Análisis

ANÁLISIS – Emiratos Árabes Unidos desafía las líneas rojas de Arabia Saudita

La economía es el área donde la rivalidad entre las dos naciones árabes es más obvia y ambos llevan años elaborando programas y proyectos para salvar a sus países de la dependencia del petróleo y producir productos de valor agregado.

*Por: Necmettin Acar / Anadolu

Los últimos años han sido testigo de acontecimientos y desarrollos que han sacado a la luz del día los conflictos internos de la alianza entre Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudita, una de las uniones regionales más importantes, establecida durante la primavera árabe.

La guerra en Yemen, en curso desde hace seis años, ha servido de laboratorio para revelar la debilidad de la alianza. Además, el año pasado, EAU decidió, unilateralmente, normalizar sus relaciones diplomáticas con Israel. En febrero de este año, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, anunció un proyecto cuyo objetivo es poner fin al estatus de EAU como centro de las sedes regionales de las empresas multinacionales. Esto, y más, no ha hecho sino profundizar la brecha dentro de la alianza forjada entre países vecinos.

Durante este mes de julio, el conflicto de intereses entre las dos naciones árabes se profundizó todavía más. La semana pasada, bin Salman anunció el lanzamiento de una nueva aerolínea para desafiar el dominio de EAU. A principios de esta semana, Arabia Saudita suspendió todos los vuelos, incluidos las escalas, procedentes de EAU con el pretexto de la epidemia de la COVID-19. Así mismo, Arabia Saudita empezó a implementar aranceles aduaneros a los bienes procedentes de EAU, provocando kilométricas colas de camiones en la frontera entre los dos países. A esto debe añadirse las tensiones experimentadas entre Arabia Saudita y EAU durante las últimas reuniones de la OPEP+.

En los últimos 10 años las condiciones que condujeron a los dos países a aliarse han sufrido cambios significativos. La divergencia de intereses en asuntos como las relaciones con Irán, la economía y las políticas petroleras pueden enumerarse como las razones más importantes de la ruptura de la alianza. Así mismo, el cambio en la visión de Estados Unidos para la región después de la presidencia de Donald Trump debilitó, de manera visible, la relación especial entre Mohammed bin Zayed, el príncipe heredero de Abu Dabi, y bin Salman. Cabe recordar que Zayed estaba considerado ser el mentor de este último. Podemos decir que la influencia de Zayed sobre Riad ha disminuido mientras la administración saudita se ha puesto como objetivo dañar el éxito del modelo económico de EAU.

Para EAU, el conflicto con Irán es geopolítico y no sectario o ideológico como lo es para Arabia Saudita. De hecho, existen importantes diferencias de enfoque entre Abu Dabi y Dubái, dos de los siete emiratos que forman EAU, respecto a Irán. Si bien Irán es un rival para Abu Dabi, rico en recursos petrolíferos, para Dubái, dependiente del comercio y el turismo, Irán puede ser un socio importante. Dubái perdió su influencia de manera significativa a raíz de la crisis financiera de 2008 y pudo sobrevivir gracias al apoyo de Abu Dabi. El perfil de Abu Dabi y Zayed dentro de la administración de EAU comenzó a ganar importancia a partir de esa fecha.

La económica es el área donde la rivalidad entre los dos es más obvia. Ambos países llevan años elaborando programas y proyectos para salvar a sus economías de la dependencia del petróleo y producir productos de valor agregado. Parece difícil que Arabia Saudita sea capaz de hacer frente a los largos años de experiencia y conocimiento en el campo de la economía y el comercio de EAU, a pesar de su gran esfuerzo en este sentido. La administración saudita se ha dado cuenta de que no es posible desarrollar su economía sin desafiar a EAU en este nivel, al igual que el financiero, comercial y turístico.

Arabia Saudita planea excluir de las licitaciones públicas a las multinacionales que no trasladen sus sedes regionales a su territorio en el marco del Programa HQ. Este paso supone un desafío serio para EAU. La administración de Dubái está muy preocupada por la posibilidad de que estas empresas, especialmente aquellas ansiosas por obtener una parte de los enormes presupuestos de inversión anunciados por Arabia Saudita, puedan abandonar EAU.

El sector del turismo es otra área de rivalidad entre EAU y Arabia Saudita. El turismo destaca como el área de inversión más importante para el Gobierno saudí, que busca salvar a su economía de la dependencia del petróleo. Arabia Saudita pretende convertirse en el centro turístico más grande de la región con su megaproyecto NEOM: una ciudad en la costa del mar Rojo con un presupuesto de inversión de USD 500 mil millones. Las gigantescas inversiones de Arabia Saudita en el sector turístico también son motivo de preocupación para su rival vecino.

La principal prioridad de las inversiones en turismo de Arabia Saudita es lograr que sus ciudadanos pasen sus vacaciones en Arabia Saudita en lugar de países del Golfo como EAU. Según un estudio global, aproximadamente 4,5 millones de turistas sauditas viajan al extranjero cada año y gastan USD 25.100 millones. Los turistas sauditas son los que más gastan en el mundo, con un consumo medio de USD 5.866 por persona, aproximadamente seis veces más que los turistas occidentales.

EAU es el segundo socio comercial más grande de Arabia Saudita después de China. La implementación de aranceles a los bienes procedentes de EAU supone un severo golpe a la economía del país, sobre todo a sus zonas francas. Por ejemplo, la zona franca de la ciudad portuaria de Jebel Ali proporciona empleo a 135.000 personas y contribuye al Producto Interno Bruto del emirato de Dubái en un 30%.

Sin lugar a duda, la rivalidad más feroz entre EAU y Arabia Saudita se vive en su lucha por dominar los mercados energéticos. Parece que la exigencia de EAU de un cambio radical en la cuota de producción a su favor durante la reunión de la OPEP+ enojó bastante a Arabia Saudita, quien acusó a EAU de dar “mal ejemplo” a los demás miembros de la OPEP+. Arabia Saudita es el país líder en la OPEP y desafiar su liderazgo en la organización supone una línea roja para ellos.

En 1977, el shah de Irán solicitó un aumento del precio del crudo del 15% durante una reunión de la OPEP con el fin de poder financiar su intención de expandir su influencia por el Golfo. Los saudíes rechazaron la propuesta alegando que un aumento en los precios no beneficiaría a los países productores. Finalmente, el shah logró persuadir a todos los demás miembros de la OPEP para incrementar los precios. La creciente influencia de Irán en la OPEP molestó a Arabia Saudita y su administración rechazó los precios propuestos por Irán y, en su lugar, empezó a producir crudo por encima de su propia cuota e incluso ofreció descuentos a sus clientes. La jugada de Arabia Saudita le costó a Irán miles de millones de dólares y se vio obligada a negociar créditos con acreedores extranjeros y tomar medidas radicales de austeridad en sus gastos para mantener a flote la economía del país. Este cuello de botella económico en el que entró el país fue uno de los factores que inició el proceso que condujo a la revolución de 1979.

De manera similar, Saddam Hussein necesitaba desesperadamente los ingresos del petróleo para curar las heridas de la guerra con Irán y en 1990 presionó a los miembros de la OPEP, especialmente a Kuwait y EAU, para que aumentaran el precio del petróleo de USD 12 a USD 18. Los saudíes percibieron la invasión de Kuwait por Saddam y el consecuente dominio del petróleo kuwaití como un desafío a su propio liderazgo en la OPEP. De haber conseguido su objetivo, Irak hubiese controlado por sí solo la quinta parte de las reservas mundiales de petróleo. Los saudíes no dudaron en brindar un fuerte apoyo a la coalición internacional formada para derrocar a Saddam. Sin embargo, durante la guerra con Irán (1980-88), Arabia Saudita fue uno de los países que más apoyaron a Irak.

Mirando de cerca al régimen saudí, se puede ver que la estabilidad de este se basa sobre el islam (wahabismo-ideología) y el petróleo (economía-renta). Por lo tanto, el régimen es extremadamente sensible a las amenazas ideológicas y económicas. EAU se ha convertido en el rival económico más importante de Arabia Saudita como consecuencia de sus recientes políticas. La rivalidad entre ambos podría finalizar con una especie de reconciliación, pero una cosa es cierta: los intereses de EAU y Arabia Saudita en áreas como la economía, la seguridad y la energía ya no coinciden de ninguna manera.

  • Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

** Necmettin Acar es el presidente del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Mardin Artuklu, con sede en Turquía.

*** Traducido por Daniel Gallego.

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