Medio Ambiente

Valle de Aburrá no es autosuficiente

La sostenibilidad ecológica del área metropolitana del Valle de Aburrá depende de zonas como el Bajo Cauca y el Altiplano del norte antioqueño, sitio del que se abastece de agua y en el que se encuentra un bosque húmedo montano bajo, cobertura que captura más emisiones de dióxido de carbono.

“La sostenibilidad de la ciudad metropolitana está en entredicho porque su dependencia ecológica es extremadamente alta. Por ejemplo, el área metropolitana importa el 89 % de los alimentos que consume, es decir, solo produce el 11 % de su sustento alimenticio”.

Así explica Joaquín Hincapié, profesor de la Escuela Urbano-Regional de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Medellín, de acuerdo con los resultados de la tercera actualización del estudio de medición de huella ecológica en el Valle de Aburrá, que la institución hizo en convenio con la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia).

Se encontró también que el área metropolitana produce solo una quinta parte del agua que demanda la totalidad de la población. Esto obliga a que el 80 % del este líquido se importe de territorios distantes, como el Páramo de Belmira, y a hacer trasvasamientos de los ríos Pantanillo, Buey y Negro, que se almacenan en el embalse La Fe, ubicado en El Retiro, municipio del Oriente antioqueño.

Emisiones

El área metropolitana del Vale de Aburrá es la que más produce gases efecto invernadero, sin embargo, en la zona no se alcanza a capturar ni a disipar el 1 % de las emisiones de este gas, lo que es realmente “calamitoso”, asegura el docente Hincapié.

El informe, según Corantioquia, muestra que en promedio cada habitante del Valle de Aburrá emite 1,11 toneladas de CO2 al año, aunque la cantidad de árboles existentes en este territorio solo está en capacidad de absorber el 0,26 % de las partículas contaminantes.

BanCO2, sistema de retribución económica a campesinos que conservan ecosistemas estratégicos para la captura de gases efecto invernadero, es una alternativa adecuada para mitigar ese impacto, según el docente.

Que 500 habitantes del área metropolitana del Valle de Aburrá se cambiaran del transporte privado al transporte público, equivaldría a la existencia de una hectárea de bosque sembrado en las condiciones ambientales de bosque húmedo premontano.

Implicaciones

Se denomina “biocapacidad” a la facultad de una región para producir lo que necesita, sin embargo, la zona metropolitana no posee dicha característica, sino por el contrario lo que se hace es tomar prestado de otros territorios, a lo que se le llama “capacidad de carga robada”.

Eso tiene implicaciones, ya que la calidad de vida y el confort de la población dependen de otras regiones. Por lo que “es muy posible que ellos (otras subregiones) estén sacrificando su bienestar para que Medellín y sus municipios satélites estén en condiciones adecuadas”.

Suplir esas condiciones puede aumentar o disminuir la huella ecológica según sea el contexto, dado que aumenta en la medida en que más alto sea el estrato socioeconómico. En ese sentido, el estrato 6 tiene una huella ecológica 200 % más grande que el 1, incluso 50 % por encima del promedio de los demás estratos.

Este es un aspecto novedoso del estudio, el cual no se había abordado en la anterior actualización por falta de datos.

Los resultados del estudio se convierten en una herramienta importante de planificación y ordenamiento ambiental del territorio y para proponer o impulsar políticas públicas para proteger los ecosistemas.

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