Medio Ambiente

Análisis molecular de óvulos mejoraría producción de bovinos

La producción de embriones en condiciones de laboratorio será más efectiva gracias al uso de marcadores moleculares que se expresan en la estructura del foliculo que alberga el oocito (óvulo).

“Con la tecnología molecular se puede comprender mucho mejor lo que pasa dentro de la célula, a partir de la expresión de proteínas y la cadena de genes que se deberían mostrar”, explica Isabel Catalina Vélez, estudiante del Doctorado en Reproducción Animal y Salud de Hato de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Bogotá.

Un óvulo capaz de producir un embrión tiene un mapa de expresión de proteínas diferente de aquel que no lo produce, cuyas proteínas se pueden observar en las células que se encuentran más cerca del oocito.

“Lo que hacemos es observar la expresión de las células que se encuentran pegadas a ese oocito que produjo un embrión, y compararlas con las de otro que no lo hizo”, precisa la doctorante, cuya tesis de grado fue dirigida por el profesor Jorge Luis Zambrano Varón, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la U.N.

El proceso requiere la extracción de proteínas para levantar un perfil que se analiza cualitativa y cuantitativamente que se volverá a repetir con los embriones producto de los oocitos analizados, junto con el de aquellos que no llegaron a buen término.

Actualmente se cuenta con un perfil que deberá ser contrastado con otra clase de técnica y hacerlo extensivo a las demás etapas de gestación, de tal manera que pueda validarse y ser aplicado en la práctica clínica.

Fertilización in vitro

Cuando los folículos se aspiran el contenido se pasa a una botella  que alberga los oocitos y que luego se localizan a través de un microscopio para ponerlos a madurar durante 24 horas en condiciones similares a las que ocurrirían en el útero de la vaca.

Transcurrido este tiempo, los oocitos son fertilizados y puestos en un medio de cultivo con condiciones de temperatura y humedad similares a las normales.

“Después del séptimo día, cuando se forma un blastocisto –nombre técnico del embrión cuando llega al útero–, se procede a transferirlo a receptores sincronizadas con la donante”, explica la doctorante.

Se trata de una técnica compleja, pues, a diferencia de los millones de espermatozoides que pueden encontrarse en un eyaculado, los ovarios tienen mucho menos folículos que puedan ser visibles para poder establecer su potencial de desarrollo.

“Como generalmente un embrión se produce a partir de un espermatozoide y el oocito, ambos casos se deben estudiar en procura de mejorar la eficiencia de la fertilización in vitro”, destaca la doctorante, cuyo trabajo está encaminado a hacer una mejor selección de los oocitos capaces de producir un embrión.

Las fincas que tienen distintas razas de ganado o los ganaderos interesados en mejorar la genética de sus hatos estarían entre los más beneficiados con esta técnica, pues la producción de embriones in vitro resulta mucho más efectiva para aumentar la producción anual de animales.

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