Reportajes

Rastafaris caribeños no abandonan lucha para lograr reparación ante esclavitud

Por Alison Kentish

DOMINICA –  Las organizaciones rastafaris del Caribe están decididas a que la cuestión de la reparación de la esclavitud de la que fueron víctimas en el pasado, no sea eclipsada por las prioridades que impone la covid-19 en la región mayoritariamente insular.

Los esfuerzos para contener los contagios en medio de la pandemia, la crisis económica generada por la forzada suspensión de la movilidad y de las actividades económicas o las campañas de vacunación, han llevado a los gobiernos regionales a aparcar los temas que no se relacionan directamente con la covid.

Sin embargo, los miembros de la Organización Rastafari del Caribe están decididos a mantener el movimiento a favor de la reparación de la esclavitud en la mente de la ciudadanía y en la agenda de los responsables políticos.

“Desde la época de la emancipación, en 1834, nuestros antepasados han reclamado las reparaciones. Algunos líderes han prestado atención al reclamo, otros lo han ignorado, pero la nación rastafari desde sus inicios ha estado pidiendo reparaciones, y hasta hoy, mantenemos esa plataforma”, dijo a IPS el presidente de la Organización Rastafari del Caribe, Burnet Sealy.

Sealy, conocido como Ras Bongo Wisely Tafari, forma parte de un movimiento de los miembros de la fe rastafari para cambiar los nombres coloniales que se les dieron al nacer y avanzar en el aspecto de la curación interna, que representa para ellos el proceso de reparaciones.

El dirigente rastafari es miembro del Comité de Reparaciones de Santa Lucía, una de las 15 organizaciones nacionales de reparaciones de los Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), un bloque conformado por 15 países de mayoría anglófona e insular, tres territorios asociados y otros ocho observadores, todos parte de la gran cuenca del Caribe.

En 2013, el grupo de naciones creó la Comisión de Reparaciones de la Caricom (CRC), un organismo encargado de argumentar moral, ética y legalmente la justicia reparadora para las organizaciones de la Comunidad del Caribe.

“No va a haber una solución rápida. Es un largo camino, pero nos negamos a rendirnos. Nunca abandonaremos la lucha. Las reparaciones son imprescindibles”: Ras Bongo Wisely Tafari.

La CRC está presidida por Hilary Beckles, vicerrector de la Universidad de las Indias Occidentales.

“Se trata del mayor crimen jamás cometido contra la humanidad, un crimen cuyo daño y sufrimiento sigue persiguiendo a la humanidad en este siglo XXI. Un crimen que ha anclado el siglo XXI dentro de un legado de sufrimiento humano incalculable, y no hay alfombra en el mundo que sea lo suficientemente grande como para esconderlo”, dijo Beckles el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, el 23 de agosto.

El movimiento rastafari surgió inicialmente en Jamaica, combina elementos religiosos y musicales, reivindica y promueve el panafricanismo  y denuncia la explotación a la que se sometieron a los negros traídos forzadamente desde África y sometidos a esclavitud, que tuvo formas brutales en las zonas rurales del Caribe, como en el resto del continente.

El movimiento en favor de las reparaciones a los negros en el Caribe ha oscilado entre el mayor y menor protagonismo en la última década.

Los cambios de administración en algunos países insulares, con los consiguientes cambios en las orientaciones políticas y en las prioridades presupuestarias, han hecho que la financiación de los comités nacionales también se haya tambaleado.

La pandemia de covid y sus consiguientes limitaciones de movimiento y reuniones en persona han añadido otro obstáculo al movimiento.

Sin embargo, Ras Bongo Wisely Tafari dice que, a pesar de los desafíos, el movimiento rastafari sigue comprometido con la sanación de los efectos de la esclavitud, para lo que la reparación resulta esencial.

“Las reparaciones no pueden morir”, dijo a IPS.

“Hemos estado educando a las masas sobre lo que son las reparaciones. La gente cree que la reparación es solo cuestión de dinero, pero les estamos haciendo saber que eso no es cierto”, afirmó.

En ese sentido, destacó que “las reparaciones significan realmente reparar el daño que se hizo como resultado de la trata transatlántica de esclavos y la esclavitud, continuando con el dominio colonial”.

“El daño fue hecho mentalmente, físicamente, espiritualmente, financieramente y culturalmente”, remarcó.

La Caricom, cuyos miembros plenos aglutinan unos 16 millones de personas, libra su batalla de reparaciones en el marco de un plan de 10 puntos. Firmado en 2013. Ese plan exige:

  • Una disculpa completa y formal por la esclavitud por parte de los gobiernos de Europa;
  • Un programa de repatriación para reasentar a los descendientes de los más de 10 millones de africanos que fueron transportados a la fuerza al Caribe;
  • Un Programa de Desarrollo de los Pueblos Indígenas para comenzar a sanar el genocidio de las poblaciones nativas del Caribe;
  • El establecimiento de instituciones culturales como museos y centros de investigación.
  •  Un programa para remediar la crisis de salud pública incluye a la población de ascendencia africana en el Caribe, que tiene la mayor incidencia de hipertensión y diabetes tipo 2 a nivel mundial.

Los expertos en salud de la región y los historiadores dicen que esto está directamente relacionado con la pobre nutrición, la brutalidad física y emocional y los perfiles generales de estrés asociados a la esclavitud, el genocidio y el apartheid.

También requiere:

  • Programas para erradicar los altos niveles de analfabetismo que se derivan de la esclavitud;
  • El establecimiento de un Programa de Conocimiento Africano;
  • Programas de rehabilitación psicológica;
  • Transferencia de tecnología;
  • Cancelación de la deuda.

“Se ha ganado el argumento de que la justicia reparadora es inevitable. La cuestión es cómo lograrla de la mejor manera posible. Quién debe tener la autoridad para conceptualizarla y estructurarla y cómo garantizar que, al mismo tiempo que tiene una función reparadora, está creando un mayor sentido de justicia y humanidad en el mundo”, explica Beckles.

El camino hacia la justicia reparadora ha sido difícil de conceptualizar en el Caribe, y ante problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y una pandemia mundial, las reparaciones por esclavitud suelen caer en picado en la lista de prioridades de los gobiernos.

Sin embargo, para los defensores de la causa, el compromiso es inquebrantable.

A juicio de Ras Bongo Wisely Tafari, “es nuestra responsabilidad mantener ese enfoque de nuestros antepasados y asegurarnos de que tenemos reparaciones”.

“No va a haber una solución rápida. Es un largo camino, pero nos negamos a rendirnos. Nunca abandonaremos la lucha. Las reparaciones son imprescindibles”, concluyó.

T: MF / ED: EG

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