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En Cartagena se nace pobre y se muere pobre

Cartagena es un pueblo sin esperanza. Con mi artículo anterior no pretendo satanizar al cartagenero, porque la realidad de la enfermedad mental que vive el pueblo es consecuencia de todos los gobernantes antes de Dau. Por supuesto algunos son mucho más responsables que otros. Los alcaldes encargados son los que más han trabajado por Cartagena y los que más difícil la han tenido, tuvieron que trabajar con planes de desarrollo construidos por otros y con muy poco tiempo para poder llevar a feliz término una gestión. La inestabilidad política de Cartagena le ha hecho mucho daño a la ciudad.

Cartagena lleva décadas sumida en la miseria. No existe movilidad ni progreso social. En Cartagena se nace pobre y se muere pobre. El ascenso social y una mejora notoria en la calidad de vida son cosas que no le suceden comúnmente a los cartageneros.

Constantemente podemos oír en los medios de comunicación las cifras socioeconómicas de Cartagena. Sus niveles de pobreza. Se dan a conocer esas cifras que no se hace una comprensión de ellas.

A trimestre móvil de octubre -diciembre de 2020 del DANE. Los ocupados fueron 412 mil cartageneros. De los cuales 180 mil pertenecen al sector formal, es decir, cuentan con un contrato laboral, prestaciones de ley y estabilidad.

El resto, que corresponde a 233 mil cartageneros, hacen parte de los informales. Según el Conpes 3956, dentro de estos encontramos a los micronegocios. Actividades comerciales que pueden tener entre uno a diez empleados. Misceláneas, tiendas y almacenes de barrio, negocios de Instagram, entre otros.

De acuerdo con la Encuesta Micronegocios del DANE, el 80% de estos micronegocios son completamente informales. Funcionan desde sus casas, no hay pago de empleados y en el caso que existan empleados son mal remunerados y el empleo es informal, no hay pago de prestaciones de ley. No tienen registro de Cámara de Comercio y no pagan impuestos.

De enero a octubre de 2020, de acuerdo al DANE, Cartagena tuvo 108 mil micronegocios, se presentó un decrecimiento de 4.3% con respecto al 2019.

También dentro de los 233 mil informales de Cartagena están lo que el DANE llama por cuenta propia. Son los taxistas, vendedores callejeros, mecánicos… todo el que literalmente sale a “rebuscársela”.

¿Qué significa que en Cartagena existan 233 mil ocupados informales? Que la ciudad no genera empleo. El sector industrial es intensivo en capital. El sector comercio, hoteles y restaurantes no genera suficiente empleo. Y este es temporal, inestable porque es afectado por la estacionalidad, es mal pago y de bajo complejidad.

En resumen, el sector industria y manufactura representa el 11.4% del empleo formal e informal de la ciudad. El sector de comercio, hoteles y restaurantes es el 31.8%. Construcción el 9.25%, sector transporte, almacenamiento y comunicación es el 15.5% del empleo formal e informal. Cartagena tiene una baja participación dentro del mercado laboral.

La tasa de desempleo de noviembre de 2020 a febrero de 2021 fue de 11.3%. Es tan baja por el elevado número de informalidad.

Vivir del rebusque y estar desempleado es la realidad de Cartagena. Y estas situaciones tienen un impacto negativo en la salud mental de las personas. Y el cartagenero lleva décadas viviendo estas situaciones. El psicólogo venezolano Gilberto Aldana Sierralta, experto en el impacto emocional del desempleo y la informalidad en la salud mental del individuo considera que vivir en el desempleo o en la informalidad son dos de los eventos más estresantes en la vida de las personas.

Tenemos a 381.266 cartageneros en un estado de estrés constante y prolongado desde hace años ¿Quiénes son esas casi 400 mil personas?

Los cartageneros que pertenecen a la Línea de Pobreza Monetaria, que, de acuerdo al DANE, para el 2019 fueron el 34.3% de los ciudadanos, que corresponden a 351.203 personas. Las cuales medio alcanzan a sobrevivir al mes y a mal cubrir la canasta básica. Un individuo en pobreza monetaria en Cartagena vive el mes con $346.000 pesos, según el DANE.

Dentro de los 381.266 ciudadanos en estrés constantemente también se encuentran los cartageneros que sufren pobreza extrema monetaria. Son 30.063 habitantes de Cartagena, el 3% de la población. Apenas alcanzan a comer algo, sobreviven el mes con $143.500 pesos.

De acuerdo a la encuesta Pulso Social, debido a la pandemia el 66,5% de los cartageneros consumen en sus hogares dos (2) comidas al día. Desayunan y almuerzan o almuerzan y cenan.

Verse sin sueldo o con unos ingresos que apenas alcanzan para mal comer y transportarse afecta la salud mental de ese individuo, esto se refleja en su entorno, repercute directamente en:

  • Primero: su familia

  • Segundo: el lugar donde vive, barrio o comunidad

  • Tercero: en la ciudad

¿Qué ocurre con las personas que viven constantemente sometidas a este tipo de estrés? Que en Cartagena son 381.266 personas, el 37.3% de la población, sin incluir en esta cifra la clase vulnerable, que son los que ganan más de $350 mil pesos, pero menos del salario mínimo y no está incluida la clase media, ambos grupos de ciudadanos que viven la misma problemática, desempleo e informalidad ¿Qué ocurre con el estado mental de ellos? Comienzan a sufrir de depresión, estrés y ansiedad.

Cuando no se tiene empleo o se vive del rebusque no simplemente constituye una pérdida económica en sus vidas, representa la negación a un ascenso social, el cartagenero nace pobre y muere pobre, sufre de pérdida de identidad social, de pérdida de su independencia; sufre de un estado constante de desasosiego, desesperanza y tristeza.

Los psicólogos alemanes Karsten I. Paul y Klaus Moser, en su publicación de 2009, “Unemployment Impairs Mental Health: Meta-Analyses” del Journal of Vocational Behavior, explican que la depresión que causa el desempleo y la informalidad produce los siguientes síntomas en los individuos:

  • Carencia de energía
  • Pérdida del apetito o apetito desmedido

  • Desarrollo de conductas adictivas: alcohol, juego, drogas…

  • Alteraciones del sueño

  • Conductas hostiles

Entre más tiempo pasa una persona sin empleo o en el rebusque, más se sumerge en estos estados mentales. Se hunde en una pérdida de la autoestima y la autoconfianza, se siente en desesperanza y desamparo.

Estas personas presentan alteraciones significativas en la capacidad de relacionarse socialmente de manera positiva. Se vuelven agresivos, hostiles, con ausencia de sostener diálogos o encontrar consensos.

Y los responsables (en gran medida) de esta situación, del estado mental alterado de la ciudadanía, son todos los gobiernos distritales, que han permitido que año a año Cartagena profundice y avance en estos niveles de pobreza, desigualdad, desempleo e informalidad.

Los cartageneros relacionan esta situación social con la política tradicional y todo lo que, de acuerdo al colectivo social, significa ser un político tradicional de Cartagena de Indias.

El ciudadano de La Heroica está rechazando al político y a la política tradicional. Este cartagenero que vive en un estado mental enfermo, que mínimo y mal contados por encima son 380 mil personas de los 1.021.000 habitantes de Cartagena, según el DANE.

De estas 300 mil personas, con un estado mental alterado y un entorno social disfuncional, fueron 115 mil las que eligieron a William Dau.

Dau se vendió como una persona que no pertenece a la clase política. Para el ciudadano la clase política tradicional de Cartagena es sinónimo de corrupción. Y para ellos la corrupción es la culpable de la pobreza y el desamparo que vive Cartagena. Lo cual no es cierto. No es la corrupción la culpable de todo lo que vive la ciudad, un problema tan complejo como el que vive Cartagena no tiene como respuesta facilista que la corrupción lo causó.

Son un conjunto de factores que van desde sus gobernantes hasta la desidia absoluta del ciudadano, que piensa que el estado tiene que ser totalmente asistencialista, sin hacer nada me deben dar todo. Son un conjunto de factores, éticos, morales, sociales en todos los niveles de la ciudad lo que la tienen en esta situación, quizás valdría la pena hacer otro artículo profundizando este tema.

William Dau comprendió el sentir del ciudadano, el rechazo a la política tradicional sinónimo de corrupción y vendió una promesa de cambio, el salvador de Cartagena. Manejando un discurso agresivo, de odio y de revancha contra aquel que representa para el cartagenero al culpable de su miseria: el político tradicional.

Esos sentimientos de revancha y hostilidad los siente el cartagenero, debido a su estado mental enfermo, situación causada por todo lo antes mencionado: pobreza, desigualdad, desempleo e informalidad.

Dau le da al cartagenero esa dosis de revancha y agresividad que desea. Pelea, conflicto, caos e insultos, todo eso lo ve el ciudadano como una forma de “cobrarle” al político la deuda social que se tiene con Cartagena.

El alcalde le da al ciudadano esa dosis de banalidad que su estado mental pide. Un escape burlesco a su realidad.

Pero con peleas, señalamientos y payasadas una ciudad no sale adelante.

Nuestro alcalde ha demostrado que no está capacitado para gobernar. Un gobernante soluciona no señala. Señalar y culpar a otros no es productivo. Es una forma infantil de evitar asumir una responsabilidad, en su caso la responsabilidad de tomar las riendas de la ciudad y comenzar a generar un cambio real y tangible.

El gobernante distrital no tiene experiencia, capacidad de gestión, sensatez y carece de autocontrol. El alcalde no comprende la importancia de gestionar, de crear alianzas y para esto necesita empatía, tolerancia y respeto, valores que parece que él no conoce.

No tiene un plan de desarrollo coherente, con metas producto y resultado que estén enfocadas a generar empleo. La mayoría de las metas son de emprendimientos de bajo valor agregado, de los micronegocios que mencioné en los primeros párrafos de este escrito. Estos micronegocios no generan empleo formal ni bien remunerado. En el estudio de Confecámaras ‘Nuevos hallazgos de la supervivencia y crecimiento de las empresas en Colombia’ de 2013-2017 afirma que el 70% de los micronegocios no sobreviven más de cinco años. Y todos los planes de desarrollo de los anteriores gobiernos han tenido el mismo problema.

Dau encarga el deseo de cambio, porque la gente no ve oportunidades en quienes ellos ven como “los mismos de siempre”. Quiero pensar que los gobernantes anteriores no han entendido el problema de Cartagena, la no generación de empleo y oportunidades. Me aterra pensar que quizás algunos sí lo sabían y no hicieron nada para solucionarlo.

Cartagena es una ciudad excluyente, con planes de desarrollo desenfocados. En el caso actual esto sucede porque desde el inicio Dau no tenía un plan de gobierno, sino tres hojas mal escritas. Él mismo no tenía ni idea de cómo iba a gobernar a esta ciudad. El alcalde no parece tener la capacidad emocional, intelectual y técnica para llevar las riendas de una ciudad como Cartagena, llena de pobreza, desigualdad e inconformismo.

Desde su discurso inicial jamás planteó como iba a transformar a Cartagena. Su argumento fue y es señalar la corrupción y así no se construye ciudad.

El alma de la sociedad cartagenera está enferma, de generación en generación se han resignado a la pobreza, sin empleo, excluidos y violentados. Esta es la raíz de la enfermedad que vive una parte de la sociedad cartagenera.

Para olvidar el hacinamiento en sus hogares, la frustración de no conseguir trabajo, el estómago vacío cae en el hedonismo.

A Dau le sirve el caos y la desinformación. A él no le interesa la medición de los indicadores de su gestión, los datos reales de la situación de la ciudad. Porque esta información demostraría su absoluta falta de gestión.

¿Cómo se cura una sociedad enferma?

  • Transformando la estructura socioeconómica
  • Creando una economía incluyente

  • Sin concentración de la riqueza

  • Empleo formal y bien remunerado

  • Educación pública de calidad

  • Cambiando la estructura económica de la ciudad. Fortaleciendo la existente y abriéndose a nuevos sectores.

Es necesario aclarar que esta es una parte de la sociedad cartagenera y que no es la única que está enferma mentalmente. Nuestra ciudadanía en todos los niveles y estratos socioeconómicos presenta un estado de alteración mental, el deseo de cambio hace parte del sentir ciudadano sin importar su situación social. Pero los orígenes del estado mental alterado de cada tipo de población tienen puntos en común y también factores diferentes.

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