OpinónReflexionando

Las cosas que importan

Hoy es un día muy hermoso, el sol está en todo su apogeo, son casi las doce del día. Los árboles de matarratón están llenos de flores igual que las veraneras; los pájaros, los loritos están por todas partes en los árboles, también en los árboles de teca, que ya no tienen hojas, en verano se caen todas pero su flores y semillas les fascinan a los loritos verdes que llegan en manadas. Hay algo muy especial en estos pájaros, ellos siempre conservan su misma pareja por toda su existencia.

Estamos a finales de diciembre del 2019, este año casi ya termina. La mayoría de las personas se preparan para celebrar un feliz año nuevo en compañía de sus seres queridos, otros se van de paseo a diferentes lugares del mundo, ya programaron sus viajes a otros países, en cruceros o aviones. Algunos simplemente se quedan en casa, es algo que ocurre en casi todo el mundo. Se ha hecho de generación tras generación, durante toda la vida de los seres humanos en la tierra. Navidad y fin de año son unas épocas muy hermosas, de música, de pesebres, de regalos, de reconciliación y de esperanza por un futuro mejor.

Pero ninguno de nosotros nos podíamos imaginar que el mundo que habitamos iba a dar una vuelta de 180 grados. Con los acontecimientos ocurridos con la pandemia, para toda la humanidad el tiempo se detuvo, para todos en muchas formas.

Estamos atrapados en nuestras casas con muchas limitaciones para movilizarnos, para trabajar, estudiar, viajar  y otras actividades que hacíamos cotidianamente. Todos  estamos encerrados, escondidos, aterrados de un enemigo que no conocemos ni podemos ver ni tocar, es invisible para nosotros, pero él si nos conoce, nos puede detectar; no le interesa ni la raza, ni el color de tu cabello, ni tu dinero, es una cazador de seres humanos y de algunos animales a los que nosotros le transmitimos esta enfermedad,  en conclusión es el cazador y nosotros simplemente somos sus presas.

Ha cambiado el destino de muchas personas, nos maneja a su antojo, mucha gente ya no existe, se ha ido. Ha trasformado muchas familias y hogares en el mundo entero, dejando tristeza, dolor y mucha angustia en todos los seres. A pesar de todas estas circunstancias tan nefastas hay personas que no cambian su manera de pensar, sacan provecho económico de esta calamidad tan grande.

Otras personas han tomado esta situación muy light, se dedican a colocar en sus redes sociales todo lo que hacen, sus preparaciones de comidas, sus ejercidos, todo lo que se les ocurre con demasiada vanidad.

¿Pero cuántos hemos pensado en Dios? O como lo quieran concebir o llamar ¿Cuántos hemos pensado en las cosas que están pasando en la naturaleza? Con los animales, en el planeta entero.

Debemos hacer un alto en el camino y ser más espirituales, pedirle a Dios su misericordia, pero no a las iglesia de a los pastores, sino al creador de nuestra existencia, porque él no pide diezmos, no cobra ni por el aire, ni por las plantas, ni por nuestra existencia. Simplemente nos dejó de regalo la naturaleza en un gesto de amor infinito, su mundo, donde vivimos y se lo estamos destruyendo, él no necesita nuestro dinero para nada.

Esto es un aviso de lo que podría seguir pasando sino cambiamos nuestro modo de pensar y actuar entre nosotros  mismos, debemos reflexionar y necesitamos un verdadero cambio de actitud. El mundo entero lo necesita, ya no seremos los mismos, nuestro reloj del tiempo cambió para todas nuestras actividades, se acabaron los grandes conciertos, las fiestas, las discotecas, los bares y todo lo que conlleve a multitudes por un muy largo tiempo.

Nos tocará acostumbranos a hacer cosas diferentes, quizás necesitamos de esta dura experiencia para modificar la forma  de  pensar y actuar, los trabajos no serán los mismos ni las empresas, muchas ya no existirán. El mundo entero tendrá un gran cambio para bien o para mal, sólo el tiempo que desconocemos lo dirá, porque nosotros solo conocemos el ayer, un poco el presente pero el futuro es incierto, aunque lo planeemos, hemos comprobado que nunca sucede así, hay tantos imprevistos, tantos sucesos en nuestra vida que cambian lo planeado.

En todo sentido en nuestra vida  el cambio es largo para algunos y para otros es corto, con muchos sucesos, por esa razón debemos cambiar, por el bien de toda la humanidad.

*Las opiniones expresadas en este documento no han sido sometidas a revisión editorial, son de la exclusiva responsabilidad de los autores y pueden diferir con las del The Cartagena Post.

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