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De la crisis de los commodities a la desindustrialización

Desde 2012 América Latina enfrenta una fuerte crisis económica que se acentúa ahora, debido a que a las dificultades por los commodities (bienes primarios) se suma la tendencia a una baja exportación de productos industrializados, que afecta especialmente a Brasil, México y Argentina, los más desarrollados de la región en este sector.

Así lo advirtió el destacado académico Víctor Manuel Soria Murillo, de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, uno de los tres invitados especiales al Seminario Internacional ¿Hacia dónde va América Latina?, organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.). Al evento también acudieron los académicos Ilán Bizberg, del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, y Bruno Théret, de la Universidad Dauphine de París, quienes eligieron precisamente estas naciones como su más reciente objeto de estudio.

Según el profesor Soria, a pesar de que los tres países tienen una conformación política federal, sus respuestas a las coyunturas económicas y políticas han sido muy distintas. En general, dice el intelectual, todos compiten con salarios bajos, pero Brasil tuvo mejor desempeño durante las administraciones de Luiz Inácio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff: “con la entrada de Michel Temer volvieron las políticas neoliberales; habrá que esperar a ver si continúa con una carrera moderna de industrialización”, subraya.

En el caso de Argentina, el profesor Soria destacó que en el área económica no existe una política de Estado definida, debido a los constantes giros políticos; por épocas, la apuesta es impulsar el sector agropecuario, y en otras el industrial. Por su parte, México se estancó en los últimos años, pese a que tiene sectores fuertes como el automotriz, las comunicaciones y la electrónica. El problema radica, dijo el experto, en que se trata de ámbitos de tecnología avanzada de maquila, que compiten internacionalmente con salarios muy bajos, lo que impide fortalecer la economía interna.

El investigador Soria agregó que México afronta un proceso acelerado de desindustrialización, con multinacionales que aprovechan un entorno maquilador favorable y económico, del que han sacado ventaja Canadá y Estados Unidos, por medio del tratado de libre comercio que existe en Norteamérica.

Entre tanto, Bruno Théret, de la Universidad Dauphine de París, explicó que en el campo constitucional también hay marcadas diferencias entre los federalismos de México, Brasil y Argentina. En el área formal, destacó, son sistemas políticos complejos, similares a los de los Estados Unidos, con predominio del presidencialismo y una conformación semejante del Congreso, pero en el área legal con esquemas distintos, lo que incide en la forma como afrontan las crisis.

Por ejemplo, explicó el académico francés, desde los años ochenta los sistemas federales de México y Brasil se bifurcaron por las decisiones políticas que asumieron respecto a la crisis de deuda de la época. Los mexicanos se enfocaron tanto en realizar ajustes internos para desregularizar el mercado laboral y abaratar la mano de obra como en desarrollar sectores económicos de baja productividad. En cambio, los brasileros profundizaron el programa de sustitución de importaciones, que hoy les permite tener industrias sólidas de exportación como la de armas, aviones y biotecnología.

Entre tanto, argumentó el profesor Théret, en Argentina aún se debate cuál es el mejor camino económico: uno volcado hacia los mercados externos (con el sector agroexportador como la punta de lanza) o uno de reindustrialización, que dé mayor importancia al mercado interno y permita más intervención estatal: “cada ideal ha prosperado según las clases políticas en el poder; hoy es más neoliberal con el presidente Mauricio Macri, pero fue más proteccionista en el periodo de los Kirchner”, resalta.

Una América Latina diversa

El profesor Ilán Bizberg aseguró que el interés de distinguir los modelos económicos de Brasil, México y Argentina es necesario porque más allá de las fronteras de América Latina se ve a la región como una sola unidad, sin distinciones económicas y sociales, pese a que la realidad es otra. Existen marcados contrastes, tanto entre los países de conformación federal como entre los centralizados, como el caso de Colombia o Perú.

“A grandes rasgos hemos identificado cuatro tipos de capitalismo en nuestro continente: el de Brasil y Argentina, de carácter sociodesarrollista, basado tanto en el mercado externo como en el interno y en el desarrollo paralelo de la industria y de los commodities; el de México, que es manufacturero de outsourcing internacional, con bajo valor agregado; y el de Colombia, Chile y Perú, que es liberal, rentista y centrado en las materias primas. En estos se plantea que las exportaciones darán lugar a un desarrollo interno a partir de la inversión extranjera en minería y petróleo. Y está el distributivo, de Ecuador y Bolivia, en el que existe la convicción de que al distribuir las rentas provenientes de los minerales en los salarios se generará un mercado local y se incentivará la economía interna”, explicó el profesor Bizberg.

En el evento, los tres expertos coincidieron en afirmar que, a excepción de Brasil, todas las naciones latinoamericanas, en el corto y mediano plazo, tienen muy pobres metas de romper la dependencia externa de su economía; en ninguno de los países más grandes de la región existen procesos concretos para reemplazar la economía de los commodities por otra que se centre en la innovación y detenga la desindustrialización.

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