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Faltó plan de contingencia ante cambio de operadores en basuras

No se explica cómo la administración distrital, y en particular entidades como la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), no previó un plan de contingencia para evitar la emergencia sanitaria que afecta a la capital del país.

Así lo señala la economista Lucía del Pilar Bohórquez, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), una de las expertas consultadas por el Observatorio de Gobierno Urbano (OGU) del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la U.N., para analizar la problemática, las causas, las consecuencias y el futuro de esta situación.

En los últimos días Bogotá se ha visto sumergida en una nueva crisis ambiental debido a que han dejado de recogerse los residuos orgánicos, teniendo en cuenta que en la ciudad se producen a diario cerca de 6.000 toneladas de basura y que la empresa encargada solo atendía a 12 localidades (3.000 toneladas), es decir el 52 % de los desechos.

La economista de la U.N. resaltó que la administración distrital finalmente sacó adelante la licitación pública de aseo, la cual fue asignada a operadores privados: “ellos nos deben garantizar a todos los ciudadanos un excelente servicio, con calidad, con oportunidad y al menor costo posible en términos de la tarifa”, sentenció.

Cuando se publicaron los términos de referencia de la licitación, la empresa Aguas de Bogotá se dio cuenta de que no cumplía con los requisitos y que no podía competir, por lo que, según la economista, era evidente que debía existir un plan de contingencia para evitar lo que ocurrió.

“Lo que uno se pregunta es ¿por qué esta administración y el equipo técnico del acueducto y de la UAESP no previeron esta contingencia? eso no depende de la administración anterior, que es la excusa del alcalde Peñalosa”, indicó la economista.

Por su parte el profesor Óscar Suárez, experto en Residuos y Producción Primaria, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), afirma que el problema de fondo frente a esta crisis sanitaria se debe al mal manejo y la inadecuada disposición de las basuras, lo que genera afectaciones en la salud de los ciudadanos y en el medioambiente.

Sin embargo señala que la problemática también se relaciona con la falta de “cultura política”, que se origina cuando no hay una posición reflexiva con propuestas positivas para el desarrollo integral. “Esto funciona si existe cultura y respeto por las iniciativas: si el perdedor de cada contienda política acepta la derrota; acepta las alternativas de solución que el otro propone y también articula las suyas”, comentó.

Según la mirada analítica del profesor Suárez, para solucionar la problemática se debe invertir en la cultura del manejo de las basuras: “en vez de invertir en una competencia sobre cuál empresa transporta mejor las basuras, es necesario invertir en la cultura ciudadana y motivar a la gente, premiarla por manejar adecuadamente de las basuras, pero también por sacar menos basura”.

De otro lado, Paul Bromberg, exalcalde y profesor de la U.N., afirma que el problema radica en la necesidad de estructurar un nuevo modelo de recolección, que finalmente se cumplió, y en los procesos traumáticos asociados con los alcaldes y los operadores.

Sobre la manera como la administración distrital atendió la crisis, el profesor Bromberg considera que esta se manejó como debía ser: “supongo que el alcalde estaba pendiente de un conjunto de opciones de emergencia que podrían ocurrir. Creo que hubo un sabotaje a los camiones, que es una costumbre hacerlo. Lo sorprendente es el poco apoyo de la prensa: asumen que los gobiernos pueden resolver todo de una manera inmediata y no se dan cuenta de las restricciones políticas”, agregó.

Más allá de la recolección de basuras

Al margen de lo que ocurre en Bogotá con la crisis sanitaria, el zootecnista Paulo César Rodríguez Romero, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, asistente, investigador y coordinador del Instituto de Estudios Ambientales (Idea), asegura que el problema es que se sigue trabajando con un modelo de transporte que solo lleva las basuras hasta un relleno sanitario hasta saturarlo, como ocurre con Doña Juana.

“En el Idea hemos podido avanzar en investigación sobre residuos sólidos, entendemos la problemática del país y vemos el negocio de las basuras como la necesidad de cargar los rellenos sanitarios; el mejor negocio está en el transporte, la recolección y la distribución”.

Una cosa es lo que hacen los operadores y otra muy distinta lo que dicta la norma; los operadores deberían ofrecer otras alternativas de residuos orgánicos sólidos, que son el 70 % de los que van a los rellenos.

“Lo de Bogotá es preocupante; los ejercicios de aprovechamiento de tratamiento de residuos a ciclos productivos no son los mejores, lo que en la economía circular se llama estamos muy atrasados, seguimos enfocados en colmar los rellenos sanitarios de basura y vamos a tener una crisis ambiental, sin olvidar que se dará por los intereses políticos y económicos”, concluyó el investigador del Idea.

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