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Colombia y su periodismo sin escrúpulos

El periodismo en Colombia está en crisis. Está atravesando una etapa de decadencia que se agrava día a día, especialmente evidente durante el proceso electoral que vivimos este año.

Hoy en día, la mayoría de los colombianos ya no confían en los principales medios de comunicación del país, aquellos que en el pasado fueron respetados y considerados como veraces e imparciales por el pueblo.

La degradación de los medios de comunicación nacionales ha sido un proceso lento, comenzando desde el gobierno de Juan Manuel Santos, cuando empezaron a mostrarse parcialidades en algunos canales, como RCN, que atacaba el proceso de paz con total falta de imparcialidad. Sin embargo, fue durante el gobierno de Iván Duque cuando el periodismo en Colombia se vendió al mejor postor y se convirtió en un agente del establecimiento, ajustando la realidad del país a la versión oficial.

Los medios de comunicación colombianos se están alejando cada día más de su misión y deber. Joseph Pulitzer definió la razón de ser de los medios de comunicación: “La prensa libre siempre debe abogar por el progreso y las reformas, nunca tolerar la injusticia ni la corrupción, luchar contra los demagogos de todos los signos, no pertenecer a ningún partido, oponerse a los privilegios de clases y al saqueo público, ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devotos al bien público“.

Colombia no cuenta con una prensa libre; en su lugar, tenemos una prensa que está vendida o empeñada con partidos y sectores políticos, ideologías políticas, grandes emporios económicos y figuras de poder que controlan los hilos políticos de nuestra sociedad. Estas elecciones han dejado en evidencia que nuestros medios pertenecen a todos los partidos políticos de derecha y defienden estos ideales políticos, colocándolos por encima de la ética periodística.

Es imposible olvidar la portada infame e indecente de Semana, la cual se titulaba “¿Exguerrillero o ingeniero?”. En un medio de comunicación ético y veraz, la portada habría sido “¿Economista o Ingeniero?”.

Nuestros principales medios de comunicación no solo toleran la injusticia, sino que también la justifican y la silencian. Cuando la injusticia y la violencia no se denuncian, investigan y muestran al ciudadano a través de los medios de comunicación, cuando se niegan a darle voz a quienes sufren las injusticias, se ponen del lado del opresor.

Durante toda la semana pasada y este fin de semana, los titulares y las principales noticias de las emisoras, periódicos, revistas y canales de televisión colombianos han girado en torno al precio del dólar, las acciones petroleras y cómo hacerle oposición a Petro, además de especular sobre lo que será el nuevo gobierno. Mientras tanto, en el Cauca están asesinando y cercando a punta de bala a comunidades indígenas.

Desde el 23 de junio, un grupo armado ha estado disparando alrededor del Cabildo del centro poblado Las Delicias en Buenos Aires, Cauca. Han sumido en el terror a la población civil, y durante esta semana han asesinado a un comunero y a un líder indígena de esa localidad. Los grupos armados mantienen confinado a punta de disparos a todo el cabildo indígena y a los pobladores cercanos.

Ayer, otro grupo armado tomó a bala el caserío del resguardo de Pueblo Nuevo, en el territorio SAT Tama Kiwe Caldono, también en el Cauca. Indepaz y grupos indígenas denuncian violaciones de derechos humanos, posibles desapariciones forzadas y la vida de toda la población civil de la zona está en grave riesgo. Hasta el día de hoy, ni el ejército ni la policía han llegado a intervenir.

También hoy amenazaron al líder social del Cauca Andrés Maíz y asesinaron en Antioquía al líder ambiental Julián Ochoa Rueda, con él son 91 líderes asesinados en lo que va de este 2022. Asesinan un líder cada dos días.

Mientras todo esto y más ocurre en el país, revistas como Semana, Caracol, RCN, Blu Radio y otros medios se han dedicado a intentar crear un pánico económico. Desinforman sobre el valor de las divisas y acciones, haciendo que los colombianos sientan que ha comenzado una crisis económica en el país debido a la elección de un gobierno que aún no está gobernando. Crean noticias con titulares atemorizantes, insinuando hechos que no son ciertos y lo hacen sabiendo que muchos colombianos leen solo el titular y no ingresan a leer la noticia completa, por lo tanto, estos ciudadanos se quedan con información incompleta y carente de verdad.

En este momento en que escribo esta columna, las noticias principales de Semana son las siguientes:

-¿Qué va a pasar con el dólar tras el triunfo de Petro? Esto piensa Luis Carlos Sarmiento

-Ojo: La fuerte caída en el valor de la acción de Ecopetrol golpea directamente a 17 millones de ahorradores de los fondos de pensiones, ¿por qué?

-Esta es la aplanadora de Petro en el Congreso: casi todos los políticos se subieron al bus de la victoria, ¿por qué?

En un país con medios de comunicación decentes y éticos, los principales titulares con mayor despliegue serían:

– La grave situación de las comunidades indígenas del Cauca, que están cercadas por grupos armados; hoy, por lo menos tres comunidades indígenas están viviendo esta situación.

-El asesinato del líder ambiental en Antioquia

– La tortura y el asesinato de un menor indígena mientras iba caminando hacia su resguardo en Andes, Antioquia..

-La tragedia de la corraleja en El Espinal

Son aterradoras esas cuatro principales noticias, pero son la verdad, la realidad de lo que ocurre en nuestro país a diario. Colombia es una nación violenta, indolente e indiferente.

Joseph Pulitzer también dijo una vez: “Las naciones prosperan o decaen simultáneamente con su prensa”. Y eso es lo que está ocurriendo con Colombia. A una parte de nuestra sociedad no le duele ni le importa las comunidades indígenas que tienen confinadas a punta de bala grupos armados, ni la tortura y asesinato de un adolescente indígena, ni la muerte de un líder ambiental. ¿Por qué? Porque no ven estos sucesos en las noticias, no forman parte de la agenda diaria de los hechos importantes que ocurren en el país, y si no existen en los medios de comunicación, entonces no existen para el pueblo. Por eso tenemos una Colombia en decadencia moral y socialmente. Pulitzer también tiene otra premisa que define lo que socialmente está ocurriendo en Colombia: “Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”.

¿A qué se refiere Pulitzer con una nación que prospera? Un país que prospera es aquel en el que prima la vida y la justicia por encima del chisme y la cizaña política. Para que una nación prospere, no solo se necesita crecimiento económico, sino también desarrollo económico acompañado de equidad, defensa de los DDHH, ética, moral, justicia e instituciones que trabajen para lograr esto. Y el papel de los medios de comunicación es vital para alcanzar el desarrollo de un país. Necesitamos medios de comunicación éticos y tristemente carecemos de ellos.

Nuestros medios de comunicación son la antítesis de las premisas de Joseph Pulitzer: “…Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al bien público”. Gracias a nuestros medios de comunicación en Colombia, la vida y los derechos de los vulnerables, los pobres, los migrantes y las minorías étnicas y culturales no son importantes, no son noticia. Nuestros medios carecen de “simpatía a los pobres y mantenerse siempre devotos al bien público”.

Definitivamente, nuestros medios de comunicación no se oponen a los privilegios de clases. Es inolvidable la forma en que nuestros periodistas han sometido a nuestra vicepresidenta Francia Márquez a preguntas y frases de violencia racista, clasista y sexista.

Sin embargo, no toda Colombia está enajenada por nuestros corruptos medios de comunicación. Existe una gran cantidad de colombianos pensantes y críticos, una parte considerable de la población que rechaza la falta de ética de nuestros medios y busca informarse de manera diferente. Hay un inconformismo y un rechazo hacia el periodismo que hoy domina nuestro país.

El ejemplo más palpable y reciente ocurrió el día de las elecciones presidenciales, con decenas de memes que circularon cientos de veces por redes sociales, burlándose de la parcialidad y la falta de escrúpulos de los periodistas frente al candidato electo. Con todos esos memes, una parte de Colombia les gritó a los periodistas colombianos: “los derrotamos, con todo su poder no vencieron a una gran parte del pueblo”. Sin embargo, hasta hoy, esos medios de comunicación no entienden el mensaje y siguen haciendo lo mismo que una gran parte de la sociedad rechaza. Siguen siendo medios vendidos al mejor postor, que carecen de ética y no cumplen con su deber y misión.

Me encanta una frase de Christiane Amanpour, en la que creo firmemente: “Y yo creo que el buen periodismo, buena televisión, se puede hacer de nuestro mundo un lugar mejor”. Colombia tendría una sociedad mejor si existiera el buen periodismo. Si la labor de nuestros medios fuera ética, veraz, reflexiva, crítica y “siempre devota al bien público“.

Necesitamos hacerles entender que lo que hacen no es periodismo y que carecen de ética. Para ello, debemos dejar de consumir sus contenidos y abrirles espacio a medios más pequeños que cumplen con lo que significa un buen periodismo, que trabajan bajo la ética, la moral, la veracidad y dan voz a quienes no la tienen.

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