Salud

Malezas de huertas urbanas pueden ser medicinales y comestibles

Contrario a lo que se cree, las plantas consideradas como malezas tienen propiedades medicinales y nutricionales que se pueden incluir en la dieta diaria para aprovechar sus beneficios.

Así lo explica Lina Marcela Rojas, agrónoma de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien visitó cinco huertas de Bogotá para identificar las especies de malezas que albergaban y determinar qué usos se les pueden dar.

Las malezas hacen referencia a las plantas que crecen espontáneamente en una zona y compiten con cultivos de importancia económica por la luz, los nutrientes y el agua, lo que hace que los agricultores quieran eliminarlas.

Durante su visita a las huertas urbanas, en las que observó diversidad de cultivos como papa, zanahoria, hortalizas, algunas frutas y aromáticas, la investigadora Rojas encontró 31 familias, 49 géneros y 68 especies.

Entre ellas identificó cerca de 10 especies registradas como malezas. Las familias más representativas son las asteráceas, que reúne la manzanilla (Matricaria chamomilla) –la cual ha demostrado ser útil contra los dolores de estómago– y el diente de león (Taraxacum campylodes), cuyas hojas se pueden usar en ensaladas.

Otras especies conocidas como acederas (Oxalis latifolia) se usan en la preparación de ensaladas porque sus hojas tienen un toque ácido. El quenopodio (Chenopodium ambrosioides), también conocido como paico, es otra de las especies de malezas encontrada en las huertas urbanas. Esta tiene uso medicinal como purgante, explica la agrónoma Rojas.

La chisacá o botoncillo (Acmella oppositifolia) es conocida como la hierba de los dientes, ya que sus hojas poseen agentes analgésicos empleados para calmar estos dolores. “Otra especie que se encontró es la conocida como bolsita de pastor (Capsella bursa-pastoris), que sirve para calmar los dolores menstruales y disminuir los sangrados abundantes”, agrega la investigadora.

Por último se identificó la presencia de la planta conocida como malva (Malva sylvestris), con la que se pueden hacer compresas sobre las piernas para disminuir la inflamación de las venas varices.

Las semillas de estas especies son muy fáciles de dispersar ya que pueden ser trasladadas por el viento, las aves y los insectos, y además se adaptan rápidamente.

No obstante, estas plantas suelen ser desechadas por el desconocimiento que tienen las personas sobre sus beneficios. De hecho, se ha demostrado que pueden tener un aporte nutricional incluso más elevado que los alimentos que se consumen con frecuencia.

La investigadora Rojas agrega que en un estudio hecho en Argentina en 2003 compararon algunas especies de malezas con alimentos comunes en la dieta, y comprobaron que el diente de león, por ejemplo, contiene más vitamina A y C que alimentos como espinaca, acelga, lechuga, tomate, papa y leche.

En cuanto al contenido de hierro y calcio, el diente de león y la quinua blanca presentan valores más altos que el brócoli, la zanahoria, la leche, la acelga, la carne, el tomate, la papa y la naranja.

En palabras de la agrónoma, “el reconocimiento de estas especies permite ver las malezas no como el enemigo de los cultivos, sino valorar sus propiedades y las altas capacidades nutricionales que se pueden aprovechar para contribuir a la seguridad alimentaria”.

Este trabajo de investigación se presentó en el IV Congreso Latinoamericano de Plantas Medicinales que se llevó a cabo en Barranquilla, y también buscar llamar la atención sobre la importancia del conocimiento ancestral de algunas especies, puesto que, acompañado de revisiones científicas, se pueden hacer estudios fitoquímicos para corroborar las propiedades nutricionales y sustentarlas a partir de la etnobotánica.

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