Medio Ambiente

Apuesta por biodiversidad de Tumaco

A pesar de su riqueza natural, muchas especies de la ecorregión de Tumaco son sensibles a la destrucción del hábitat. Por eso es conveniente apoyar la recuperación de la cobertura vegetal en sitios como la Sede de la Universidad Nacional de Colombia (UN), a partir de la creación del primer Jardín Botánico del municipio.

TUMACO, — Agencia de Noticias UN-

Los profesores Yaneth Muñoz-Saba y Fernando Fernández, del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N., señalan en un artículo publicado en UN Periódico que su ubicación en la esquina suroccidental de Colombia le ha conferido a la Perla del Pacífico, San Andrés de Tumaco (Nariño), una inmensa riqueza cultural y natural.

Los investigadores explican que uno de los ecosistemas más importantes es el manglar, cuya diversidad amuralla la región; este no solo evita o ayuda a disminuir la erosión de la costa, sino que además sus trampas de arena y lodo conforman un sistema de raíces que sirve como sala-cuna y refugio de la fauna que da sustento a pescadores y pesquerías.

“Infortunadamente, tal biodiversidad se enmarca en una región de conflicto social como los procesos de urbanización, la extracción ilegal de madera, los cultivos ilícitos y los atentados contra los oleoductos cuyo crudo ha provocado grandes daños a los ecosistemas”.

Los profesores mencionan que para proponer estrategias sostenibles de conservación, manejo y uso tradicional, a partir de 2015 investigadores de la U.N. sedes Bogotá —por medio del Instituto de Ciencias Naturales— y Tumaco profundizan en el estudio, la comprensión y protección de la biodiversidad de esta zona del país, perteneciente a la región biogeográfica del Chocó.

Para ello realizan acciones de docencia con estudiantes de pregrado de asignaturas como Taxonomía Animal y Dimensión Pacífica de la Nación Colombiana, y de investigación, centrada en la caracterización de la fauna de la ecorregión de Tumaco.

El área de estudio comprende la Estación Mar Agrícola (a cargo de la Universidad de Nariño), la isla de El Morro (unidad de la Dirección General Marítima), el Centro de Investigación El Mira (Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria), la isla de Boca Grande, el río Mira y la U.N. Sede Tumaco. De igual manera, la isla del Gallo y Salahonda se encuentran dentro de la jurisdicción del municipio Francisco Pizarro.

Amurallada por manglares

Los investigadores explican que uno de los ecosistemas más importantes es el manglar, cuya diversidad amuralla la región.

Los profesores afirman que la ecorregión de Tumaco se caracteriza por presentar mangle rojo, negro, blanco, concha, zaragoza y manglillo que rodea el litoral. Otros ecosistemas son el bosque primario tropical con especies arbóreas como laurel y cedro; vegetación herbácea y arbustiva, pastizales y claros —producto de la intervención humana— y plantaciones de cacao, plátano y palma de aceite.

Así mismo, destacan, la isla de El Morro —el sitio más turístico de Tumaco, ubicado a 10 minutos del centro de la ciudad— presenta remanentes de bosque secundario conservado; en la Estación Mar Agrícola se observan charcas y restos fangosos de los cultivares de camarones. En la zona se hallan gramíneas acuáticas, rastrojos, vegetación en recuperación y cultivos de cacao, y el Centro de Investigación El Mira exhibe cultivos de palma de aceite.

Por su parte, la U.N. Sede Tumaco alberga árboles de 15 metros de altura por dos metros de grosor, además de especies como la tagua dispersada por la boruga; la iraca, empleada para hacer escobas, sombreros, cestas o bolsos, y el galán de la noche, polinizada por chimbilás. De igual manera se hallan plantas propias de bosques sucesionales (bosques cuya vegetación es reemplazada de manera gradual) como el cordoncillo y el yarumo, junto con higos y guayabas dispersadas por los mamíferos. También sobresale un excedente de bosque de bambú cultivado.

Los docentes dicen que Salahonda ostenta un bosque secundario (vegetación que se produce de manera natural después de una modificación drástica del bosque previo), con raíces zanconas y abundantes lianas, y la isla del Gallo presenta palmeras y pepepán, sitios rodeados de bosques de mangle rojo, algunos parches se asocian con mangle negro y blanco. En la isla de Boca Grande hay un gran parche de icaco, nombre indígena de la planta que los antepasados empleaban para hacer mermeladas.

Nuevas especies

Con respecto a la fauna de artrópodos, los expertos dicen que se registran arañas, libélulas, chinches, mariposas, polillas, escarabajos, abejas, avispas y hormigas que aportan información sobre el estado de los ecosistemas, su productividad y los niveles de contaminación acuática y terrestre.

Además, mencionan que buena parte de la fauna es generalista (viven en cualquier lado, comen de todo) debido al predominio de hábitats intervenidos; en la hojarasca y los troncos caídos hay microhábitats que albergan insectos especializados (viven en lugares específicos, comen recursos específicos). Mar Agrícola se caracteriza por la abundancia de insectos oportunistas (comen lo que haya) y diminutos crustáceos asociados con los remanentes fangosos; Salahonda por los ciempiés, milpiés, amblipigios, escorpiones, seudoescorpiones y opiliones, y la isla de Boca Grande por los cangrejos marinos y estuarinos como el corredor.

En relación con el estudio de los peces de aguas dulces de los ríos Mira y Rosario se ha enfatizado en el conocimiento de estos recursos usados para pesca artesanal, tradicional y comercial. “Las recomendaciones deben estar dirigidas hacia el cumplimiento de las tallas de captura y protección de los lugares de reproducción y cría con el fin garantizar la conservación y el uso del recurso hidrobiológico”.

Un aspecto relevante de la documentación realizada fue la población de anfibios y reptiles, los cuales son muy diversos, en parte gracias a la abundante agua que alimenta las cuencas hidrográficas del Chocó. Se registran los anfibios Bolitoglossa biseriata, B. medemi, Caecilia guentheri, Diasporus gularis, Lithobates vaillanti, Oophaga sylvatica, Pristimantis walkeri; las serpientes Mastigodryas boddaerti, Micrurus dumerilii, Spilotes pullatus; los lagartos Lepidoblepharis ruthveni y Ptychoglossus, todos exclusivos del bosque de Salahonda, y en la isla de El Morro se detectaron los lagartos Diploglossus monotropis y Lepidoblepharis intermedius.

Según los investigadores, la ecorregión también cuenta con 29 especies de aves migratorias (septiembre-febrero), entre las que se resaltan la tortolita ecuatoriana, con distribución restringida; en vulnerabilidad, la cotara morena y la chachalaca cabecirrufa. Como nuevo registro para la zona se identificó el pato migratorio zambullidor Aythya affinis y el pato Neotropical.

Otros nuevos registros fueron los de la tortolita Columbina cruziana y el semillero Sporophila telasco (aves restringidas al corredor Pacífico) y el turpial belicoso.

Cacería de subsistencia

Para los expertos, otra de las conclusiones del “inventario” realizado es que la asociación entre los medianos y grandes mamíferos y las comunidades humanas está relacionada con la cacería de subsistencia, o porque son consideradas perjudiciales. Esta es precisamente una de las principales causas de su reducción poblacional aunada a la disminución de los bosques y corredores biológicos.

“Se registraron 40 especies entre zorras, murciélagos, armadillos, perezosos, hormigueros, primates, tigrillos, cusumbos, venados, marranos y roedores como ardillas, ratas espinosas y el conejo negro”.

La biodiversidad de la ecorregión de Tumaco refuerza su importancia a pesar de su alta intervención; existe una considerable riqueza de especies, muchas sensibles a la destrucción del hábitat, por lo que es conveniente incentivar la recuperación de la cobertura vegetal en sitios como la U.N. Sede Tumaco a partir de la creación del primer Jardín Botánico del municipio

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