidente– envió personas cercanas a él y a su sindicato a formarse en instituciones académicas de prestigio de los EE. UU. e Inglaterra, como por ejemplo el M.I.T., sobre todo en economía.

Con el fin de influir sobre la política y la economía, sus cuadros entendían que necesitaban estudiar a fondo el funcionamiento del mercado y abrir canales calificados de comunicación con sus élites.

Nuevas capacidades

El profesor Tognato añade que para consolidar una conversión civil de la Farc (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), Colombia necesitará formar capacidades nuevas entre sus cuadros y sus grupos de apoyo para que, al cumplirles a sus electores, no termine implementando agendas dañinas para todo el país. En su opinión, la situación económica de Venezuela muestra los enormes costos humanos que conlleva la incompetencia.

Obviamente, precisa el analista, contar con ese tipo de formación no garantizará que los miembros de ese partido terminen tomando decisiones acertadas. En tiempo de paz a la Farc no le servirá tanto como antes contar únicamente con soldados y feligreses, sino que necesitará entre sus filas personal con competencias firmes, y firmes en sus competencias.

“La consolidación de una vocación civil también requerirá que la Farc le dé muestras a toda la ciudadanía de cierto autocontrol en la elaboración de su agenda política y en su implementación”.

La consolidación de la paz en Colombia durará dos décadas, durante las cuales será crítico contar con la determinación, la cooperación y la paciencia de un amplio abanico de fuerzas políticas.

La adopción de una agenda social-demócrata y reformista por parte de la Farc hubiera ofrecido una señal importante de que sus cuadros entenderían que la consolidación de la paz es imposible sin cierto autocontrol. Queda la duda de si la corriente Nueva Colombia, dentro de las Farc, quizás hubiera podido llegar a eso en algún momento.

Cultivar nuevas competencias, nuevas prácticas y nuevo personal político apunta a tres pasos necesarios a lo largo del camino hacia la conversión civil de la Farc. El cuarto tiene que ver la expresión de un compromiso más claro con el desarme de la cultura política colombiana, agrega.

“Después de desarmar su organización y sus acciones, la Farc tendrá que jugar un papel muy necesario en el desarme de la cultura rechazando las justificaciones de la violencia y de las vías de hecho que por décadas ha respaldado y legitimado como instrumentos para la lucha política”, puntualiza el profesor Tognato.

“Solo desarmando a la cultura”, concluye el analista, la Farc hará muestra de que su tránsito hacia la vida civil es irreversible.

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