Alianza para rescate del galeón San José propiciaría una tormenta
Tras el anuncio del presidente Juan Manuel Santos, en el sentido de proponer una asociación público-privada para rescatar la emblemática embarcación, quedan abiertos interrogantes que ensombrecen la iniciativa.
“Debido a problemas todavía no resueltos, tales como el reconocimiento de derechos y un embargo de la compañía Sea Search Armada sobre la mitad del naufragio que no forme parte del patrimonio cultural, el Estado colombiano parece anticiparse a lo que se pueda presentar en los estrados judiciales internacionales”.
Así lo considera el profesor Antonio José Rengifo, director del Centro de Pensamiento sobre Mares y Océanos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
El experto internacionalista señala además que “como la Corte Suprema de Justicia terminó atribuyéndole en su momento este porcentaje a la compañía estadounidense, el interrogante sobre las nuevas acciones que esta podría emprender permanece abierto, junto con el de la posición que asumirá el Gobierno de España, país que ha venido reclamando los galeones de su bandera como propios”.
“Ante este panorama, la propuesta lanzada por el presidente Santos, en vez de constituirse en una solución y en un atractivo anzuelo para la inversión extranjera, podría terminar convertida en una tormenta, puesto que si no existe la debida fundamentación sobre los motivos y argumentos jurídicos que llevaron al Gobierno a disponer del galeón a través de este tipo de alianza, las nuevas demandas que desde ya se prevén harían impracticable cualquier tipo de propuesta”, advierte el experto de la U.N.
Aunque sería de suponer que la alianza anunciada por el jefe de Estado se realice con alguna de las muy pocas compañías que se dedican a rescatar naufragios históricos, faltaría establecer tanto la normatividad que regirá la propuesta de asociación, como sus posibles implicaciones.
Aunque se desconoce con exactitud el valor al que ascendería la carga del naufragio, prosigue el profesor Rengifo, se conocen los manifiestos de embarque que forman parte de los archivos de Sevilla, a partir de los cuales se podría hacer un estimado, pues por ellos se sabe que se trata de uno de los naufragios históricos de mayor valor en el planeta.
En tal sentido, el académico llama la atención sobre el desconocimiento que existe respecto a los criterios que serán considerados para hacer las respectivas distinciones, entre ellos lo que es “patrimonio cultural” y aquello que definitivamente no lo es, puesto que resulta imposible prever las diversas variantes que plantearán los objetos rescatados.
A ese interrogante se suma la falta de información de los mecanismos contemplados para llevar al mercado aquellos bienes que definitivamente terminarán descartándose como parte del patrimonio cultural. Además no se ha establecido el papel y la participación que tendrá el Estado colombiano en la manera como finalmente se disponga de estos a través de subastas o ventas directas.
Naufragio histórico
Después de hacer escala en Cartagena de Indias, el galeón San José se dirigió a Portobelo –actual territorio panameño– para recoger una importante carga proveniente de los yacimientos de plata ubicados en lo que hoy son Perú y Bolivia.
Con opción de dirigirse hacia la península de Yucatán o el puerto de La Habana, abastecerse y continuar su recorrido hacia España, el asedio de corsarios ingleses hizo que se devolviera a Cartagena, con tan mala fortuna que por el exceso de peso terminaron alcanzándolo frente a las costas de Barú.
Aunque la idea era tomarlo por asalto, entre el 8 y 9 de junio de 1708 tuvo lugar una batalla naval en la que el galeón San José terminó hundiéndose por un accidente, debido a que una bala de cañón cayó en el depósito de pólvora y ocasionó una explosión.