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Brote de aftosa exige mayor control en frontera con Venezuela

Pese a las medidas del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), la zona de Arauca y Norte de Santander presenta alta vulnerabilidad, ya que no resulta sencillo controlar el paso de animales, productos y personas que pudieran estar transportando el virus.

Así lo advierte el profesor Jimmy Vargas, médico veterinario del Grupo Control Genético en Salud Animal, del Instituto de Genética de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), quien recomienda mayor control, especialmente en la frontera con Venezuela, para superar la crisis sanitaria que se registra en el municipio de Tame (Arauca) por cuenta del brote de fiebre aftosa.

“La primera referencia que se tiene de fiebre aftosa en Colombia data de 1950, época en la que el virus ingresó desde Venezuela, a través del departamento de Arauca”, recuerda el docente.

Al respecto, llama la atención sobre el hecho de que Tame es considerado un punto estratégico en el ciclo productivo, puesto que todos los animales que van desde Arauca hasta los mercados de Yopal y Villavicencio pasan por allí.

Focos registrados en otros países dan cuenta de que este virus es capaz de desplazarse en el aire en un radio de 10 kilómetros, así como a través de fuentes de agua. No obstante, productores de la región manifiestan que el contrabando de animales y productos derivados de bovinos figuran entre las principales causas.

Tales circunstancias han hecho que el ICA emita una serie de resoluciones encaminadas a suspender de forma indefinida la movilización de animales y los eventos como ferias y festivales de coleo, además de incrementar las medidas de bioseguridad adecuadas, con alcance al departamento de Arauca y los municipios de Hato Corozal y Paz de Ariporo, en Casanare.

Si una persona ha estado en la zona donde se registró el foco, en el caso de Tame, deberá evitar visitar otras fincas, además de hacer labores constantes de desinfección de calzado, ropa, elementos de trabajo y vehículos.

Riesgos comerciales

La actual emergencia ha hecho que se suspenda la venta de carne a países como Panamá, Ecuador y Perú, además de poner en riesgo el comercio con otros países como Jordania.

“El comercio de ganado bovino, carne, leche y sus derivados tiene implicaciones muy fuertes cada vez que se presenta un brote”, afirma el docente. Aunque casi todos los países suramericanos han sido declarados libres de aftosa gracias a los estrictos protocolos de vacunación, Venezuela es una excepción, subraya.

Mientras que los países de Norte y Centroamérica, junto con parte de Argentina, están libres de fiebre aftosa sin vacunación, Colombia, Ecuador y Brasil deben continuar realizando jornadas sistemáticas de inmunización.

No obstante, para el caso de Colombia existen zonas libres de aftosa sin vacunación, como San Andrés, Providencia y Santa Catalina; Gorgona y Malpelo, junto con el Urabá chocoano (Acandí, Bahía Solano, Carmen del Darién, Juradó y Río Sucio) y Ungía (margen derecha del río Atrato), además de Murindó y Vigía del Fuerte, en Antioquia.

Síntomas del virus

La fiebre aftosa es una enfermedad causada por un virus que afecta a los animales de pezuña hendida, como vacas, búfalos, cerdos, ovejas, cabras y llamas, entre otros, susceptibles de contraer la infección, destaca el profesor Vargas.

Aunque no tiene un carácter letal –de hecho la mortalidad por cuenta del virus no excede el 5 %–, las vacas son muy proclives a infectarse, de manera que la producción del hato se ve considerablemente afectada.

La sintomatología clínica se observa en vesículas y úlceras en la boca, el paladar y las encías, y en el caso de los rumiantes en las pezuñas y las ubres. Aunque el virus no afecta a las personas, sus efectos pueden tener graves afectaciones en el mercado internacional.

“Si una vaca en producción contrae la infección eliminará el virus a través de todas sus secreciones, incluida la leche, en la que el virus se puede transportar, y si esta se emplea para hacer quesos también podría vehiculizarse de esta forma”, precisa el docente.

Con una alta sensibilidad a condiciones asociadas con temperatura o acidez, un proceso de acidificación de la carne durante el rigor mortis puede reducir la presencia del virus; sin embargo podría permanecer en los huesos, las glándulas y algunas partes más profundas del corte.

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