La columna de AlfredoOpinón

Responsabilidades de las desigualdades sociales (III)

La Economía dedica gran parte de su análisis a establecer las condiciones bajo las cuales se debe establecer su funcionamiento y los objetivos a alcanzar. Eso implica realizar una ponderación y darle fuerte relieve al Estado, transformándole en el actor económico más importante.

Alfredo Oliveros. Egresado como Contador Público de: Universidad de la Rep. del Uruguay y Universidad de Buenos Aires (Argentina). Máster en Economía Internacional de la Universidad de Belgrano (Argentina). Docente en Economía en distintas Universidades de América Latina. Contratado como asesor por distintos Gobiernos de América y asesor de distintos programas del BID (Banco Interamericano de Desarrollo)

En su actividad, el Estado se relaciona generando resultados. Pero en la mayoría de los casos buscando abrir y cerrar oportunidades, para sostener lo que considera una dinámica social a impulsar. Lo hace a través de una arquitectura legal (Política) y el seguimiento de lo alcanzado. Eso implica, negociar con la población las estructuras y manejos de gobierno, dando las formas para alcanzar objetivos. Lo que significa que deberá, tratar de respetar el alcance asumido.

La búsqueda de los resultados requiere acciones. La misma es objeto de permanente examen por los gobernantes, para alcanzar los objetivos y como consecuencia mantener sistemas de  seguimiento, acorde a lo resuelto.

La complejidad del mundo real no es fácil de captar y más cuando se aplican mecanismos de gobierno y como consecuencia, de abstracción. De ahí que se parta con algunos preconceptos. A continuación se exponen-como ejemplo de amplitud- dos de ellos extremos, considerando que el Estado establece ingresos mediante impuestos (o préstamos) y el dinero recaudado, debe ser adjudicado según  criterios establecidos.

Uno de esos criterios básicos puede estar sostenido por los llamados “partidarios del libre mercado”. Sostienen que otorgar la parte más grande de los ingresos estatales a los sectores que obtengan las mayores ganancias, será una forma de distribución que asegurará un permanente fluir de recursos que podrá beneficiar la atención de las actuales y  futuras necesidades sociales. A esos efectos, a los más ricos se le rebajarán al máximo los impuestos, con lo que se asegurarán una corriente de ingresos hacia los mismos, sin que tengan necesidad de afectarla por las necesidades que los consuma rápidamente. Con lo que se considera que está asegurado el crecimiento económico, ya que el uso de los recursos obtenidos por el Estado no se pierde.

Frente a esa corriente está otra, la que establece que el Estado debe priorizar la atención prioritaria de las necesidades sociales, a través del Mercado. Con lo que favorece la competencia y el desarrollo de productores, sin importar tanto el beneficio o el costo del producto. Inclusive utilizando mecanismos de protección, en los que se impulsa la posibilidad de la atención inmediata de la necesidad. Esto termina generando algún tipo de conflicto en lo que sería el “el exceso de carga tributaria”. Entendiendo por tal, repartir todo lo que le ingresa al Estado por concepto de:  préstamos impuestos o tasas y que no tienen contraprestación. La finalidad es atender necesidades de manera prioritaria, de acuerdo al criterio del Estado.

Dado lo expuesto y de manera simplificada, el tema tiene su desarrollo más amplio en comportamientos que dan origen a: “Mercado” (Necesidad) y en la correspondiente “Política” (Destino de los recursos). En la medida que no estén correlacionados los dos conceptos, se producirán desajustes sociales. Especialmente los que puedan resultar de una relación no equilibrada entre Gobierno y Gobernados.

En algunas de las futuras entregas de esta columna, se ampliarán estos últimos conceptos.

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