Medio Ambiente

Las causas del fracaso de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques de 2014

No es la primera vez que los países acuerdan orientar sus esfuerzos a frenar la deforestación a nivel mundial: hace siete años, más de 30 países firmaron la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que tenía como objetivo poner fin a la tala indiscriminada para 2030; no funcionó.

Hasta 2019 solo se habían restaurado 27 millones de hectáreas desde 2000, lo que implicaba, entonces, menos de una quinta parte del objetivo que la declaración había establecido para 2020, según la revista The Scientist.

De la iniciativa impulsada por Naciones Unidas participaron Gobiernos, empresas y actores de la sociedad civil con el objetivo de reducir a la mitad la pérdida anual de bosques naturales para 2020 y alcanzar la deforestación cero en 2030.

Alcanzar estas metas, suponía reducir las emisiones de carbono entre 4.500 y 8.800 millones de toneladas anuales, lo que equivale a eliminar las emisiones actuales de Estados Unidos, de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Desde 2014 y durante cinco años, hasta el mismo año en que la pandemia de coronavirus irrumpió en el mundo, el área de bosque destruida anualmente empeoró dramáticamente, aumentando más del 40% a nivel global.

El pacto incluía algunos de los principales países boscosos, como Indonesia y los Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile, Perú y República Dominicana; también la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas y Vietnam; y de África Kenia, República del Congo y Etiopía, entre más.

Sin embargo, no figuraron Rusia, India, China, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia, ni Gobiernos nacionales de países del sur de Europa o Brasil, pese a que sí firmaron algunas administraciones regionales de Brasil, como los de Acre, Amapa y Amazonas.

Para algunos especialistas, la ausencia de las economías emergentes BRICS, sobre todo del gigante sudamericano, fue lo que marcó uno de los mayores puntos de debilidad del acuerdo.

Una de las principales razones por las que el acuerdo de 2014 “no cumplió con sus promesas” de detener la deforestación fue que la declaración no incluía a Brasil, un país que tiene las “mayores pérdidas absolutas” en términos de deforestación después de las talas “desenfrenadas” en el 2000, explicó Constance McDermott, investigadora de la Universidad de Oxford, citada por New Scientist.

Y aunque el país había hecho grandes avances para poner fin a la tala indiscriminada, la elección de Jair Bolsanaro como presidente de Brasil en 2019 vio la llegada de “una agenda política clara para priorizar la agricultura y las industrias extractivas y hacer retroceder las protecciones ambientales”, agregó la experta.

Si bien Brasil acordó hoy en la COP26 junto a más de 100 países la Declaración de los líderes de Glasgow sobre el uso de los bosques y la tierra, los activistas climáticos exhortaron a los Gobiernos a prestar atención a sus “políticas destructivas del pasado reciente” en lugar de “promesas vagas sobre el futuro” que, según ellos, están “destinadas a asegurar el efectivo”, según The Guardian.

“Hoy Brasil tiene una política anti-ambiental. Están paralizando todo. La deforestación y los incendios forestales están fuera de control. Esto debe cambiar para garantizar que el dinero climático, que es importante para nuestro país, se pueda usar de una manera muy detallada y específica”, precisó Suely Vaz, miembro del Observatorio del Clima y exdirectora del regulador ambiental Ibama.

La situación en el Amazonas brasileña es alarmante: según los datos publicados por Imazon, un instituto de investigación brasileño que rastrea la deforestación del Amazonas desde 2008, la tala indiscriminada en esta región alcanzó su nivel más alto en una década, con un área “casi siete veces más grande que Londres y 13 veces el tamaño de la ciudad de Nueva York” entre agosto de 2020 y julio de 2021.

Otro punto importante es el financiamiento. Según el diario The New York Times, el acuerdo de 2014 “fijó metas sin medios para lograrlas” y hay ambientalistas preocupados de que “suceda lo mismo esta vez”.

No obstante, a diferencia de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, para el periodista de la cadena BBC, Matt McGrath, especialista en medio ambiente, hay algunas “razones para estar contentos” sobre los planes de este nuevo acuerdo, “específicamente la escala de la financiación y los países clave que apoyan la promesa”, según el portal The Week.

La Declaración de los líderes de Glasgow comprometerá 19.200 millones de dólares de fondos públicos y privados y creará un fondo adicional de 1.500 millones de dólares para proteger una de las selvas tropicales más grandes del mundo en la cuenca del Congo.

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