Cuenta atrás para ver el cometa Tsuchinshan-ATLAS (el llamado cometa del siglo) a simple vista
¿Por qué sabemos que será visible y cuándo?
Predecir el comportamiento de un cometa es difícil porque depende de muchos factores. La sublimación de sus hielos superficiales, bajo el influjo radiactivo del Sol, tiene que ser eficiente y emitir a la cola del cometa suficiente polvo micrométrico para que esta sea visible. Deben ser justo de ese tamaño para que dispersen la luz visible.
A veces esa sublimación de hielos es extrema y la alteración acuosa hace que el propio objeto se derrumbe, algo que predijo el célebre experto Znedek Sekanina en un artículo reciente sobre este cometa.
A pesar de tales augurios, el cometa Tsuchinshan-ATLAS parece capaz de sobrevivir al perihelio (su máxima proximidad al Sol) y nos dará la oportunidad de observarlo tras pasar por él.
Polvo en una curiosa geometría
El abundante contenido de partículas de polvo de este cometa, unido a la geometría en que observaremos su reaparición entre las luces del alba, harán que su núcleo tenga un brillo de una magnitud similar a la de las estrellas más luminosas del cielo. Sin embargo, su reaparición a baja altura y en plena luz del alba no lo pondrán fácil.
Existe un fenómeno físico, conocido como dispersión hacia adelante, que puede hacerlo parecer aún más brillante. Cuando los rayos del Sol iluminen la coma del cometa, las partículas de polvo y hielo reflejarán la luz solar, que se dispersa hacia el observador. Conocemos que ese fenómeno desempeña un importante papel en los bruscos estallidos luminosos experimentados por algunos cometas.
Ese fenómeno puede hacer que en esos días el cometa sea suficientemente brillante para ser visible. Si no se consigue a simple vista debido a la luz del alba, deberemos probar con prismáticos. Para localizarlo, hay que buscarlo en la esquina de un triángulo equilátero que formará junto a Régulo y Denébola, estrellas de la constelación de Leo.
La peculiar geometría que contemplaremos durante el paso por el perihelio del cometa Tsuchinshan-ATLAS visto desde la Tierra también ejemplificará la variabilidad típica en la apariencia de los cometas. De hecho, podremos ver en pocas noches cómo giran las colas del cometa a principios de octubre, incluso permitiendo ver la llamada anticola, producida por partículas que se avanzan al cometa. Esto ha sido simulado en una preciosa animación del astrónomo aficionado Nicolas Lefaudeux.
El cometa visible a finales de septiembre
Durante el verano no hemos podido verlo porque su distancia angular al astro rey, la llamada elongación, es tan pequeña que no nos permite separarlo de la luz diurna. Eso cambiará a partir de finales de septiembre, cuando el cometa retorne en el cielo del alba, apenas media hora antes de la salida del Sol y tras pasar por el perihelio el día 28. Esa configuración será más favorable para los observadores del hemisferio sur, aunque también se podrá intentar verlo desde lugares elevados y libres de obstáculos en el horizonte este desde México, España y Portugal, entre otros países.
Así, como apuntaban en Sky & Telescope, a finales de septiembre podremos aprovechar la proximidad relativa a la Luna gibosa menguante, en tránsito hacia la fase nueva, y su relativa proximidad a la constelación de Leo, para recuperarlo. Será recomendable usar primero unos prismáticos de 7×50 ó 10×50 aumentos, o el buscador de nuestro telescopio. El cometa será una estrella difusa cercana al horizonte, similar a la apariencia de un cúmulo globular.
El retorno del cometa al cielo del atardecer en octubre
El cometa volverá a ser engullido por la luz del crepúsculo a principios de octubre, pero a partir de mediados de ese mes veremos cómo progresivamente se separa angularmente del Sol y comienza a verse con menor dificultad en la primera hora de la tarde, hacia el oeste.
Será la última oportunidad de verlo a simple vista o con prismáticos antes de su definitivo alejamiento. Sin embargo, tanto los astrofotógrafos como los aficionados a la astronomía podrán seguir observándolo con telescopio.
La recomendación para visualizarlo es buscar un lugar alto, con el oeste, bien alejado de la contaminación lumínica. De nuevo harán falta unos prismáticos y saber a dónde apuntar.
Los cometas, como Tsuchinshan-ATLAS, son astros caprichosos, y las órbitas en las que cruzan el sistema solar no siempre son favorables para verlos desde nuestro planeta. Sin embargo, estos astros errantes siempre son un atractivo para contemplar los fenómenos celestes que acontecen a nuestro alrededor, y empequeñecernos por su magnitud y belleza.
Josep M. Trigo Rodríguez, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE – CSIC)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.