Tabacaleras: en el limbo de la responsabilidad social
Con el aumento de la regulación para empresas del sector tabacalero en Colombia, muchas de estas han optado por añadir nuevas temáticas y adjetivos en sus informes de responsabilidad social, tratando de mostrar una imagen más amigable y poco nociva.
En Colombia, el 7 % de la población nacional consume tabaco y las enfermedades relacionadas con su consumo representan un costo directo anual al sistema de salud de más de 4,5 billones de pesos, mientras que la recaudación del impuesto por la venta de cigarrillos cubre solo un 10 % de este gasto.
Según el Instituto Nacional de Cancerología, el humo del tabaco libera en el ambiente más de 7.000 sustancias químicas, 69 de ellas consideradas cancerígenas.
La exposición pasiva al humo causa la muerte de 890.000 personas al año; se ha determinado que 165.000 menores mueren debido a infecciones respiratorias que genera el tabaco que otros fuman en sus entornos.
En el mundo, el consumo de tabaco asciende a 1,1 billones de personas, de las cuales el 80 % vive en países de ingresos bajos o medios. Sin embargo, el tabaco no siempre fue considerado como un producto nocivo, ya que históricamente ha ocupado diferentes roles dentro de la sociedad, ya sea de tipo ancestral y connotación sagrada, o como actividad que exalta un estatus social.
En busca de legitimidad
Ante esta realidad, las empresas del sector tabacalero se han visto obligadas a buscar estrategias para recuperar la legitimidad, de tal forma que sus actividades dejen de ser vistas como nocivas, e incluso puedan ser aceptadas.
Yimmy Alexander Bueno Juez, magíster en Contabilidad y Finanzas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), señala que la responsabilidad social aparece como una herramienta para mitigar la imagen negativa de las empresas y presentarse ante la sociedad como una entidad responsable y cercana a las problemáticas.
Sin embargo, el investigador considera que en la mayoría de los casos los temas abordados en esos informes de responsabilidad no cumplen su objetivo real.
Al respecto, asegura que las empresas buscan integrar a su operación todos los aspectos que generen cualquier tipo de problema ante la sociedad. Comienzan por preguntarse sobre sus problemas con los proveedores, inversionistas, clientes, vecinos, entre otros, dando lugar al concepto de “partes interesadas” (agentes que se ven afectados por la operación de la empresa).
Análisis de informes
En la investigación se analizaron informes de responsabilidad social de 2011 a 2016, presentados por las multinacionales British American Tobacco y Phillip Morris International, con presencia en Colombia.
En el análisis se identificó la implementación del modelo Global Reporting Initiative (GRI) –reconocido por las empresas como un medio que favorece la forma de comunicación con sus agentes– y su aplicación han aumentado a lo largo del mundo.
Los contenidos básicos de la Guía de GRI (2013) se dividen en tres aspectos principales: economía, medioambiente y desempeño social. Cada uno desarrolla criterios que buscarán evaluar una temática particular y los cuales a su vez están conformados por indicadores con los que se determina si el cumplimiento es esencial o exhaustivo.
Entre la regulación y la percepción
La regulación del tabaco en Colombia está determinada, especialmente, por la Ley 1335 de 2009, por medio de la cual se buscó prevenir daños a la salud de los menores de edad, la población no fumadora y se establecieron políticas públicas para la prevención del consumo del tabaco.
Las medidas para promover estas prohibiciones incluyen, por ejemplo, que no haya presencia de ceniceros, campañas de desestimulo por parte de tenderos, y en general que no haya información de “responsabilidad social” de las tabacaleras en establecimientos.
Por su parte, la Liga Colombiana Contra el Cáncer, fuente consultada en la investigación del magíster Bueno, señala que otro de los argumentos de las tabacaleras se basa en la defensa de su posición frente a los agricultores, asegurando que en la tierra en la que se cultiva tabaco solo pueden crecer cultivos de coca, por lo que incluso han llegado a manifestar que “si los cultivos no son de tabaco, muy seguramente serán de coca”. Para la Liga, tales afirmaciones se transforman en argumentos falsos de carácter ético y moral.
Por último, el análisis evidencia que se mantiene una percepción negativa, en la que las empresas del sector tabacalero mienten a la hora de presentar la realidad de sus actividades, y además se identifica la responsabilidad social como una herramienta que ayuda a divulgar un discurso que dista del de sus partes interesadas.