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Medios presentan obligaciones del Estado como regalos para los desposeídos

Pese a que se trata de una violación a los derechos de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, la restitución de tierras ha sido presentada como un beneficio que otorga el Estado, cuando en realidad se trata de una de sus principales obligaciones.

“El problema del despojo no solo debe ser visto como un problema de personas que han sido expoliadas de sus territorios, sino que además se trata de un desarraigo de carácter social, cultural, político y afectivo que requiere de una reparación material y simbólica”, explica la profesora Neyla Graciela Pardo Abril, del Departamento de Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia U.N.) e investigadora del Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura (Ieco).

Según la investigación realizada, los medios masivos de comunicación hacen uso de distintitos tipos de formatos y géneros discursivos, para funcionalizar los relatos de las víctimas en correspondencia con las formas de intervención institucionales que se sustentan sobre la visión neoliberal de la acción estatal.

Por esta razón, en noticias y artículos de opinión los medios reproducen la representación de que las víctimas, en lugar de acceder a las prestaciones estatales que garantizarían sus derechos, reciben regalos, dadivas y beneficios, por lo que se les asigna el deber moral de agradecer al Estado por las tierras y viviendas restituidas o por las asignaciones recibidas.

En estas representaciones, se desfocaliza la obligación del Estado de atender y proteger los derechos de los ciudadanos y sus acciones se conceptualizan como si fuesen discrecionales y efectos de la buena voluntad de los funcionarios de turno. Las víctimas son propuestas como beneficiarias de las políticas gubernamentales y no ciudadanos, sujetos de derechos y, menos aún, sujetos políticos.

Para la profesora Pardo también es claro que a partir de este tipo de discursos algunos miembros de la clase dirigente terminan sacando provecho en la medida que terminan esgrimiendo como logros de su gestión el hecho de, por ejemplo, haberles devuelto su vivienda a un gran número de personas, junto con la entrega de una serie de subsidios.

El discurso de los medios de comunicación sobre el despojo, y otras formas de marginalidad que enfrenta la población colombiana se sustenta en narrativas desde las cuales se exalta el individualismo y se posiciona un modelo gerencial como mecanismo de acción y de intervención del Estado, desestructurando la posibilidad de las víctimas de participar activamente en la construcción de sus propios proyectos y futuro.

“Este tipo de soluciones al problema del despojo resulta absolutamente indignante, desarticula los tejidos sociales, y no contribuye a la construcción de unas políticas más coherentes con las actuales condiciones del país”, subraya la docente, para quien los medios masivos de comunicación de Colombia han estado históricamente al servicio de las élites políticas y económicas nacionales y trasnacionales.

Como resultado de la instalación de los idearios de las elites a través de los medios de comunicación y otras formas de socialización, prosigue la profesora Pardo, los ciudadanos terminan convencidos de que las políticas focalizadas asistencialistas son la mejor forma de solucionar el problema. Esto estabiliza pautas culturales en el que la acción transformadora es eliminada del horizonte de sentido compartido, contribuyendo a la preservación de las desigualdades e injusticias sociales.

De acuerdo con la investigación recopilada en el libro Aproximaciones al despojo en Colombia. Representaciones mediáticas, recientemente lanzado por la Editorial de la U.N., una de las principales razones para que se presente situación es que, en el país,  no se ha pensado en las víctimas, a pesar de que se las utilice narrativamente sobre la base de que están en el centro del proceso de paz.

“Los ciudadanos han venido siendo educados por los medios de comunicación en el sentido de que las víctimas necesitan ayudas,  donaciones y beneficios, en lugar de la decidida acción institucional de ampliación del acceso los derechos y a los procesos de ciudadanización”, puntualiza la profesora Pardo, para quien la restitución de tierras debe dejar de ser vista como un favor, para ser interpretada como el deber de afirmación de la dignidad de los sujetos victimizados.

A partir del análisis realizado a 45 registros de la revista Semana y 86 del diario El Espectador, correspondientes a informes especiales, artículos de opinión y noticias, publicados un año antes y un año después de la entrada en vigor de la Ley de víctimas y restitución de tierras, se buscaba evaluar cómo se dio este debate, su representación mediática y la posible forma en que fue recibida la información de los medios objeto de análisis, por parte de los ciudadanos.

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