Sequías más prolongadas no son las más intensas
Así lo estableció un estudio que caracterizó este fenómeno en 22 cuencas hidrológicas del país
Por ejemplo, en la cuenca del río Sogamoso, que surte el embalse de la Central Hidroeléctrica Sogamoso, una de las de mayor área (20.000 km2), se esperaría encontrar eventos más extremos, pero no los tiene.
Los afluentes estudiados, que se distribuyen en los departamentos de Antioquia, Boyacá, Caldas, Cauca, Córdoba, Cundinamarca, Huila, Valle del Cauca y Tolima, son importantes para la generación hidroeléctrica y forman parte del Sistema Interconectado Nacional, la red que distribuye la energía en Colombia.
A partir de variables como la duración y la intensidad, se han podido caracterizar eventos de sequía que han ocurrido a lo largo del tiempo en centrales como Guatapé (Antioquia), Sogamoso (Santander), Calima (Valle del Cauca), Guavio (Cundinamarca), Betania y El Quimbo (Huila), entre otros. Para el estudio se utilizaron métodos estadísticos, programación en el software Matlab y georreferenciación en el software Arcgis.
Las sequías son eventos con persistencia en el espacio y en el tiempo, lo que quiere decir que no se dan en un sitio puntual, sino que pueden afectar una región. También tienen duraciones considerables, por lo que el déficit de agua propicia efectos negativos sobre los diferentes sectores económicos, los cuales también dependen del uso de este recurso. Por ejemplo, cinco días de sequía pueden afectar el crecimiento de una planta, pero no un embalse.
Así lo expone Jésica Katherine Gómez Serna, estudiante de la Maestría en Recursos Hidráulicos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, quien realizó la investigación.
La información utilizada se concentra en series de caudales medios mensuales de los ríos estudiados, que tienen registros que pueden ir desde 1937 hasta 2015. La más antigua es de la Central Hidroeléctrica Guadalupe, ubicada en inmediaciones de Carolina del Príncipe y Guadalupe, municipios antioqueños.
En la investigación, la estudiante Gómez ha trabajado con series que pueden tener dos comportamientos: el bimodal, que tiene que ver con dos picos de caudales en el año: “se dice que en Antioquia los meses de lluvia son de marzo a mayo y de septiembre a noviembre”, explica. El otro es el unimodal, es decir que se presenta solo una vez al año.
Este último fenómeno se da por ejemplo en la cuenca que alimenta la central de El Quimbo, donde los eventos de sequía presentados en el periodo 1937-2015 duraron máximo siete meses, mientras que en la central Chivor (Boyacá) fue de ocho meses, y en las centrales Urrá (Córdoba) y Guavio fue de 10 de meses. Según la investigadora, las sequías tienen probabilidades de ocurrencia importantes entre dos y cinco meses de duración.
Por otro lado, los eventos más largos se presentaron en las cuencas aprovechadas por las hidroeléctricas Calima, Guadalupe y Jaguas (en Antioquia), mientras que las sequías más intensas se dieron en las represas de Betania y Playas (también en Antioquia).
Los resultados obtenidos son útiles para que centrales hidroeléctricas planeen y organicen la operación de sus embalses con el fin de conocer en qué momentos deben capturar o guardar más agua, y cuándo pueden padecer un evento de sequía, entre otras situaciones.
Según la investigadora Gómez Serna, se aspira a que “con estos análisis y las regulaciones del sector energético no se vuelva a producir un riesgo inminente como el que se dio en la década de los noventa, y que fue el detonante para el apagón y el cambio horario, o también, como el que se produjo el año pasado cuando hubo riesgo de racionamiento”.