Cuando el mundo cambió para bien o para mal

En estos momentos el universo cambió la manera como percibimos el mundo: la forma de pensar, de actuar y de vivir, por muchos años, será distinta desde el ángulo que la miremos. Nuestro trabajo, el colegio, la universidad, el interactuar con los demás seres humanos, la forma de comportarnos. Tendremos que irnos adaptando a un estilo de vida más sencillo.

También debemos considerar que el tejido social está constituido por una abundante serie de personas, con diferentes modos de pensar, de actuar y relacionarse entre sí. Costumbres, ideales, comportamientos que hacen más difícil esta situación.

Los sectores de opinión, que influyen inconsciente o conscientemente en el comportamiento y el pensar de una sociedad, a veces con un sentido opuesto a la realidad, influye significativamente a la gran problemática que en estos momentos vivimos. Porque muchos medios lo hacen por beneficio propio de las personas con las que trabajan, realmente no son imparciales, causando mucho perjuicio a toda la humanidad.

El Covid-19 es una realidad que no se puede cambiar ni ignorar, hay lugares donde este virus no existe, pero en esos lugares, las personas se protegen de las otras para que no llegue a su vida, es un instinto de supervivencia y de defender sus lugares de los contaminados.

Existen un grupo de personas maléficas que están contaminados y desean que los demás se enfermen. Otros que no hacen nada por cuidarse, desafiando el destino y estos son los que llenan los hospitales y las UCIS. Otros que se cuidad y tratan de seguir las reglas para tratar de modificar la situación.

A los jóvenes no les importa, siguen de rumba, saliendo a las calles, llevando el virus a sus casas. Enfermando a sus padres, a sus abuelos, a sus hermanos, haciéndole daños colaterales a sus familias.

Debemos tener sensatez si queremos ser los mismos de antes y no negarnos ante una realidad, cuando decimos que el virus no existe, no es un invento es una realidad.